El Magazín Cultural

Las espesuras del Festival de Cannes

Con la clausura de la 72° edición de la cita cinematográfica de Cannes, repasamos y reflexionamos sobre lo que nos quedará de estos intensos días de mucho cine, con una programación que destaca las preocupaciones sociales.

Janina Pérez Arias- Cannes
26 de mayo de 2019 - 05:17 p. m.
Imagen de la película "Parasite", la Palma de Oro del Festival de Cannes, una comedia negra que se cruza con el thriller y el cine social, de Bong Joon-Ho.  / Cortesía
Imagen de la película "Parasite", la Palma de Oro del Festival de Cannes, una comedia negra que se cruza con el thriller y el cine social, de Bong Joon-Ho.  / Cortesía

La escenografía se está desmontando. La ciudad se va vaciando. Con el trajín de hacer maletas y enrollar la alfombra roja, el palmarés distribuido y el estrés minimizado, nos preguntamos cómo y qué vamos a recordar de la 72° edición del Festival de Cannes.

Si está interesado en leer más sobre Cannes, ingrese acá: Los puñetazos de Sylvestre Stallone 

Han sido días fríos, nublados, lluviosos, de poco dormir, de mucho sofoco, de comer cuando lo permitía el apretado programa de proyección, de muchedumbres a cualquier hora del día sobre todo en los alrededores del Palais des festivals y del boulevard de la Croisette. Incluso hemos tenido polémicas de último minuto con un filme que enardeció los ánimos, y vimos a una legión de  famosos que desfilaron a los largo y ancho de la alfombra roja, y a algunos que de incógnito dieron sus paseítos por la ciudad, tal vez invocando a los dioses para no ser reconocidos. 

Sobre todo, fueron días de películas, de muchísimas. Y es que a veces, entre tanta espesura existen quienes se olvidan de que el objetivo en Cannes es ver cine; por otra parte al tratarse de una industria, por lo que también fueron jornadas de hacer negocios. De los gordos, de los que en un futuro cercano o un poco más lejano, se verán los resultados. Así mismo se verá la resonancia y recorrido que emprenderán los ganadores de la competición oficial, escogidos por el jurado presidido por Alejandro González Iñárritu.

Cada Festival de Cannes deja pues “algo” que se va a recordar para siembre, y en el palmarés sin duda se encuentran un par de inolvidables. Antonio Banderas es uno de ellos, reconocido como mejor actor por su rol en Dolor y Gloria (de Pedro Almodóvar). Es muy significativo ver a Banderas, en plena madurez, asumiendo el papel de su vida, dejándose la piel y el alma en un personaje a imagen y semejanza de Almodóvar, aunque solo los más cercanos al director español, sabrán la medida exacta de lo autobiográfico. Pero ¿qué más da?

Si le interesa leer más sobre Cannes, ingrese acá: El surcoreano Bong, de la lista negra a la Palma de Oro en Cannes

Todas las películas reflejan de alguna forma los fueros internos de sus creadores, las querencias, fobias, preocupaciones, carencias o constantes reflexiones. Amasan sus historias, y algunos se pasan años para darles forma. Una de ellos es Jessica Hausner, directora y guionista de Little Joe, en donde Emily Beecham (ganadora como mejor actriz) es una criadora de plantas y madre soltera, que se  debate internamente entre compartirse entre su hijo adolescente y su trabajo. ¿Será que alguna vez las mujeres dejarán de sentirse culpables por tener este conflicto? Ojalá encontremos una respuesta acorde a la posición de las féminas como arte y parte de la sociedad moderna, libre de caspa y micro machismos.

Muchas veces el cine es un espejo donde vemos reflejada la vida real. Quizás en su esencia antipática, detestable, infectada de injusticias pero también nos habla de lo más hermoso que podemos encontrar entre malas hierbas. Es notable que un significativo número de las películas seleccionas para la competición oficial ostentaba un fuerte nexo con nuestras realidades, en plural porque son muchas y muy diversas. 

Como la radicalización en el islamismo de un adolescente, planteada en Le Jeune Ahmed por Jean- Pierre y Luc Dardenne, quienes fueron reconocidos con la mejor dirección, o las dos cintas que comparten el Premio del Jurado, Les Miserables (de Ladj Ly) y Bacurau (de Kleber Mendonça Filho y Juliano Dornelles). Una francesa y otra brasileña, que ponen de manifiesto que el país desarrollado europeo y la llamada “superpotencia emergente” ni tan distantes son en cuanto a sus problemas sociales y políticos.

En esta misma dimensión se encuentra Atlantique (de Mati Diop), ganadora del Gran Premio, que aborda un mosaico de temas incrustados en la sociedad senegalesa, un ejemplo del post colonialismo, a través de una muy particular y “sobrenatural” narrativa. Pero también It must be Heaven, dirigida, escrita y actuada por Elia Suleiman, ganadora de la Mención especial del jurado, uno de esos bichos raros cuya existencia se celebra y se aplaude literalmente de pie; y es que el realizador palestino se mofa y critica, sin piedad ni miramientos pero con mucho humor y sutileza, de todo lo que hacemos mal, incluso en lo concerniente al conflicto israelí-palestino, un campo minado que atraviesa sabiamente. 

Sin dudas a través de todos y cada uno de esos filmes, el Festival de Cannes señala los caminos, marca pautas, devela nuevos talentos y pone sobre la mesa temas que por lo general obviamos; pero ¿qué se nos va a quedar en la mente de por vida?, ¿cuáles son las imágenes que nos seguirán conmoviendo? 

Portrait de la Jeune Fille en Feu (de Céline Sciamma) es uno de esos filmes que llegaron para quedarse. Esta cinta premiada como mejor guion, es un delicado y poderoso tejido sobre el amor entre dos mujeres en 1770; una historia de antaño que casi de inmediato remite al aquí y ahora de la lucha por las libertades de las féminas del siglo 21.

También se quedará prendada en nuestras querencias la audaz y valiente Parasite, la Palma de Oro de esta 72° edición del Festival de Cannes; una comedia negra que se cruza con el thriller y el cine social, magistralmente construida (¡en todos los sentidos!) por el sudcoreano Bong Joon-Ho. 

Durante estos días de festival, donde pasó mucho, fue un buen momento y escenario para continuar con la reflexión acerca del futuro del cine, sobre todo en lo relacionado a los nuevos hábitos de consumo. Netflix y co. sí o no, salas de cine sí o no. Podría ser un acto de inocencia (o no) pensar que se está alcanzando un punto de convergencia, que poco a poco se están abandonando los extremos. El tiempo y las decisiones de los espectadores lo dirán, por lo que se sospecha que en el próximo Festival de Cannes, aún estaremos dándole vueltas al mismo tema. Una vez más.

Por Janina Pérez Arias- Cannes

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar