El Magazín Cultural
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La Esquina Delirante XLVI (Halloween)

Este espacio es una dentellada a la monotonía mediante el ejercicio impulsivo y descarado de la palabra escrita. En tiempos fugaces, como los nuestros, en los que la inmediatez y la incertidumbre parecen haberse apoderado de nuestra cotidianidad, el microrrelato se yergue como eficaz píldora psicoterapéutica.

Autores Varios
31 de octubre de 2020 - 07:00 p. m.
"El enamorado", "Víspera de difuntos", "Los poderes del maestro Funk", "Venganza", "S1, S2, S3…", son los títulos de esta edición de microrrelatos.
"El enamorado", "Víspera de difuntos", "Los poderes del maestro Funk", "Venganza", "S1, S2, S3…", son los títulos de esta edición de microrrelatos.
Foto: Laura Villa

El enamorado

Ana me invitó a su casa en la noche de un martes; una invitación extraña, a juzgar por la hora. Sin pensarlo le dije que sí. Decidir es el peor de los castigos, prefiero que decidan por mí. Me llevó de la mano hasta la puerta de su casa; todo era oscuro y no conocía el camino. No me dejó entrar, me prometió que lo haría, pero que no era el momento. Esperé hasta su llamada. Llevaba mucho tiempo esperando, sospecho que pasaron algunas horas porque el cielo empezaba a clarear. Ensayé unos pasos hacia el interior de la casa, pero no fui capaz, me faltaba la mano de Ana. Finalmente me llamó. Crucé la sala principal, fatigué unos pasillos confusos y entré en varios dormitorios, pero no la encontré. Seguía escuchando su voz, aunque lejana. La esperanza de encontrarla me impacientó. Supe que me llamaba desde el patio; cuando llegué, le estaba soltando el collar a su perro. — ¿Me has traído para mostrarme a tu perro? —, le pregunté; piadosa de mí, Ana asintió con un intento de sonrisa. Las primeras mordidas dolieron hasta el vértigo; ahora no sangro. Todas las noches voy a la casa de Ana.

Juan Sebastián Padilla Suárez

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Víspera de difuntos

Es noche de Halloween, del año 2020, el comercio en pleno tratando de vender para recuperar las perdidas por causa de la pandemia; el plenilunio en el firmamento parece acompañar al río de súper héroes, brujas, hadas, magos, animales, monstruos… que corren con el rostro cubierto con un tapabocas, gritando y tocando en cuanta puerta se les cruza en su camino. En la entrada de cada tienda o negocio se encuentra un hombre cubierto con una capa negra y capucha del mismo color. Van llenando las calabazas a su paso con dulces de todos los colores. Transcurrida la jornada, y ya pasando la media noche, el viento haciéndose sentir, golpea árboles, partiendo ramas que vuelan por los tejados y golpean todo a su paso; los hombres hinchan sus capas para luego desaparecer tras las nubes. Al amanecer del primero de Noviembre, los noticieros informan el éxito en ventas y de la reactivación de la economía, mientras el virus letal se apodera de los cuerpos multiplicando su descendencia. El día de muertos que sigue el Halloween lo celebra la muerte, que vigiló la noche en que llenó de dulces las calabazas que sostenían los infantes.

Rossy Ruiz

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Los poderes del maestro Funk

Ahora que estamos todos juntos les contaremos la historia… Y les contaron cuando ellas estaban adolescentes. Aquella mujer, tenía poder de magia negra y magia blanca. Cuando ella tocaba la flauta, solo quería ver rostros tristes un mundo lleno de serpientes voladoras. -Roberta preguntó: ¿Qué quiere ella? Aquella mujer, deseaba los poderes del maestro Funk. Luego, Roberta volvió a preguntar: ¿El maestro Funk tiene poderes? y Mercedes respondió: si Roberta. Entonces, en ese momento, fue por esa mujer y le dijo que, sí deseaba los poderes del Maestro Funk y ella aceptó. Después, Roberta le dijo: “vamos a encerrarlo en la caja mágica para que nunca más salga de allí” y aquella mujer estuvo de acuerdo. Así pues, quedaron los poderes y Roberta los repartió por partes iguales. Aquella mujer que poseía magia negra y magia blanca se enfadó y le dijo a Roberta: los poderes son solo para mí, nunca te dije que si me ayudabas los compartiríamos y aquella mujer se los llevó, dejando sin nada a Roberta.

Leeyen Araujo Vega (Soledad, Atlántico, 12 años)

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Venganza

Jack invitó a su fiesta de Halloween a Sally. La pequeña rubia lo pensó mucho, pues había dejado de hablarle por todas sus perversidades en su contra. De Jack, siempre se escucharon varias historias, todas coincidían en un encuentro suyo con el mismísimo Diablo, que prometió no llevarse su alma para no correr riesgo alguno con sus diabluras. La noche de la fiesta, los convidados, después de desplazarse por la alfombra negra, fueron asentidos por Jack, en la entrada del palacete, pese a llevar puestos sus horripilantes disfraces. Faltaba Sally, pero no era extraño, porque a todos lados llegaba tarde. Una hora antes de la fiesta, y sin haberse puesto su exclusivo disfraz, Jack se acordó de leer el número especial de la revista Variedades. Fue cuando apareció un vaporoso manto avanzando en el aire, seguido de un extraño gemido, y avanzó hacia Jack que, con una expresión de horror en el rostro, comenzó a temblar. Por primera vez sintió miedo total al escuchar una voz cortante y fría: «Jack, hoy es el día de los muertooos…». El travieso muchacho ahogó un grito cuando se vio así mismo en una fotografía bajo un titular: «Aparece muerto un menor en extrañas circunstancias».

Guillermo Arnul Castillo Ruiz

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S1, S2, S3…

Entro en el elevador, las puertas se cierran y marco el noveno piso pero, en lugar de subir, caigo de un solo golpe. El sacudón y la sorpresa son repotenciados por el bramido del aparato. En la pantallita de números rojos veo como marca S1, S2, S3… ¿que no tenía sino un solo sótano mi edificio? Al fin se detiene al marcar S6. Las puertas se abren como mandíbulas hambrientas a una total y cerrada oscuridad. Algo, alguien bufa y un objeto contundente es lanzado desde la nada y cae a mis pies. Es un pie humano, cercenado desde el tobillo. Como poseso oprimo el número 9 otra vez, una, diez, mil veces, hasta que el dedo me duele. Pero las planchas de metal siguen abiertas a la negrura. Oigo otro gruñido, esta vez más cercano.

Sangre de Lagarto

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Por Autores Varios

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