La gente hace memes, stickers, gifs... La gente critica, etiqueta y hace ruido. Y la gente también olvida.
Hace un año el alcalde de Bogotá, Enrique Peñalosa, escribió el siguiente trino: “A diferencia de otros antes y ahora, jamás desobedezco un semáforo con motos, jamás motos o carros con licuadoras luminosas, discreción, casi sin escoltas frecuentemente sin ellos”. Para algunos se trató de una frase incomprensible y un blanco de burlas. Para un grupo de editores fue poesía que pasó inadvertida: “El estilo de Peñalosa acusa cierta influencia del dadaísmo, que actualiza con gracia, riesgo e ironía”. Así lo asegura, tan en serio o tan en broma, la presentación de Licuadoras luminosas, un pequeño libro producido por La Jaula Publicaciones e ilustrado por Fernando Votero para que a las palabras del burgomaestre no se las lleven los ventarrones de Twitter.
Los responsables del libro titularon y dispusieron en forma de verso, pero al pie de la letra, varias frases dichas por el alcalde. No hay análisis, ni críticas adicionales. Las ideas son suficientemente elocuentes: “Un ladrón / no es alguien / que nació ladrón, / no. / Nadie nace ladrón / el ladrón es el que roba / entonces / el que roba es un ladrón. / (…)”.
No faltan temas de coyuntura, eterna coyuntura, bogotana, como la construcción del metro: “Un metro / elevado / será / como volar bajito / en helicóptero”; la contaminación: “En ocho años / se podrá nadar / en el río Bogotá”, y la polémica por la tala de árboles: “En ciudades frías / como Bogotá / demasiados árboles / en los parques / los vuelven oscuros, / fríos / y espantan / a la gente”.
Esta publicación, disponible en librerías independientes o directamente con la editorial, llama la atención por su grado de humor, o de cinismo, o de compromiso con la memoria. O todo lo anterior. Más allá de creer si es o no un ejercicio de poesía contemporánea, trasciende la posibilidad de que sea un reflejo del tiempo que viven las ciudades colombianas. Aquí la expresión artística es la ironía. Un “verso” como “también / hemos sembrado / miles de buganvilias: / embellecerán y traerán alegría, / y paz / y mariposas / y aves”, fuera de contexto, podría apreciarse por su inocencia, pero cuando tenemos que afrontar que realmente fue dicho y que quien lo dijo fue el alcalde, entonces se produce una ruptura. ¿Qué es lo que sentimos? ¿Vergüenza, rabia, risa, empatía? Oh, la belleza poética de la incomodidad.