El Magazín Cultural
Publicidad

El Festival Internacional de Cine de Bogotá traspasa fronteras

La sexta edición del Bogotá International Film Festival (BIFF) trasciende los límites de la ciudad capital. Por primera vez, todo el país tendrá acceso a las veintitrés piezas audiovisuales que serán expuestas en el certamen. Del 8 al 14 de octubre, los interesados en ver las cintas seleccionadas, así como en participar de las charlas académicas y de los talleres, lo podrán hacer.

25 de septiembre de 2020 - 05:24 p. m.
Sol Berruezo, directora de la película "Mamá, mamá, mamá".
Sol Berruezo, directora de la película "Mamá, mamá, mamá".
Foto: Bogota International Film Festival

El BIFF es un referente regional del cine, pues los directores y productores encuentran en el certamen un espacio adecuado para mostrar sus productos audiovisuales. La esencia del festival son las salas de cine y el contacto con el público. Sin embargo, dada la coyuntura, la sexta edición del BIFF se realizará de forma virtual. La transmisión de piezas que representan a los cinco continentes, así como charlas académicas y talleres, son algunas de las actividades pensadas para los jóvenes talentos cinematográficos. Los eventos se realizarán entre el 8 y el 14 de octubre y las piezas audiovisuales se proyectarán a través de la plataforma francesa Festival Scope.

Le sugerimos leer “El Niño”, la cara íntima de Charles Chaplin

Según dice Andrés Bayona, la preocupación central del BIFF es saber qué están haciendo los jóvenes realizadores, cómo están trabajando y qué están narrando. Él no solo se refiere a aquellos que viven en Bogotá, sino también a los que residen fuera del país. El festival, en sus palabras, “busca atraer a los jóvenes que la industria necesita, pero que la academia no está formando”. Sobre todo, en un contexto en el que se ha secularizado la producción audiovisual, en el sentido de que el acceso a una cámara y a la tecnología ha facilitado la producción de las piezas, pero que también exige y necesita productos de calidad.

“Aunque este año no hay secciones clarificadas, una lectura transversal de la programación implica tener una visión más amplia de la película misma. Hay un tema de valores, de apropiación de territorios, de conocimiento de nuevas intenciones. El festival es como quitarse la venda de los ojos para descubrir las posibilidades del mundo y para cuestionarse a uno mismo, como ser humano, dentro de este engranaje del que hacemos parte”, afirma Bayona. Y es que, según dice Nicolás Montero, secretario distrital de Cultura, Recreación y Deporte, “estos son ejercicios emocionantes porque ponen en contexto a la ciudad con un ejercicio internacional. Pero, más allá de ello, también permiten a los ciudadanos resignificar la realidad a partir de los lenguajes artísticos. Así, la cámara nos permite apropiarnos del territorio”.

El BIFF es un espacio para conocer las producciones nacionales e internacionales del momento. Dentro de la selección, por ejemplo, está Suspensión, un documental colombiano que narra la historia alrededor de un puente abandonado en las selvas del sur del país. Esta obra de infraestructura simboliza la obsesión de generaciones de ingenieros que han intentado dominar las imponentes montañas del Piedemonte amazónico. Tras casi un siglo de intentos, las promesas de una carretera moderna se desdibujan y el puente se convierte en el escenario de las situaciones más absurdas. Este documental iba a ser proyectado en el Festival de Cine de Cartagena, pero, frente a la pandemia de la COVID-19, no se dio la oportunidad. En consecuencia, esta es la primera vez que una producción nacional cuenta con los sellos de dos festivales.

Si le interesa leer más de Cultura, le sugerimos: Charles Chapin: Partir es morir un poco

En cuanto a la representación internacional, entre otras piezas seleccionadas, están Siberia y Mamá, mamá, mamá. La primera de ellas es dirigida por Abel Ferrara, conocido por su reputación en el cine controvertido, y trata sobre un hombre dañado que viaja a través de los sueños, la memoria y la imaginación en un intento por encontrar su verdadera naturaleza. La segunda es dirigida por la argentina Sol Berruezo y cuenta la historia de una niña de doce años que afronta la pérdida de su hermana en un mundo sin adultos, acompañada de sus tres primas que la adentran en su mundo femenino en ebullición.

El BIFF, además de la proyección de las películas, tiene pensadas unas charlas académicas en las que se discutirán la infancia con enfoque de género, los relatos históricos de las naciones, las tensiones que se dan entre nación e individuo, la relación entre lenguajes estéticos (artes plásticas y cine), la ineficacia del Estado, y las tensiones entre hombre y naturaleza. A esto se suman los talleres de escritura de guión de cortometraje, de producción ejecutiva de cortometraje, de crítica cinematográfica (escritos que serán publicados en El Espectador), de flujos de trabajo en stop motion, y de video expandido y de videomapping; así como la iniciativa BIFF Kids, pensada para que los niños desde casa puedan experimentar en la realización de material audiovisual, las masterclasses y los foros de la industria.

El festival está pensado para ser una ventana de conocimiento del exterior, así como de aire fresco en un momento de incertidumbre y crisis.

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar