El Magazín Cultural

La leyenda del Da Vinci criollo

Gualmatán, Nariño, también tuvo su hombre del Renacimiento. Julio César Benavides nació el 20 de septiembre de 1882 y se crió en Cuatis, una vereda en la que las familias usaban el agua del río para mover las piedras de los molinos. De tanto observar estas máquinas y preguntarse qué hacía batir sus aspas, el precoz creador terminó interesándose por la física y de ahí en adelante la historia es de no creer.

REDACCIÓN CULTURA
22 de junio de 2018 - 05:24 p. m.
 Julio César Benavides inventó en los años 30 un antecesor del helicóptero.  /  José Aurelio Vallejo - Cortesía Nación Revelada
Julio César Benavides inventó en los años 30 un antecesor del helicóptero. / José Aurelio Vallejo - Cortesía Nación Revelada

Cuenta la leyenda que según los apuntes de Julio César Benavides, su máximo invento, el aeromóvil, era un artefacto que podía “estar completamente inmóvil en el aire durante todo el tiempo, ascender y descender despacio o rápido y volar horizontalmente a cualquier velocidad y en todas las direcciones”. En resumen, se trataba de un antecesor del helicóptero.

Según algunos de los habitantes de esta región donde el hombre aún hoy es leyenda y se le recuerda como uno de sus ciudadanos más ilustres, existió un prototipo del aeromóvil que alcanzó a funcionar. En 1931, Benavides intentó patentarlo en el entonces Ministerio de Industrias de Bogotá, pero al no recibir ningún apoyo comenzó una huelga de hambre que no terminó en nada. Finalmente, emprendió su retorno a Nariño en 1933 y, durante el viaje, el carro en el que iba cayó a un abismo, dejándolo sin vida. Misteriosamente, los planos del aeromóvil desaparecieron y en cuanto al chofer, se suicidó dos meses después, todo lo cual le dio a su historia un halo de misterio y a su deceso un aura de conspiración.

 

 

Esta historia hace parte de Nación Reveladael primer archivo de fotografía popular de Colombia, construido colectivamente por los ciudadanos y narrado, además, en clave periodística a través de una innovadora constelación de medios, canales y formatos, desde documentales hasta microrrelatos para redes sociales.

Esta iniciativa se enmarca en el proyecto de la Biblioteca Nacional que hace algunos años se propuso incentivar el uso de tecnologías en las comunidades del país, y para ello invitó a los ciudadanos, a través de sus más de 1.100 bibliotecas públicas, a que compartieran, digitalizaran y subieran a la web alguna foto emblemática de sus álbumes familiares. El resultado de este ejercicio llamado Comparte tu Rollo fue sorprendente: alrededor de 10 mil fotografías tomadas entre 1860 y 1998 fueron recogidas gracias a un esfuerzo histórico entre la comunidad y una entidad pública.

Por REDACCIÓN CULTURA

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