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“Los oficios del libro” y la importancia de fortalecer la industria editorial

El universo del libro en Colombia aún tiene mucho por ofrecer. Hay estéticas por explorar, autores por dar a conocer y voces por amplificar. “Los oficios del libro” quiere formar editores que abrirán nuevas sendas para los lectores del país.

Juan David Zuloaga D.
06 de abril de 2021 - 02:33 a. m.
Juan Carlos Rueda Azcuénaga, uno de los directores del programa “Los oficios del libro”, Universidad de los Andes’.
Juan Carlos Rueda Azcuénaga, uno de los directores del programa “Los oficios del libro”, Universidad de los Andes’.
Foto: Archivo Particular

Desde el año pasado, el Departamento de Humanidades y Literatura de la Universidad de los Andes ofrece a los estudiantes, a los agentes del sector editorial y, en general, a todas las personas interesadas en realizar procesos curatoriales, de edición de textos o en conocer y comprender la manera en que funciona el mundo del libro, el programa Los oficios del libro: curaduría, edición y publicación, que recorre los distintos procesos que conforman la cadena de producción y distribución de este.

El Espectador habló con Juan Carlos Rueda Azcuénaga, uno de los coordinadores del programa y profesor de algunas sesiones de los módulos que ofrece el curso.

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El programa “Los oficios del libro” parece dedicado a personas directamente relacionadas con el mundo editorial. ¿Es necesario pertenecer al sector o pueden inscribirse aficionados a las letras y lectores en general?

En efecto, el programa busca profesionalizar oficios que tradicionalmente se han realizado de manera empírica por muchos de los agentes de este sector. En esa medida el programa ofrece herramientas teóricas y prácticas para que autores, coordinadores editoriales, correctores de estilo o diseñadores -solo para nombrar algunos de los profesionales que participan en la creación de un libro- puedan actualizar sus propias prácticas, cuestionarlas críticamente y potenciarlas conforme a las necesidades del campo cultural, del propio sector, de los lectores y, también, ¿cómo ignorarlo?, de las circunstancias. Sin embargo, el programa no está dirigido únicamente a aquellos que ya están trabajando en la edición y circulación de textos, sino que pretende constituirse en un camino y en una puerta de entrada para quienes quieren hacerlo y aún no han dado el paso.

¿Cuál es el propósito central del curso?

El propósito central del curso es fortalecer la industria editorial colombiana mediante la formación de personas capaces de intervenir exitosamente en el sector. Y cuando hablo de éxito no me refiero únicamente a la puesta en marcha de empresas financieramente viables que puedan generar empleos o garantizar el pago de regalías por la explotación de los derechos de autor. Me refiero también a la formación de profesionales dotados de criterio que aporten, desde la curaduría de textos y su publicación, al diálogo cultural y social del país. Hablo de editores que entiendan y reconozcan la dimensión ética de su actividad, que estén conscientes de que editar también es un acto político que es capaz de dotar de palabra a aquellos que no la tienen, que pueden hacer circular estéticas injustamente marginadas a través de canales que están generalmente dominados por productos culturales homogéneos y neutralizados, que pueden cultivar ideas en espacios que parecerían estériles. Es decir, profesionales que desde sus prácticas específicas aporten al sector editorial de manera íntegra haciéndolo crecer y fortalecerse.

¿Cómo está estructurado el programa?

Actualmente, el programa está dividido en tres cursos que se encadenan y se complementan, el primero es De autores, textos y archivos. Curaduría de textos y archivos para la edición; el segundo Diseño de proyectos editoriales: cómo emprender su proyecto editorial, y finalmente el tercero se llama Diseño de proyectos editoriales: cierre de su proyecto editorial. Los alumnos pueden elegir matricularse a todo el programa o a cualquiera de los dos primeros cursos, y para inscribirse en el tercero es necesario haber pasado por el segundo.

¿En qué consisten los cursos del programa?

El programa inicia desde el trabajo con el archivo, con las fuentes primaras, con su materialidad y su conservación. Por esta razón el Banco de Archivos Digitales de Artes en Colombia (BADAC) de la Universidad de los Andes tiene un papel protagónico durante el primer curso. El trabajo con archivos físicos y digitales, las curadurías asertivas de sus materiales y la mediación de los textos son el eje articulador sobre el cual inicia el programa. Los siguientes dos cursos guían al alumno en el diseño de un proyecto editorial, se recorre la cadena de producción y circulación del libro analizando cómo añadir valor en cada una de sus etapas. Se identifican tendencias actuales, amenazas y oportunidades, y se elabora un plan de trabajo para la puesta en marcha de un proyecto editorial. Por supuesto temas como el diseño editorial, el derecho de autor o la digitalización del sector son transversales a todo el programa. Intentamos también ofrecer una mirada sobre procesos innovadores, así como sobre los tradicionales. Nombro algunas actividades, entre muchas, es un programa amplio y rico en contenidos.

¿Quiénes son los profesores del programa?

Los profesores del programa son profesionales de diferentes disciplinas con un largo recorrido académico y profesional. Algunos de ellos han desarrollado sus carreras en el sector del libro, otros en actividades conexas que se relacionan con la creación, la gestión de la creación o con su conservación. Nuestros profesores han coordinado archivos, han trabajado en el desarrollo de las humanidades digitales, en restauración y conservación de bienes muebles -como lo son los libros-, en propiedad intelectual y derecho de autor, también, por supuesto, en el sector editorial como editores, correctores ortográficos y ortotipográficos, diseñadores editoriales, traductores y, en mi caso como editor, coordinador de divulgación de Ediciones Uniandes y asesor para el diseño de políticas públicas para el fomento de la producción y circulación del libro. Entre todos conformamos un grupo interdisciplinario capaz de ofrecer una mirada holística sobre la cadena del libro, desde la gestión de la creación hasta llegar al lector.

Dada la situación actual, no resulta posible visitar la imprenta y hacer, de manera presencial, actividades que eran determinantes en el programa. ¿Qué actividades alternas se ofrecerán en el marco de la actual pandemia, que ha forzado a hacer de manera virtual sesiones que eran y debían ser presenciales?

Efectivamente, la situación actual supone retos importantes. La universidad ha establecido unos protocolos a los cuales nos acogemos y que nos permiten ofrecer un programa mixto en la medida en que las circunstancias así lo admitan y los gobiernos nacional y distrital lo autoricen. Por el momento hemos debido ser flexibles con nuestros planes y replegarnos en la seguridad de la virtualidad, siempre poniendo la salud en primer lugar. Hemos usado las herramientas virtuales y la infraestructura con que cuenta la universidad, pero no renunciamos del todo a la presencialidad, porque pensamos que el corazón de las humanidades son las relaciones con los demás, por supuesto, la virtualidad no las diluye por completo, pero parte de lo que ofrecemos a los alumnos es una red de contactos y la oportunidad de acopiar un capital social que les permita desarrollarse profesionalmente en el sector del libro. Por tal motivo, el año pasado el programa fue pionero en el proceso de regreso al campus y ofrecimos una sesión presencial donde tuvimos invitados a reconocidos editores del sector. Este año tenemos pensados otros espacios presenciales y esperamos poder realizar la visita a una imprenta.

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Dado el panorama del sector -y parece que siempre hubiese sido precario-, ¿Cuáles son los incentivos para inscribirse en el curso?

Ante tal precariedad, que como bien lo menciona no es solo coyuntural, el programa ofrece a sus alumnos herramientas teóricas y prácticas para contribuir a subsanar esas debilidades históricas del sector. La profesionalización en los oficios del libro es clave para asegurar la inserción de los alumnos en el mercado laboral del sector o para que logren generar empleos mediante la creación de empresas editoriales. Asegurar el crecimiento de la industria y su sostenibilidad a futuro únicamente se va a lograr buscando mejorar los estándares de calidad y fortaleciendo la formación de sus actores.

