El Magazín Cultural

José Antonio Abreu, el director que hizo de la música un derecho social

El músico venezolano, que falleció el pasado 24 de marzo, es quizás el exponente más importante de la música latinoamericana moderna. Fue, además, el creador del El Sistema, un modelo de enseñanza musical reconocido internacionalmente.

REDACCIÓN CULTURA
26 de marzo de 2018 - 12:10 p. m.
Al primer ensayo que convocó Abreu para crear El Sistema, solo llegaron 11 músicos. Pero había convocado a 100. / Leo Ramirez. AFP
Al primer ensayo que convocó Abreu para crear El Sistema, solo llegaron 11 músicos. Pero había convocado a 100. / Leo Ramirez. AFP

Más de 200 músicos vestidos de negro y con chaquetas de la bandera venezolana rodearon un ataúd de color marrón, que custodiaban dos guardias oficiales de Venezuela. No podían ser menos en el concierto para despedir al maestro José Antonio Abreu, el cerebro detrás de un modelo de educación musical que le dio a millones de jóvenes y niños venezolanos de bajos recursos la oportunidad de aprender a leer una partitura o a tocar un instrumento.

Por última vez, Abreu escuchó a la orquesta que él ayudó a formar, interpretar un repertorio que solo las grandes agrupaciones internacionales han logrado dominar. Fue él el director de orquesta encargado de que un grupo de jóvenes músicos venezolanos de los estratos más bajos de su país, lograron equipararse con orquestas como la Filarmónica de Berlín y la Orquesta de Los Angeles. ¿Cómo lo hizo? A través de lo que llamó El Sistema.

Desde pequeño, quiso ser músico. Lo logró, con el apoyó de su familia y maestros. Pero más allá de poder tocar las notas perfecto, o de interpretar las partituras de manera ejemplar, Abreu tenía otro objetivo en mente. Quería, por encima de alcanzar su perfección musical, que todos los niños y jóvenes venezolanos tuvieran la oportunidad de ser músicos, sin importar su raza, o estrato. Una oportunidad igual a la que él tuvo.

Su Sistema arrancó en el verano de 1975. Con la donación de 50 atriles, Abreu convocó a 100 músicos de Caracas para fundar lo que hoy se conoce como la Orquesta Sinfónica Juvenil de Venezuela. Pero solo llegaron 11. Su concentración se enfocó justamente en esa pequeña agrupación musical, pues estaba seguro que ellos podían replicar en sus barrios, colegios y con amigos, el objetivo primordial de su trabajo: crear un sistema de orquestas y coros en toda Venezuela, y convertir a la música un derecho social.

Hoy, se calcula que existen 300 conservatorios fundados por Abreu y que más de dos millones de estudiantes han pasado por sus aulas. Es decir, El Sistema ha formado a tres generaciones de músicos venezolanos, el 85 % de ellos, provenientes de los sectores más necesitados de Venezuela. El maestro Abreu era un convencido del poder de la música para transformar sociedad. Su convicción la reveló en el discursó que recitó cuando la TED Ideas worth spreading (en español: ideas que valen la pena divulgar) reconoció su trabajo en 2009, con el premio más importante de su organización.

“Hemos creado en Venezuela, no conservatorios de música como tal, sino escuelas de vida. Cantar y tocar juntos significa convivir de manera entrañable en ánimo de perfección y afán de excelencia”, explicó Abreu. Sabía, por experiencia propia, que un violinista o un cantante podía pasar tres o cuatro horas de ensayo en un lugar segura, en vez de estar en las calles, a merced de la violencia pandillera, la prostitución y las balas perdidas.

Su labor en El Sistema, no solo fue reconocido por TED. Abreu ganó en 2008 el Premio Príncipe de Asturias de las Artes, recibió cientos de condecoraciones en Venezuela, y fue nominado en varias ocaciones para ganarse el Nobel de Paz. Simon Rattle, uno de los directores de orquestas más respetado en la actualidad, defendió la nominación de Abreu al premio de paz pues sabía de primera mano que el inmenso legado de su trabajo en la educación musical y personal de millones de músicos en Venezuela era inmensurable.

Rattle, en una entrevista para el periódico The Guardian, comparó a Abreu con Nelson Mandela. “Hay ciertas personas que le han dado tanto a tanta gente en este mundo que terminar conectándose. Entiendo que estamos hablando de un premio de paz y habrá gente que sostiene que Abreu no está terminando una guerra. Pero yo he estado en los barrios en donde El Sistema funciona y es una zona de batalla. Quienes viven en estas partes de Venezuela, están en una zona de guerra”, señaló Rattle.

Abreu, en vida, no ganó el Nobel. Pero ganó la admiración del mundo musical internacional por la calidad a la que logró llevar a agrupaciones como la Orquesta Sinfónica de Venezuela, catalogada por la revista Tiem hace un año como una de las mejores del mundo. La agrupación ha tocado en los escenarios más importantes: como el Royal Albert Hall en Londres, el Konzerthauss de Viena, el Teatro Alla Scala en Milán y la Salle Pleyel en París, entre otros, y es la cuna de músicos de la talla de Gustavo Dudamel, Diego Matheus, Christian Vásquez, Jesús Parra y Edicson Ruiz, quien tiene una silla principal en la fila de contrabajos de la Filarmónica de Berlín.

Dudamel, quizás el exponente más famoso de El Sistema, se despidió de su maestro en una carta que publicó el periódico El País de España. “La música y el arte han perdido a una de sus más luminosas figuras. El maestro José Antonio Abreu, como nadie en nuestros tiempos, nos enseñó que el arte es un derecho universal y que la inspiración y la belleza transforman irreversiblemente el alma de un niño, convirtiéndolo en un ser humano más pleno, más sano, más completo, mas feliz y, por ende, en un mejor ciudadano”, escribió el director de la Filarmónica de Los Ángeles.

El futuro de El Sistema en Venezuela es incierto. Varios de los músicos allí formados han explicado que la situación en su país los ha obligado a exiliarse, y los profesores han tenido que recurrir a otros trabajos por falta de salarios dignos en sus labores de maestros de música. Sin embargo, el compromiso de los aprendices de Abreu, como Dudamel, pueden ser la garantía de que la excelencia, el compromiso de los músicos venezolanos y que la música como un derecho social, perdure  para siempre.

Por REDACCIÓN CULTURA

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