El Magazín Cultural

Jaime Segura: "siempre hay que creer y luchar incansablemente por las metas" (Historias de Vida)

En la serie Historias de Vida, creada y producida por Isabel López Giraldo, presentamos a Jaime Segura: "Los Segura somos rolos, cachacos de pura cepa".

Isabel López Giraldo
18 de mayo de 2020 - 08:45 p. m.
Jaime Segura: "Aquí yace un soñador empedernido, amante de la vida, un ser humano que luchó incansablemente por realizar sus sueños". / Cortesía
Jaime Segura: "Aquí yace un soñador empedernido, amante de la vida, un ser humano que luchó incansablemente por realizar sus sueños". / Cortesía

¿Quién es, Jaime?

Soy un soñador, romántico, visionario, emprendedor, amante del arte y de la vida. Con unas metas claras y muchos sueños por cumplir.

Lo invito a que naveguemos en el tiempo. Iniciemos por sus orígenes. 

Los Segura somos rolos, cachacos de pura cepa, una familia grande de muchos hombres, pocas mujeres.

Mis abuelos paternos fueron José Miguel Segura y María Baquero (ambos ya fallecidos), ejemplo de amor y de unión familiar, siempre muy cercanos afectivamente a sus hijos y nietos, por lo que siempre recuerdo unas reuniones familiares muy emotivas y divertidas.

Mi abuelo José fue un muy buen sastre, él cosía, remendaba, pegaba, cortaba, hilvanaba y, según recuerdo, le fabricaba las gorras a la Policía Nacional, tengo la imagen viva de las gorras regadas por todos lados.

Hábleme de su papá, ¿quién era él?

A mi papá, Jaime Alberto Segura, lo admiré muchísimo, fue un gran ser humano, encantador, simpático, inteligente, de muy buen sentido del humor; sin duda un referente muy importante para mí, ejemplo de unión, de entrega, de disciplina y de compromiso, pero también muy riguroso y estricto; debo aceptar que sufrió mucho por mis notas escolares pues, la verdad, nunca fui muy buen estudiante.

Fue un hombre polifacético, sus amigos le llamaban “el hombre orquesta”, porque cantaba, declamaba, actuaba; fue un gran orador y un amante de la escritura, la buena gramática y la perfecta ortografía. Con seguridad mi vena artística proviene de él.

Tristemente murió muy joven, a sus cincuenta y cinco años, y la verdad, no puedo dejar de emocionarme cuando hablo de él (silencio).

¿Y sus abuelos maternos?

Mi abuelo se llamaba Carlos Alberto Fonseca, otro gran hombre que forjó a su familia a punta de arduo trabajo y dedicación. Durante toda su vida estuvo vinculado a una de las compañías más importantes de muebles del país, ARTECTO; de hecho, recuerdo que todos los muebles de nuestra casa eran de allí.

Mi abuela, Leonor Pacheco, fue una mujer extraordinaria, muy simpática y amorosa, toda su vida dedicada al hogar y a la crianza de sus hijos y nietos.

¿Hábleme de su mamá?

Mi mamá es Anita, y qué te puedo decir, ella es todo para mí, el solo mencionarla me emociona. Ella es símbolo de amor, de sacrificio y de entrega absoluta por su familia.

No tengo palabras para expresar el profundo agradecimiento y amor que siento por ella. Siempre ha creído en mí.  Hoy, a sus sesenta y siete años, todavía me apoya en cuanta cosa se me ocurre o emprendo, me respalda en todas mis decisiones y me ha acompañado y apoyado en los momentos más difíciles.

Si existiera una universidad con facultad en formación de mamás, sin duda, ella sería la decana.

¿Cómo se conocieron sus papás?

Fue hacia finales de los años 50 cuando eran muy jóvenes, mi padre tenía diecisiete años y mi madre quince. Se enamoraron perdidamente y producto de ese gran amor nació mi hermano mayor, Roberto. Como era de esperarse la llegada del nuevo integrante de la familia trajo cambios drásticos en la vida de ellos, por lo que a mi papá le tocó ponerse a trabajar desde tan temprana edad para sostener a la nueva familia que continuó creciendo rápidamente ya que llegaron mis hermanos Claudia y Daniel. Diez años después llegué yo para convertirme en el menor y último integrante del clan Segura Fonseca.

Sin embargo, a pesar de la llegada tan abrupta de tantos compromisos, mi papá afrontó con entereza su nuevo rol de padre y esposo, entregándose con gran sacrificio al trabajo requerido para sacar la familia adelante. Se vinculó con la empresa Eternit Colombiana donde tuvo una historia laboral impecable de más de treinta y cinco años.

Él siempre fue un estudiante brillante que se vio obligado a dejar su formación académica ante las nuevas circunstancias que le presentó la vida. Nunca abandonó su vocación por los estudios y, a pesar de que quería ser médico, al pasar tanto tiempo antes de poder regresar a las aulas, se inclinó por la Economía y la Contaduría, dos carreras profesionales que estudió de noche mientras trabajaba de día, dándonos con esto un verdadero ejemplo y  convirtiéndose en un motivo de orgullo para todos nosotros

No contento con tantos años de estudio universitario, siguió su carrera como docente enseñando por muchos años en la Facultad de Economía de la Universidad Jorge Tadeo Lozano.

¿Qué recuerdos de infancia tiene?

La verdad es que tuve una infancia muy feliz, y en general una vida feliz, mi niñez estuvo llena de amor y bellos recuerdos. Los altibajos vinieron después.

En mi casa siempre hubo una formación basada en principiosmorales, valores y honestidad, con límites y disciplina. He tenido desde niño una excelente y muy cercana relación con mis hermanos, aunque he de decir que con mi hermana Claudia ha existido siempre una cercanía especial y una relación muy maternal, porque ha sido mi amiga y confidente, mi mentora y cómplice en cada uno de mis retos profesionales y personales; es una mujer brillante, que construyó una exitosísima carrera en el ámbito corporativo trabajando durante más de  treinta años,  en cargos de altísima responsabilidad a nivel internacional en los cuales siempre se  destacó como una de las mejores ejecutivas del mercado.

Con mis otros dos hermanos, Robert y Dani, sin duda mis mejores amigos pues tenemos una relación de hombres, y ya sabes, entre hombres nos entendemos muy bien (risas). Roberto, el mayor, es un ser humano muy carismático, también de un gran sentido del humor, un tipo ingenioso, emprendedor, dedicado al negocio del ‘e-commerce’ y con muy buenos resultados; él ha sido un soporte fundamental para mi vida aquí en Estados Unidos ya que también decidió emprender esta aventura hace ya más de quince años. Vivir en esta ciudad nos ha unido muchísimo. Daniel, con seguridad el más parecido a mi padre, es un tipo encantador, heredó el amor por los estudios logrando con gran esfuerzo y dedicación dos títulos universitarios muy importantes, su capacidad laboral y de compromiso con sus proyectos lo han hecho merecedor a grandes reconocimientos donde ha trabajado, un verdadero ejemplo para todos nosotros y por supuesto, otro cómplice de mis aventuras.

Un personaje importantísimo en mi vida, y a quién debo un gran reconocimiento y todo mi agradecimiento, es mi tío Hernando, el hermano mayor de mi papá, un hombre brillante, culto como pocos, riguroso con su carrera profesional y de un talento magistral. Fue cofundador de la Orquesta Sinfónica de Colombia y el maestro de Contrabajo más prestigioso del país con una carrera como maestro de más de treinta y cinco años. El tío fue mi apoyo, mi amigo, mi mentor; me atrevería a decirte que fui su sobrino preferido no solo porque nos entendimos a las mil maravillas, sino porque fui su mejor regalo de cumpleaños ya que nací el mismo día que él, un 17 de mayo.

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Entiendo que las mascotas han hecho parte de su vida.

Es cierto, Isa. Recuerdo con alegría el hecho de que en mi casa siempre hubo mascotas. Tuvimos tres perritas “Pomeraneas”se llamaban Muñeca, Gorda y Linda, eran maravillosas, y recuerdo que daban unos cachorros hermosísimos. De hecho, son tres generaciones distintas, pues mi mamá se iba quedando con una nueva en cada camada; es que, en verdad, eran irresistibles (risas).

Los perros son seres de los que aprendemos tanto y que entregan su amor de manera incondicional.

También tuvimos a Nicky, un French Poodle, y a Víctor, un pollo que se creció después de que me lo regalaron en una Feria Exposición de Bogotá. Y, aunque no lo creas, todos eran amigos, perros y pollo. Imagínate.

¿En qué colegio estudió?

En el Champagnat, de los Hermanos Maristas, a quienes les debo buena parte de mi formación académica y espiritual.

Conservo muy buenos amigos de infancia y juventud con quienes compartí una época inolvidable de mi vida,

¿Qué aficiones tenía?

Siempre me apasionó el cine, nada mejor que ir a ver una buena película. Recuerdo de aquella época películas como Gandhi, La Novicia Rebelde, Superman, E.T.El Último Emperador y muchas más.

He sido un amante de la música, en especial de la Salsa, fui DJ y tuve mi propia ‘minitk’ de la cual aún recuerdo su nombre y ‘slogan’, “ABADIA PRODUCCIONES” – “La Creación del Sonido” (risas).

También me han gustado siempre los deportes, evidentemente más que practicarlos, seguirlos, amo el fútbol y soy un hincha furibundo del Fútbol Club Barcelona.

Al graduarse del colegio, ¿qué decidió estudiar?

Recuerdo claramente que quería ser actor, sentía una gran pasión por las artes dramáticas seguramente por su estrecha relación con el cine y porque siempre resultaba siendo el centro de atención de las fiestas y reuniones contando chistes y haciendo imitaciones, lo cual dejaba ver que tenía algún talento histriónico, y la verdad es que hoy veo los videos de la época y me da muchísima pena todo eso que hacía. Le dije a mi papá que quería ser actor, me miró fijamente y me dijo: “Te estoy hablando en serio, ¿qué quieres estudiar?”. Me llamó al orden y me aterrizó a la realidad en treinta segundos.

Entonces con el apoyo de los psicólogos y orientadores del colegio quienes a través de diferentes pruebas de aptitud vocacional me ayudaron a entender que lo mío era el aspecto social, el arte, la lúdica, y así fue como decidí estudiar Comunicación Social. Me presenté en la Javeriana, en la Tadeo y en La Sabana. Comencé en la Universidad de La Sabana, estuve allí dos semestres, pero no me gustó su pensum porque estaba más dirigido al periodismo investigativo. Busqué la manera de que me aceptaran por transferencia en la Javeriana con tan buena fortuna que lo conseguí.

La Javeriana tenía un pensum mucho más dinámico y acorde a lo que buscaba en el área audiovisual, además con opciones para hacer énfasis académicos en diferentes ramas de la comunicación, y es allí donde realmente nace o se consolida mi pasión por el mundo del cine y la televisión.

¿Y la actuación?

Ese fue un tema que siguió dando vueltas en mi cabeza sin parar y ya, cuando entraba en la recta final de mi carrera profesional, junto con mi novia de aquel entonces, Sandra, otra apasionada del arte dramático, finalmente comencé a estudiar actuación en la academia del maestro Rubén Di Pietro.

Hoy día, si bien no ejerzo como actor, el haber estudiado esos dos años con grandes maestros como Rubén y Roberto Marín, me han servido para forjarme como un director que conoce desde la esencia del trabajo actoral, la creación de los personajes y sus universos.

¿Llegó a actuar?

Evidentemente, en la academia participé en un par de obras de teatro con público limitado, lo cual fue una experiencia maravillosa, también tuve la oportunidad de hacer un par de personajes en televisión, actué en algunas novelas de la época gracias a que ya comenzaba mis primeros pasos como asistente de Producción con RTI Televisión que se convertiría, además, en mi casa mentora, por allá en el año 1996.

Una anécdota que jamás podré olvidar es cuando surgió un personaje llamado “Hugo Torres”, en la novela “Yo Amo a Paquita Gallego” del gran escritor Julio Jiménez y de la cual yo fui coordinador de Producción. Se me ocurrió pedirle permiso al director Juan Pablo Posada para hacer ese personaje que, según se leía, no iba sino en unas cuantas escenas. Juan Pablo, muy querido, me dijo “hágale” y así comencé a interpretarlo, pero el personaje creció más de lo esperado y, a pesar de que para mi estaba siendo muy divertido pues resultaron entrevistas en revistas y toda la cosa, después se me armó un lío tremendo con el gran jefe, el gerente de Producción de aquella época, que era bravísimo y quin me metió una vaciada la macha al tiempo que prohibió actuar, desde ese momento, a quien trabajara detrás de cámaras. Recuerdo muchísimo cómo se burló a más no poder de mi foto en aquella revista.

¿Y su papá cómo reaccionó ante esto?

Pues, tristemente te cuento que llevaba cuatro años estudiando cuando mi papá falleció y pues ya no se halló a estos eventos.

Mi grado universitario fue un evento muy importante en mi vida en el que él ya no estuvo presente, lo que me dolerá siempre (silencio).

¿Cómo ha sido su recorrido profesional?

Ha sido una larga carrera de constante crecimiento y aprendizaje. He desempeñado diferentes cargos que han ido formando al profesional que soy hoy en día. Desde ser asistente de Producción, primer asistente de Dirección, hasta lograr la soñada oportunidad de convertirme en director. Comencé dirigiendo novelas, luego series de televisión, spots publicitarios, hasta lograr lo más bello y a lo que le estoy apostando con todo mi corazón hoy día, el Cine.

Como ya te conté, trabajé varios años para RTI Televisión adquiriendo una gran experiencia y aprendiendo lo que es el mundo real de este medio tan apasionante pero tan complejo. Sin embargo, en algún momento de “crisis existencial”, entre comillas por favor, (risas), comencé a cuestionarme sobre mi futuro, no sentí que tuviera un norte claro, que mi carrera estuviera yendo hacia una meta específica y, menos aún, que fuera a cumplir mis sueños de dirigir.

Sumado a eso, la situación del país en ese momento era muy complicada, los salarios verdaderamente vergonzos, y la economía en general no andaba bien, se vivían los coletazos de la mafia y toda la inseguridad que esto conllevaba.

Entonces tomé la decisión de probar suerte viajando a los Estados Unidos, aproveché que tenía familia muy cercana que me podía apoyar y también que ya hablaba inglés gracias a que recién me gradué me fui un año a estudiarlo en Washington D.C.; una oportunidad que le agradeceré por siempre al tío Hernando y a mi hermana Claudia quienes nunca dudaron que esa sería una gran inversión para mi futuro profesional y personal. Hablar inglés ha sido determinante en mi carrera, me ha abierto caminos y me ha facilitado el poder vivir hoy día aquí, en este gran país.

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¿Cómo ha sido vivir su “sueño americano”?

Ha sido un largo trasegar con muchos altibajos y situaciones que me han llevado a la desesperanza, pero de los cuales siempre he podido salir adelante gracias a Dios y al apoyo inmenso de mi familia.

He vivido muchísimas experiencias y anécdotas que, estoy seguro, muy pocos pueden imaginar sobre lo que es verdaderamente vivir el famoso “sueño americano”.  Sin embargo, me enamoré del sistema de vida, me deslumbró Miami, una ciudad maravillosa que me ofrecía paz, calma, orden y lo más importante, esperanza. Una ciudad que me dio la oportunidad de vivir junto al mar, algo que, con el tiempo me di cuenta, siempre anhelé.

Y bueno, después de seis meses, que es el tiempo que te dan de permanencia al entrar, y después de haberme enamorado por completo del país, tuve que regresar a Colombia porque no quise quedarme de manera ilegal. Fueron seis meses de decisiones, pero sobre todo, de entender que si quería vivir aquí no sería un proceso para nada fácil, ni sencillo.

¿Qué pasó a su llegada al país?

La felicidad de ver a mi familia fue algo indescriptible, reunirme con ellos y reír sin parar siempre será algo que no tiene comparación. Yo soy muy orgulloso de mi patria y llevo con tanto amor y pasión mi sangre colombiana, sin embargo, y, aunque seis meses al final no es mucho tiempo, si sentí fuerte el cambio, readaptarme me costó un poco de trabajo. Creo que desde el día uno de mi regreso decidí que mi vida estaría aquí en los Estados Unidos.

Al llegar a Bogotá rápidamente se me presentó la oportunidad de participar en mi primer rodaje cinematográfico al lado del maestreo Jorge Alí Triana en la película “Bolívar Soy Yo” un filme de gran renombre nacional e internacional y en el cual desde la Coordinación de Producción tuve la fortuna de aprender y vivir una de las mejores experiencias de mi carrera.

Ahí comprobé que definitivamente ese era mi mundo. Decidí, entonces, que haría todo lo que estuviera a mi alcance para poder regresar lo antes posible a Miami para buscar, en un país que, según yo, me ofrecería un gran futuro en la industria cinematográfica. Regresé en el año 2001.

¿Suena a que esta vez sí lo logró?

Yo te diría con orgullo y emoción que sí. Siento que he logrado consolidarme como un profesional íntegro y experimentado en mi área; a nivel personal y, a pesar de los altibajos, he forjado un ser humano apasionado que lucha por sus sueños y su felicidad sin importar las circunstancias.

Precisamente por eso para mí es importante contarte que hace ya varios años vengo trabajando en un proyecto muy personal que cuenta mi historia de vida como inmigrante en los Estados Unidos y el periplo que viví para hacerme legal en este país. Un proyecto que aspiro pueda convertirse en una película en la cual muchos se puedan reflejar, y que espero sea reveladora para aquellos que piensan emprender una aventura de tal magnitud.

Será una historia que diste mucho de lo que se ha contado hasta el momento sobre este tema; no se trata de ese inmigrante que sufre tortuosamente en el cruce de la frontera, ya sabes, con los coyotes, el río, la “migra”, en fin, la triste realidad que ya todos conocemos. Mi historia expondrá la otra realidad, la del inmigrante que, ya estando en el país, sufre todos los procesos de ley para alcanzar los tan anhelados “papeles”.

Cuénteme sobre los aspectos más relevantes de su historia.

 Todo comienza recién regreso a Miami en el 2001 cuando el destino me lleva a conocer a una persona que marcaría mi vida y con quien compartiría la primera parte de esta historia, para mí, hoy, fascinante. Una mujer que, además, me daría la felicidad más grande que he podido tener y la experiencia más bella que he podido vivir, la de ser padre.

Alejandro mi hijo, llega como protagonista a esta historia con una misión clara, la de ser mi maestro en muchos aspectos de vida, también a enseñarme lo que es el amor puro y verdadero, y, asimismo, el valor de las palabras compromiso, responsabilidad, lucha y entrega total, absoluta y desinteresada. Él se convirtió en mi motor y soporte para seguir adelante sin importar todo lo que vendría en el camino.

Este es un nuevo comienzo.

Sí claro, definitivamente, porque a partir de ese momento mi vida cambió radicalmente. Pasé de vivir solo e independiente a tener una gran familia, y digo “gran” porque Ximena, la madre de mi hijo Alejandro, ya tenía dos hijas, con quienes también compartimos momentos únicos e inolvidables.

Por otra parte, y dadas las nuevas circunstancias, evidentemente mi proyección profesional sufrió un giro inesperado, o mejor, se puso en pausa, ya que las nuevas responsabilidades me llevarían a tomar decisiones inmediatas para poder luchar junto a Ximena por el sustento de la nueva familia.

Y el sol brilló cuando tuvieron al bebé en sus brazos.

Tal como lo dices. La plenitud y alegría llegaron a nosotros con el nacimiento de Alejandro, pero también la zozobra porque el tiempo se me terminaba y si no encontraba una solución pasaría a ser un ilegal más en un país, que, si bien me encantaba, se convertía en ajeno y muy exigente.

¿Qué hizo?

Pues lo que hacen todos, comenzar a trabajar en lo que se pudiera y representara una entrada económica; trabajé como mensajero, como cajero en una gasolinera; gracias a mi tío Carlos, hermano de mi mamá y otro gran protagonista y apoyo de esta historia, pude entrar a la empresa donde él trabajaba, una compañía de distribución de correo masivo. Recuerdo que me tocaba cargar y jalar los bultos del correo de un lado para el otro.

También trabajé en un centro de atención telefónica de seguros médicos para viajeros, con turnos nocturnos y dándole seis días a la semana, en fin, trabajé en lo que fuera, siendo esta una gran lección de vida ya que distaba mucho de las grandes producciones de cine con las cuales soñaba y en las que ya me había probado.

Y déjame decirte que, de la misma forma lo hizo Ximena, quien trabajó incansable hasta los ocho meses de embarazo. Su tesón fue decisivo para nuestra supervivencia.

Trabajar con visa de turista no le iba a garantizar el poder quedarse.

Es cierto, por eso no descansé buscando todas las opciones y recursos posibles para poder solucionar el tema de mis papeles.  Y es allí cuando comienza una montaña rusa de emociones y de situaciones que son precisamente el epicentro de la película y por lo que te pido me entiendas no entraré en detalles. Sin embargo, fueron momentos de extrema tensión, de terribles injusticias, de fraudes y robos flagrantes, de mucho dinero perdido, de llanto y temor, de riesgos impensables y de pruebas superadas, pero también de fe y esperanza.

Creo que la gran enseñanza de todo eso es que siempre hay que creer y luchar incansablemente por las metas y objetivos, sin bajar la guardia y siempre, SIEMPRE con FE.

Superada esa etapa qué pasó con su carrera profesional.

Dentro de ese largo periodo y una vez solucionado el problema de los papeles y mi legalidad para permanecer en el país, tuve la fortuna de comenzar a trabajar con Telemundo Studios realizando importantes telenovelas y series que me dieron una gran experiencia en el desarrollo de mi profesión. Con ellos también tuve la oportunidad de dirigir en México, país fascinante y de donde guardo muy gratos recuerdos y amigos entrañables. Dirigí allí, series tales como “Señora Acero” y “El Señor de los Cielos”, temporadas 3 y 4, una experiencia que marcó mi carrera y me consolidó como director.

En algún momento, durante todos esos años dirigiendo para Telemundo, se me presentó la oportunidad de trabajar en San Antonio, Texas, ya que una empresa local de producción y promociones me invitó a ser parte de su equipo como director del Departamento de Producción de Contenidos. A esa empresa, llamada “Hispano USA”, le debo muchas vivencias y grandes experiencias a nivel profesional y personal, con ella hice varios viajes por el mundo y me estrené como director de un formato, también apasionante, el de los ‘Spots’ publicitarios y todo lo referente a promociones y mercadeo. Allí viví casi cinco años y regresé a Miami, de ‘vuelta a casa’, a trabajar con Telemundo una vez más.

