El Magazín Cultural

La puerta de Brandenburgo: la insignia del renacer alemán

En cabeza del Rey Federico Guillermo II en el siglo XVIII y en manos del arquitecto Karl Gotthard Langhans, se construyó uno de los monumentos más emblemáticos en la historia de Alemania.

Andrés Osorio Guillot
18 de noviembre de 2017 - 10:36 p. m.
La puerta de Brandenburgo, construida a mediados del Siglo XVIII, ha sido un símbolo de Alemania desde entonces.   / Archivo
La puerta de Brandenburgo, construida a mediados del Siglo XVIII, ha sido un símbolo de Alemania desde entonces. / Archivo

Símbolo de victoria, de lucha, de paz y de esperanza. Definiciones de este estilo se le adjudican a esta puerta que más que ser una invaluable joya arquitectónica, es una pieza que ha sido testigo de la historia no solo de Alemania (o de Prusia por el tiempo en que fue construida), sino de toda Europa, pues desde las gestas napoleónicas hasta la Segunda Guerra Mundial y la Caída del Muro de Berlín son algunos de los episodios en los que esta puerta ha estado presente reunificando a una sociedad fragmentada y doliente.

Veintiséis metros de altura hacen que la puerta de Brandenburgo o Brandemburgo resalten en la Pariser Platz (Plaza de París) en el distrito de Mitte, reconocido por agrupar en su espacio el centro histórico de la capital de Alemania, pues allí no solo está La puerta de Brandenburgo sino también se encuentran lugares aledaños como el Parlamento Alemán y el Monumento al Holocausto Nazi y los Judíos. 

En las columnas dóricas (sin base y con relieves a lo largo de su construcción)  se encuentran las figuras de los dioses de la mitología romana Marte (dios de la guerra),  Minerva (diosa de las artes y sabiduría de guerra) y Hércules, héroe de la mitología griega. En la parte alta de la puerta también se hace referencia a la antigua Roma, pues allí está construida una cuadriga (carruaje tirado por cuatro caballos) que solía verse en los desfiles triunfales. Toda está simbología, junto con la inspiración de la entrada de la Acrópolis de Atenas, refuerza el valor del monumento alemán por la carga que lleva en su historia de guerras, conquistas y reunificaciones de los valores de un pueblo y la esperanza del mismo tras resurgir de las armas y el poder de la destrucción.

La puerta de Brandenburgo fue construida entre 1788 y 1791. En esa época se llamaba La puerta de la paz. De las 6 columnas se marcaban cinco entradas donde tres de ellas estaban destinadas única y exclusivamente para el paso de la realeza y la clase alta. Las dos entradas laterales eran utilizadas por el resto de la población. En el posicionamiento de Hitler como canciller en 1933, éste pasa por la parte central junto a las SS, de manera que este hecho anecdótico buscaba simbolizar la entrada triunfal de la ideología nazi y marcaba el presagio de un nuevo episodio de guerra para el territorio alemán en manos de las altas esferas del poder.

La cuadriga que está ubicada en la parte superior no siempre fue la misma. Dicho monumento sufrió varias transformaciones gracias a Napoleón, los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial y la Caída del Muro de Berlín. La escultura inicial, construida por el artista Johhan Gottfried Schadow en 1793, habría de durar tan solo 13 años, pues en 1806, con la invasión y victoria del ejército napoleónico sobre el prusiano, el entonces Rey de Italia ordena llevarse la Cuadriga a París como símbolo de victoria. Cabe resaltar que para antes de que se llevaran la Cuadriga, la diosa que estaba ubicada en el carruaje era la diosa griega Irene (diosa que trae la paz). El monumento, que nunca pudo exponerse como símbolo de victoria ante la sociedad francesa, regresó a terrenos prusianos en el año 1814 en manos del comandante Gebhart Leberecht von Blücher, reconocido por las batallas de Leipzig y Waterloo entre 1813 y 1815. Desde ahí la diosa que iba a enaltecer el valor de la cuadriga sería la diosa Victoria, quien en su mano derecha empuña una cruz de hierro y en la parte superior un águila, ambos son símbolos del poderío prusiano y por consiguiente insignias reconocidas por el pueblo alemán. 

Pasarían más de cien años para que la Cuadriga fuera modificada. Debido a los constantes bombardeos de la Segunda Guerra Mundial, esta importante pieza de la Puerta de Brandenburgo quedaría destruida casi que en su totalidad. Por fortuna, la Puerta quedó casi intacta, de manera que la reconstrucción total del monumento se concentraría en la Cuadriga. Fue después de la segunda mitad de la década de 1950 cuando Berlín del Oeste decide entregar una réplica de la pieza arquitectónica a Berlín del Este, de modo que ambos aceptan la importancia de mantener viva la memoria del territorio reconstruyendo la Cuadriga con la diosa Victoria. Sin embargo, para la Berlín del Este (controlada por la Unión Soviética) la simbología del águila y la cruz de hierro hacían apología al fascismo y por ende al terror causado por los nazis en las décadas anteriores. Debido a ello, los comunistas de esta parte de Berlín deciden retirar ambos elementos de la Cuadriga.

Pocos años después, con la instalación del Muro de Berlín, la Puerta de Brandenburgo pasaría a quedar a un costado, muchos dicen que quedó en tierra de nadie, pues su ubicación no pertenecía a ninguna de las dos Alemanias. Asediada por el olvido y el aislamiento, la Puerta de Brandenburgo quedaría entre tinieblas y piedras. Tuvieron que pasar 30 años para que la gente y el mundo pudieran verla de nuevo triunfante en medio de la división y la tensión. Tras la caída del Muro de Berlín en 1991, las personas que añoraban vencer La cortina de hierro y abrazarse con los del otro lado como una representación de la victoria, habrían de encontrarse en aquella puerta, sin limitaciones ni distinciones. Todos habrían de recordar la Puerta de Brandenburgo como el acceso a una Alemania renovada, esperanzada y reunificada.  Por ello es que este importante monumento fue uno de los símbolos más importantes de la Guerra Fría. 

Entre el 2000 y el 2002, la Puerta de Brandenburgo y la Cuadriga quedarían en perfectas condiciones para ser visitada. La cruz de hierro y el águila volverían a ser parte de la Cuadriga, aceptando, como se dijo anteriormente, que estos elementos hacen parte de la historia de Alemania, erradicando así cualquier acercamiento con la ideología nacionalsocialista. El Senado de Berlín decretó en el 2002 que el paso de vehículos quedaría prohibido, de manera que allí solamente pueden pasar transeúntes, turistas y todos aquellos que desean acercarse a la historia de uno de los monumentos que representa la resistencia de un territorio que ha visto caer su legado y así mismo ha sabido levantarlo con coraje.

Por Andrés Osorio Guillot

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