Para complementar la pregunta anterior, ¿hay acaso, en el mundo editorial de hoy -que parece un poco saturado y carente de lectores-, espacio para nuevas iniciativas editoriales?

Diría con justicia que esa percepción de saturación no es más que eso, una percepción. Partimos de la idea de que en el país hay aún más espacios para ocupar con proyectos editoriales bien concebidos desde su base. Por supuesto, en el sector hay prácticas comerciales que inundan el canal con novedades, no siempre solicitadas, esperando que a través de estrategias de sobreexposición puedan convertir en best sellers algunos títulos. Estas prácticas llevan a la sobreproducción editorial, a generar una dependencia excesiva de las novedades comerciales y a acortar los circuitos de circulación del libro dentro de las librerías. Sin embargo, nosotros pensamos que las prácticas editoriales exitosas no solo se miden comercialmente, ya mencioné la responsabilidad ética que tiene el editor, responsabilidad que en primera medida es con nuestro planeta -la Misión de Crecimiento Verde del DNP estableció que, y conozco el dato porque edito y corrijo este tipo de textos, la fabricación de papel y las actividades de edición e impresión son la segunda industria en consumo de agua en el país y una de las mayores generadoras del volumen total de agua residual-, pero que se extiende también al respeto de los demás agentes de la cadena del libro y, por supuesto, a la producción de libros.

Hoy, como siempre, se necesitan libros que saquen a la luz ideas relevantes para las discusiones importantes que se llevan a cabo en el país, relevantes y profundas para que los debates no se agoten en el espacio de media hora del noticiero, ideas para libros de fondo, que permanezcan en el tiempo y en las librerías. Se necesitan también libros que rescaten voces olvidadas. Libros que hagan circular literaturas ignoradas o marginadas, que abran espacios para escritores y escritoras a los que se les ha negado la voz. Libros que permitan el intercambio entre culturas. Libros que abran un nuevo panorama a los lectores menos especializados para que ingresen en el mundo de la lectura, que amplíen la oferta desde contenidos novedosos para atraer, por ejemplo, a lectores para los que la imagen es muy importante al tener internet como principal canal de sus consumos culturales. En fin, consideramos que se necesitan más y más libros, bien curados, bien editados y bien hechos.

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El programa firmó un convenio con la Cámara Colombiana del Libro. ¿Qué propósito tiene dicha alianza?

El convenio que firmamos con la Cámara Colombiana del Libro es parte de un esfuerzo que estamos haciendo para que los alumnos entren en contacto con asociaciones gremiales del sector, así como con sus protagonistas; nuestro objetivo final es que ellos encuentren una vía efectiva de ingreso al sector y por eso promovemos este relacionamiento entre actores del sector y nuestros estudiantes. Por una parte, este convenio les ha permitido a los alumnos de “Los oficios del libro” participar en diferentes actividades que organiza la CCL tanto en el marco de la FILBO como de las actividades de Noviembre Independiente, un ciclo de actividades para celebrar y visibilizar la edición independiente. De estas actividades cabe resaltar que FILBO Emprende, un acompañamiento que reconocidos editores y agentes del sector del libro hacen a los participantes que están iniciando o están por iniciar un proyecto editorial, es una gran oportunidad para que nuestros estudiantes puedan trabajar de la mano de figuras claves del sector y de fortalecer el tan importante capital social dentro del ecosistema del libro.

¿Cuál es la mayor riqueza que a la Colombia de hoy podría aportar el ampliar de manera significativa los canales culturales y las estéticas con las que se leen y se identifican los habitantes del país?

Contribuiría a visibilizar la diversidad del país, a dar voz a aquellos que no la han tenido, ayudaría a entender al otro. A conocernos como comunidad dentro de nuestro territorio y como sociedad en el mundo.

Por Juan David Zuloaga D.

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