El Magazín Cultural

La Esquina Delirante LIV (Microrrelatos)

Este espacio es una dentellada a la monotonía mediante el ejercicio impulsivo y descarado de la palabra escrita. En tiempos fugaces, como los nuestros, en los que la inmediatez y la incertidumbre parecen haberse apoderado de nuestra cotidianidad, el microrrelato se yergue como eficaz píldora psicoterapéutica.

Autores varios
05 de diciembre de 2020 - 07:49 p. m.
"Javier se ha saltado el toque de queda", "Sonríe", "Vacío", "Chat noir", "Las escondidas" y "El brillo de las estrellas", son los títulos de esta edición de "La esquina delirante".
"Javier se ha saltado el toque de queda", "Sonríe", "Vacío", "Chat noir", "Las escondidas" y "El brillo de las estrellas", son los títulos de esta edición de "La esquina delirante".
Foto: Carlos A. Cortés Martínez

Javier se ha saltado el toque de queda

Javier nunca fue muy partidario de los protocolos, los protocolos en ningún ámbito. Y menos ahora, que han cerrado los bares a partir de las diez. Estuvo mirándose al espejo, se atusó su barba, irguió la mirada y salió decidido a la calle. Era el ligón del barrio, las calles para él solo, que extendían su alfombra de pavimento para que él pasara, las ventanas de las casas cerradas como si fuera el día más gélido del invierno, la luna le miraba con ojos de dama cortesana…Todo era perfecto para convertirse en el galán de la noche. De repente, dos agentes de policía interrumpieron su paseo paradisiaco:

-Hay toque de queda-le informaron.

-¡Kirikiki…!

-Que sea un gallo, no le exime del toque de queda, caballero. Las restricciones afectan a todos los seres vivos, de cualquier índole, procedencia y raza.

El gallo elevaba la cresta en señal de distinción.

-Le pongo una multa por rebelión a la autoridad. Si persiste, cercaremos el corral durante catorce días.

El gallo se ponía como un gallo y no cejaba de su actitud cerril.

Celia Ortiz Lombraña (Desde España)

***

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Sonríe

Nos reunimos más de cincuenta pacientes en la comisaría, a las ocho de la mañana.

─ ¿Qué significa esto? ─gritó uno de los policías─ esto no puede ser, por favor respeten la distancia de seguridad.

Todos nos fuimos esparciendo por los andenes y las esquinas, mirando al suelo alfombrado de hojas amarillas y marrones. Policarpa se acercó a la entrada donde se encontraban los policías hablando por el radioteléfono «venimos a presentar una denuncia conjunta contra la clínica dental “Sonríe”, son unos estafadores, ladrones, hijos de Lucifer…».

─Señorita no pueden estar aquí, son demasiados, hay que respetar las distancias, estamos en un momento complicado. Me han dado la orden de que les diga que se vayan, y que cada uno ponga la denuncia pertinente en la comisaría de su barrio, ya sabe, para no colapsar, además hay que respetar las…

La gente se fue marchando, algunos chupando un cigarrillo… Policarpa se quedó en la esquina hablando con dos ancianos, les sobaba de tanto en tanto los hombros.

─Tranquilos, se hará justicia ─dijo Policarpa.

─Hija, la suerte que tenemos es que es obligatorio llevar mascarillas, imagínate, no tenemos ni un diente, nos alimentamos con purés y pan Bimbo…

Verónica Bolaños

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Vacío

-Ok, saltemos al vacío.

-Pero… no hay malla de seguridad…

-No importa, esa la llevamos dentro.

Sangre de Lagarto

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Chat noir

Ya anochece cuando escribo estas letras, afuera, y a través de la ventana, el sol ya se ha puesto su piyama rojo-amarillo para irse a la cama, mientras que la luna se prepara con sus mejores galas para pasear por la noche. Hoy ha sido un día lluvioso de vientos suaves y de un sol que, a regañadientes, sale y se oculta como permitiendo que la lluvia sea parte de la historia de este día. Noir mi gato negro me mira con esa mirada indescifrable y serena que sólo los gatos pueden tener, y que dicen muchas cosas; tal vez ahora quiera dormir, comer o soñar, pero no importa, está a mi lado, como cuando desde chico saltaba sobre mi cama y me mordía ligeramente las orejas, y después daba vueltas sobre sí mismo celebrando la broma. Dormía a mis pies, calentando mis plantas con ese su pelaje más negro que la noche, y así hasta la aurora, entonces despertaba y pasaba su pequeña lengua por mi nariz para darme los buenos días. Ya tiene tres años y aún es juguetón con momentos muy serios de un gato responsable y maduro, con esa filosofía de que aunque con pocos años la sabiduría ancestral de los gatos y de la vida están presentes; yo lo quiero como una extensión de mí, él gato y yo humano, sorprendidos ambos por la magia de la vida. Ya es noche cerrada, las estrellas hacen presencia con esos guiños lejanos y multiplicadas por el cielo, mientras aquí... Noir y yo nos dormimos despreocupados, soñando cada uno nuestros sueños...hasta que llegue la aurora.

Al Agus

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Las escondidas

Te busqué hasta el fin del universo para encontrarte y, cuando menos lo imaginé, al darme por vencido, me di cuenta que te ocultabas en el sitio que menos se me pudo ocurrir, arriba de mi cabeza. Mis lentes.

Abel Jorge Giménez

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El brillo de las estrellas

En el desierto el sol cae en la lontananza del horizonte infinito. A la noche, acostados al relente, seguimos el vigor de las estrellas. “Mira qué hermosas” dice ella elevando el

índice. Yo la abrazo, ella me besa y luego solo nos quedamos mirándolas. Las vemos tiritar eternas, en una silenciosa danza de luz. Es como si respiraran y se llenaran de claridad. Parecen buscar el nimbo blanquecino de la luna cómplice. Su voz me susurra al oído:

− ¿Sabes lo que le cuesta a una estrella poder brillar?

− No. ¿Qué?

−Un montón de oscuridad –dice y se arruncha más a mi cuerpo.

Yo me vuelvo hacia ella con una amplia sonrisa. Ahora soy yo quien la besa.

Reynaldo Bernal Cárdenas

Para terminar el difícil 2020 buscamos relatos positivos, optimistas, de máximo 200 palabras. Pueden enviarlos a laesquinadelirante@gmail.com. Síganos en Instagram, #laesquinadelirante.

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