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Los libros perseguidos de Solzhenitsyn

Solzhenitsyn vivió el destierro 20 años y volvió a su país, en 1994, tras la disolución de la Unión Soviética. Allí permaneció hasta su muerte y jamás dejó de decir lo que sentía sobre la moral y la justicia, los temas que ocuparon su vida como hombre y como escritor.

Alberto Medina López
01 de diciembre de 2020 - 02:00 a. m.
Alexander Solzhenitsyn escribió "Un día en la vida de Iván Denísovich" luego de ocho años de trabajos forzados en los campos de Gulag, donde murieron millones de soviéticos sometidos a la esclavitud de los grandes proyectos de desarrollo del estalinismo.
Alexander Solzhenitsyn escribió "Un día en la vida de Iván Denísovich" luego de ocho años de trabajos forzados en los campos de Gulag, donde murieron millones de soviéticos sometidos a la esclavitud de los grandes proyectos de desarrollo del estalinismo.
Foto: Verhoeff, Bert / Anefo

Alexander Solzhenitsyn sobrevivió al horror del estalinismo como si estuviera predestinado a narrarlo. En 1945, cuando terminaba la guerra y el futuro nobel fungía de capitán en el ejército soviético, un cruce de cartas en las que criticaba a Stalin lo convirtió en traidor.

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En aplicación del artículo 58 del Código Penal, fue condenado a ocho años de trabajos forzados en los campos de Gulag, donde murieron millones de soviéticos sometidos a la esclavitud de los grandes proyectos de desarrollo del estalinismo: canales para conectar mares y autopistas por tierras de clima extremo.

De esos años dolorosos surgió Un día en la vida de Iván Denísovich, un relato de las atrocidades que padecían los presos, sometidos al hambre y al trabajo bajo temperaturas extremas.

Construían “la ciudad de la vida socialista (…) donde uno se hunde en la nieve y donde, antes de hacer lo que sea, hay que cavar hoyos, plantar postes y tender alambradas contra uno mismo, para no poder escapar”.

Muerto Stalin, Nikita Kruschev subió al poder y Solzhenitsyn quedó en libertad. De esos recuerdos nació la historia de Iván Denísovich, publicada con la aprobación del gobierno.

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Con la llegada de Brézhnev al poder, en 1966, se ordenó recoger el libro, con tan mala suerte de que ya rodaba por el mundo. Enfilaron entonces su encono contra otro manuscrito que Solzhenitsyn estaba tejiendo sobre los campos de concentración.

Santiago Posteguillo reconstruyó la historia de la persecución de ese manuscrito, que por fortuna para la historia de la literatura tenía copias ocultas. Cuenta que Elisaveta Voronnyanskaya, la mecanógrafa, fue detenida y torturada durante varios días.

“La KGB tenía gente experimentada en alargar el sufrimiento de un ser humano, especialmente cuando se trataba de sacar información. Oficialmente fue liberada, pero apareció ahorcada en su casa el 3 de agosto de 1973”.

A Solzhenitsyn le concedieron el Nobel de Literatura y la obra perseguida fue publicada en Francia en 1974 bajo el título Archipiélago Gulag, lo que le costó al autor la expulsión de su país.

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Allí relata en detalle la tragedia que sembró el estalinismo al amparo del artículo 58, “un abanico que cubría toda la existencia del hombre” para mantener las cárceles llenas de mano de obra barata.

Solzhenitsyn vivió el destierro 20 años y volvió a su país, en 1994, tras la disolución de la Unión Soviética. Allí permaneció hasta su muerte y jamás dejó de decir lo que sentía sobre la moral y la justicia, los temas que ocuparon su vida como hombre y como escritor.

Por Alberto Medina López

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Hugo(4878)01 de diciembre de 2020 - 02:46 a. m.
Me parece un poco parca la semblanza de un escritor tan significativo como Soltzhenitsyn. Su "Archipiélago Gulag" es estremecedor, hay en esa obra relatos tan impactantes que los recuerdo vívidamente todavía: por ejemplo, como él, un capitán de artillería, tuvo que guiar a sus aprehensores de la NKVD, muertos del susto, a través de las líneas del frente para ir a prisión.
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