Los estudios de ballet en Moscú: el comienzo de las grandes carreras

Natalia Dudinskaya, una de las legendarias figuras del ballet ruso. / Cortesía

En la capital rusa, que acoge algunas de las mejores compañías de danza del mundo, abundan decenas de estudios del mismo tipo. Muchos de ellos son dirigidos por antiguas bailarinas de teatros de renombre. 

Tres veces por semana, niños y adolescentes se reúnen después del colegio para aprender la danza clásica en esta "Casa de la Cultura", que data de la época soviética. 

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"Tenemos a niños varones, pero desgraciadamente son muy pocos", cuenta a la AFP la responsable del estudio y antigua bailarina Oksana Mironova, alegrándose, a pesar de todo, de que uno de los bailarines que ha formado esté ahora en el célebre teatro Bolshói. 

Oksana Mironova empezó en la danza en una escuela de baile en la ciudad de Sarátov, junto al río Volga. Después, se unió a una academia en San Petersburgo, donde siguió los cursos de la legendaria primera bailarina Natalia Dudinskaya.

Tras una carrera de diez años en Moscú, una lesión en la rodilla le impidió seguir y le empujó a abrir su estudio en 2001. 

En este tipo de establecimientos, la "voluntad y el carácter" de un bailarín se forma antes de asistir a las academias de ballet famosas por su estricta disciplina. 

Si las bailarinas que trabajan como profesoras en su estudio deben "a veces subir la voz", ellas permanecen "afectuosas", explica Mironova. Su estudio ofrece también clases de danza contemporánea los fines de semana, dando a los niños la oportunidad de "abrirse" y ver más allá del ballet clásico. 

Según ella, las escuelas de ballet rusas son consideradas las mejores del mundo por su respeto a las tradiciones.  "Todos somos profesionales de academias y teatros, y preservamos estas tradiciones", señala la antigua bailarina.