Al respecto, el fiscal Martínez aseguró en rueda de prensa que aunque las “misteriosas” muertes de José María Córdoba, Antonio José de Sucre, José María Obando, Rafael Uribe Uribe y, más recientemente, Jorge Eliécer Gaitán, Luis Carlos Galán, Carlos Pizarro, Jaime Pardo Leal y Jaime Garzón, entre otras miles, aún no han sido del todo aclaradas, eso no implica que la justicia en el país opere de forma lenta ni que haya fuerzas oscuras que intentan impedir el avance de las investigaciones, sino que a esta digna e ilustre institución no le gusta juzgar a la ligera y por eso emplea las más modernas técnicas de investigación, con un sofisticado equipo de científicos forenses, un laboratorio de criminalística y balística, expertos detectives capacitados por Scotland Yard y numerosos equipos que son la envidia de Estados Unidos y Europa por su tecnología de punta; todo ello con la debida paciencia, para no llegar a resultados apresurados.
Y a pesar de que el ilustre abogado se negó a dar avances de las pesquisas, con el fin de prevenir eventuales filtraciones, adelantó que se baraja la hipótesis de que estas muertes pudieron haber sido casos de líos de faldas o resbalones con cáscaras de plátano. Así mismo, en el búnker de la Fiscalía también reposan abultados folios con las respectivas y detalladas investigaciones en torno a las muertes de Abel (se sospecha del hermano, con domicilio desconocido, pero hasta el momento no se ha podido demostrar que la quijada de burro le perteneciera), Don Goyo (quien apareció muertecito en el arroyo amarrado con majagua), Martina (una quinceañera, al parecer, muy díscola), Jaime Molina, el Negro Bembón, Alicia Adorada, la familia Coro Coro, Juan Charrasqueado y los 17 Aurelianos.