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Rusia: entre la guerra espacial y la vacuna contra el coronavirus

A propósito del anuncio que hizo Vladimir Putin de contar ya con una vacuna efectiva contra la COVID-19, hay varios inventos que han hecho de Rusia un país pionero en asuntos científicos, tecnológicos y hasta en el campo del entretenimiento.

Lorena Arboleda Zárate - Twitter: @LorenaArboleda8
14 de agosto de 2020 - 09:32 p. m.
Sputnik V, la vacuna que avaló Rusia para contrarrestar la COVID-19 y que ya fue registrada como la primera en el mundo para combatir el virus, no se ajustó a las fases que indicó la Organización Mundial de la Salud. El presidente Vladimir Putin dio fe de que, pese a que esta fue probada en apenas 38 voluntarios, incluyendo a una de sus hijas, es efectiva.
Sputnik V, la vacuna que avaló Rusia para contrarrestar la COVID-19 y que ya fue registrada como la primera en el mundo para combatir el virus, no se ajustó a las fases que indicó la Organización Mundial de la Salud. El presidente Vladimir Putin dio fe de que, pese a que esta fue probada en apenas 38 voluntarios, incluyendo a una de sus hijas, es efectiva.
Foto: Archivo Particular

Cuando el presidente de Rusia, Vladimir Putin, anunció que tenía la primea vacuna en el mundo contra la COVID-19 fue la hecatombe. Teorías conspirativas revivieron discusiones en torno a un presunto espionaje ruso con el fin de “robar” información para hacerse con los proyectos de vacunas contra el coronavirus; científicos, académicos y periodistas de todo nivel pusieron en tela de juicio el prestigio del Centro Nacional de Investigación de Epidemiología y Microbiología Gamaleya; en una nueva carrera que recordó épocas de la Guerra Fría, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, también dijo que está “muy cerca” de aprobar una vacuna.

Como se sabe, cuando terminó la Segunda Guerra Mundial, la entonces Unión Soviética y EE.UU. comenzaron una carrera armamentista que pasó por la lucha en torno a qué bando tenía más y mejores armas convencionales y no convencionales, como la bomba atómica. Luego, vino la carrera espacial en la que la URSS envió al espacio, en 1957, al primer ser vivo que hizo hito al orbitar la tierra: la perra Laika que murió a las pocas horas del lanzamiento. Antes, ese mismo año, la hoy Rusia ya había hecho historia. Lanzó el primer artefacto al espacio, el cual bautizó bajo el nombre Sputnik, el mismo que usó hoy para volver a hacer historia y hablar de una vacuna contra el coronavirus.

Por eso, no deja de generar cierta gracia, por decir lo menos, que medio planeta ponga en duda la legitimidad de los adelantos científicos que un país como Rusia le ha regalado al mundo. La historia habla por sí sola y apenas algunos de esos inventos en los que ha sido pionero el país que dirige Vladimir Putin lo dejan en evidencia. Por ejemplo, la tabla periódica de los elementos químicos es, sin duda, un invento histórico, con lugar excepcional y privilegiado en el campo de la ciencia global, el cual sentó las bases de la química moderna. Su creador fue el ruso Dimitri Mendeléyev, quien se encargó de clasificar los elementos en una tabla periódica, con base en las propiedades de cada sustancia y su interacción, un hecho que data del 13 de marzo de 1869.

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La invención de la radio, que aunque aún sigue siendo objeto de controversia, se le atribuye al ruso Alexandr Popov quien, en 1895, desarrolló la radiotécnica, con la creación de un receptor capaz de recibir señales electromagnéticas a distancia, sin cables. Por este hecho, fue establecido el 7 de mayo como el Día de la Radio en Rusia. Y se sigue discutiendo la invención de este medio de comunicación porque justo un año después de que Popov presentara al mundo su hallazgo que, dicho sea de paso, se usó en la armada rusa, el ingeniero italiano Guglielmo Marconi obtuvo la patente para la transmisión de impulsos y señales eléctricas. De hecho, fue galardonado con el Nobel de Física, junto al alemán Carl Ferdinand Braun, en 1909. Nombres como Heinrich Rudolf Hertz y Oliver Lodge también se disputan la autoría de este caucho.

Aunque fue desarrollado y patentado en los Estados Unidos, el helicóptero nació en 1910. Fue Ígor Sikorsky quien dio vida a un aparato con alas y hélice, el cual, como es lógico, causó revuelo en pleno auge de la aviación. Sin embargo, la Revolución Rusa de 1917 y los escasos recursos fueron motor de impulso para que Sikorsky migrara hacia Norteamérica en donde, eso sí, solo hasta varias décadas después vio materializar su proyecto en los cielos. En 1939 el helicóptero de Sikorsy despegó y, años más tarde, surgió la compañía Sikorsky Aircraft Corporation, líder mundial en el diseño de helicópteros.

Otra creación que se atribuye al ingenio ruso es el caucho sintético, que se ubica en las dos primeras décadas del siglo pasado. Con este material, que inventó el químico Serguéi Lébedev, se elaboran, por ejemplo, las cubiertas para llantas de vehículos como carros, aviones y bicicletas. Incluso, elementos médicos son hechos con caucho sintético y en usos más complejos, también es empleado para producir combustible sólido para misiles, según las investigaciones que registran este material como una producción de origen ruso.

Entre otros avances rusos que marcaron un antes y un después se destaca la estación espacial Mir, que fue la primera en el mundo en tener una tripulación permanente, conformada por más de 100 personas de 12 nacionalidades distintas. Permaneció 13 años orbitando la Tierra, tiempo en el cual se desarrollaron investigaciones científicas y astronómicas. Y uno final: el mítico Tetris, ese videojuego que llegó a los distintos dispositivos y que hoy en día, pese a que fue creado hace más de 30 años, sigue encantando a quienes suelen navegar por el mundo de las consolas. Su creador: el soviético Alexéi Pázhitnov, y se debe su divulgación a la compañía japonesa Nintendo.

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Sputnik V, la vacuna que avaló Rusia para supuestamente contrarrestar a la COVID-19 y que ya fue registrada como la primera en el mundo para combatir el virus, no se ajustó a las fases que le indicó la Organización Mundial de la Salud. El presidente Vladimir Putin dio fe de que, pese a que esta fue probada en apenas 38 voluntarios, incluyendo a una de sus hijas, es efectiva. Y aunque el escepticismo y recelo con el que ha sido visto este anuncio permanecen, Rusia no dará marcha atrás. Para los científicos del Gamaleya el hecho de que ellos mismos hayan probado la vacuna es un indicador de confianza más que suficiente para creer en la Sputnik. Así las cosas, otra vez será la historia la que diga si Rusia se anota o no un nuevo logro que el mundo tendrá que agradecer.

Por Lorena Arboleda Zárate - Twitter: @LorenaArboleda8

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