Por circunstancias de la vida, el 2018 vuelve a ser una época de retos, tuve que sobrellevar algunas pruebas a nivel personal y emocional. Y una vez más, gracias a mi familia siempre presente, a la fe en Dios y a mis ganas de salir adelante, logré superar la crisis causada por el rompimiento con mi pareja de ese momento. Pero como siempre, de toda crisis resultan cosas muy positivas y gracias a un entrenamiento de transformación personal que se presentó en el momento preciso, pude encontrar una nueva luz que me guiaría al proceso que estoy viviendo en este momento.

Descubrí que me haría muy feliz si, desde mi experiencia profesional, pudiera desarrollar mis propios contenidos, pero te digo, contenidos de valor, que toquen, concienticen e inspiren a la humanidad.

Y es que este nuevo altibajo me llevó, de manera prácticamente obligada, a hacer una especie de “détox de televisión” permitiendo que todo fluyera aun mejor para encontrar, la que considero, es mi verdadera esencia o vocación, crear y desarrollar contenidos de gran impacto social a nivel cinematográfico.  Es entonces cuando el universo comienza a conspirar y me lleva a reconectar con dos grandes amigos, Oscar Cortés y Juan Pablo Puentes, quienes además se convirtieron en mis cómplices para la realización de estos contenidos que tanto me apasionan.

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Hábleme un poco de esos contenidos, ¿qué ha hecho?

Como te has dado cuenta creo firmemente en el constante movimiento de la energía, en la mente positiva y la visualización, y es por lo que soy un convencido de que el universo siempre va a conspirar a tu favor, si tus desos  los declaras,de manera convencida  y con fe. .

Hace un año, más o menos, en el inicio de la búsqueda de contenidos y en pleno proceso creativo, tuvimos la oportunidad, (con Oscar y Juan Pablo), de ser invitados por dos importantes productores, Jorge González y Nelson Bustamante, a participar en un proyecto fascinante que tenía como objetivo denunciar la tortura indiscriminada a civiles y militares por parte del régimen en Venezuela. Creamos una pieza muy impactante y sensible, que dura tres minutos quince segundos, bajo el título de “Cuánto Dura Un Minuto en la Vida de un Torturado”, yo fui el director y con orgullo te cuento que con esta obra ganamos tres premios EMMY.

Asimismo, te comparto con gran felicidad, que el año pasado produje la que será mi “Opera Prima” a nivel cinematográfico.  “The Cage” es un cortometraje que nace gracias a que tuve la oportunidad de conocer de cerca la fundación “Glory House of Miami” una organización sin ánimo de lucro que se dedica al apoyo y soporte de las mujeres víctimas del tráfico de personas.

Como podrás imaginar, las historias que escuchas allí son terribles, muy tristes y verdaderamente increíbles. Mi corto se basa en la historia de una de estas mujeres que causó en mí un gran impacto y mucho dolor por tratarse de una historia con connotaciones completamente diferentes y abrumadoras.

Y bueno, una vez más, junto a mis colegas y cómplices, Oscar y Juan Pablo, llevamos a cabo la realización de esta historia que más allá de lo fuerte e impactante, busca hacer un llamado de atención a la sociedad para que abramos los ojos ante un negocio ilícito que, tristemente, se ha convertido en uno de los tres de mayor rentabilidad en el mundo.

Ahora bien, esta película ha sido bendecida desde el primer momento que comencé a escribirla, se sumaron amigos actores de la talla de Raúl Méndez y Erik Hayser, así como amigos profesionales de la industria y familiares quienes trabajaron, sin cobrar un peso, apoyando esta iniciativa que hoy es una realidad. Pero, sin duda, a quienes debo todo el agradecimiento y reconocimiento, una vez más, por su entrega total y absoluta en el proyecto, es a mi mamá y a mi hermana.

Claudia, con todo el amor y la pasión, creyó en la historia desde el día uno y se convirtió sin dudarlo un segundo en la productora capitalista del corto, así que ya te imaginarás mi emoción y orgullo (silencio).

La idea es llevarlo a los principales festivales de cine del mundo y moverlo entre productores independientes o grandes estudios para buscar patrocinio con el objetivo de hacer un largometraje de esta historia.

¿Qué es lo más reciente que ha producido?

Tuve el privilegio de ser invitado por el canal TeleCaribe para dirigir una serie llamada “Breicok” la cual está a pocas semanas de salir al aire, no solo por TeleCaribe, sino por catorce cadenas más a nivel latinoamericano.

Este proyecto trae consigo grandes emociones porque se convirtió en mi primera vez dirigiendo en mi país natal y además en una ciudad absolutamente maravillosa como lo es Barranquilla. Asimismo, tuve el honor de dirigir a grandes talentos como el maestro Julio César Luna, mi buen amigo Julián Gil y la bella Eileen Roca.

Curiosamente, gracias a esta serie volví al ruedo de la actuación haciendo un personaje muy corto pero importante ya que mis escenas las hago, ni más ni menos que junto al gran maestro Julio César Luna.

Qué maravilla, felicitaciones. Ahora, cuénteme hasta dónde quiere llevar su carrera.

Mi mayor sueño, como el de muchos colegas que trabajan en esta industria, es ganarme un premio Oscar de la Academia. Lo visualizo, lo sueño y lo declaro todos los días y trabajo con constancia y determinación para conseguirlo.

También quisiera pensar que, más adelante, podré dejar una huella en las nuevas generaciones, enseñando desde mi conocimiento y experiencia todo lo referente a este maravilloso arte de la dirección cinematográfica. Será, además, una manera de continuar un legado, rindiendo honor a la carrera pedagógica de mi padre.

¿A qué lugar no regresaría nunca?

A esa palabra ‘nunca’ le tengo mucho respeto por lo que prefiero no usarla, pero además he de decirte que, gracias a mi profesión, he podido viajar por todo el mundo y en verdad no se me ocurre un lugar al cual no desearía regresar, más bien le daría prioridad a algunos países que me faltan por conocer.

 ¿Qué temores lo invaden?

 En este preciso momento de crisis por la pandemia mundial del Covid – 19, temería mucho a que se genere un caos mundial del cual nos sea muy difícil recuperarnos.

 ¿Qué le hace perder su equilibrio?

 Sentir en riesgo a mi familia, a mi hijo. Mi familia lo es todo para mí, por lo mismo es mi talón de Aquiles.

 ¿Dónde está su paz?

 En Dios Nuestro Señor, creo que Él es mi refugio y mi luz. Inmerso en la oración siempre encuentro sosiego y paz.

¿Qué color es?

Azul

¿Qué hay en sus silencios?

Miles de ideas que no paran de ir de aquí para allá por mi mente. En muchos de mis silencios hay nostalgia y gratitud, hay planes y sueños por cumplir.

¿Cuál es su mayor talento?

Creo que sería mi alto nivel de sensibilidad ante la estética visual o ante la narrativa audiovisual del encuadre.

Me gusta analizar todo en detalle por lo que difícilmente se me va algo sin que lo noten mis sentidos. Bueno, esto puede ser una cualidad o un defecto, no lo sé.

Tengo además una muy buena memoria, casi fotográfica, que me permite recordar momentos y anécdotas, canciones y películas, directores y actores que me sirven como reseñas constantes en la creación de mi obra y personajes.

¿Qué le gusta dejar en las personas que se acercan a usted por consejo?

Honestidad.

¿Cuál debería ser su epitafio?

Aquí yace un soñador empedernido, amante de la vida, un ser humano que luchó incansablemente por realizar sus sueños, un hombre que cayó y se levantó una y otra vez, que amó apasionadamente y se entregó sin medida a su familia, a sus sueños y a su propio ser. Un hombre de fe.

Por Isabel López Giraldo

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