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“Los verdaderos amores son trágicos”: Fernando Savater

El filósofo español, conocido por sus aportes a la reflexión sobre la ética, visitó el país para presentar su más reciente libro, ‘Aquí viven leones’, una radiografía de los lugares que influenciaron a destacados escritores del campo literario a través de la historia de la humanidad.

Steven Navarrete Cardona
02 de septiembre de 2016 - 10:19 p. m.
Cristian Garavito - El Espectador / Fernando Savater dice que una cosa es el amor y otra cosa es el sexo.
Cristian Garavito - El Espectador / Fernando Savater dice que una cosa es el amor y otra cosa es el sexo.

Con fluidez, Fernando Savater puede ir de aquí para allá en el cualquier campo intelectual. Literatura y filosofía, primas, más no iguales, comparten la reflexión por el sentido, la trascendencia y el placer. Como apuesta por concluir un trabajo que inició en el pasado junto a su desaparecida esposa, Sara Torres, para la televisión pública argentina, y debido a la ausencia de fondos por la crisis económica que atraviesa la mayor parte del mundo, el escritor español reunió ocho perfiles de algunos de los más renombrados escritores, entre los que se destacan Shakespeare, Poe y Flaubert entre otros, dándole suma importancia a los lugares y espacios en los cuales los intelectuales potenciaron sus creaciones artísticas. El poliamor, el lugar de la filosofía, el desamor, y su personaje literario favorito, son algunos de los temas de los que conversó para El Espectador. 
 
¿Qué piensa de que la filosofía esté desapareciendo de los colegios?
 
Este fenómeno no es nuevo sino que viene sucediendo hace algunas décadas y en la actualidad son pocos los países europeos que conservan la filosofía en sus planes curriculares, como Francia e Italia. En otros países, por ejemplo, la filosofía está integrada a otros planes de estudios. Habría que expresar que la filosofía es una reflexión que no comporta frutos pragmáticos inmediatos, de ella sale el sentido de las cosas, más no las cosas. La filosofía no es una impresora de tres dimensiones, de la cual salen cosas. Hoy somos más aficionados a las cosas que a sus sentidos, y da la sensación de que, todo lo que no tiene una utilidad inmediata es inútil, y es difícil hablar de la importancia de la cosas inútiles en nuestra vida en forma inmediata pero que son muy importantes. Una vez le preguntaron a Niels Bohr, ¿para qué servía la física moderna en la vida práctica? Y él respondió con otra pregunta: ¿bueno, para qué sirven los recién nacidos? En ese sentido podríamos responder para la filosofía. 
 
¿Para qué filosofar hoy?
 
Bueno, hay que partir del hecho de que tú no dices: “vamos a filosofar”, y entras en la tarea, sino que filosofamos porque tenemos curiosidad. No suena una campana y nos sentamos a filosofar. Todo el mundo se pregunta por el sentido de las cosas en un punto de su vida u otro. En algunas ocasiones es alguna desgracia o una frustración la que hace que se entre en esta reflexión, los motivos son diversos. Las personas con alguna dirección intelectual, terminan planteando algunas cuestiones filosóficas. Llamamos filosofía a un punto muy amplio de reflexiones y saberes, todas son forzosamente interesantes para todo el mundo. No hay alguien, que siendo racional, se prive de filosofar del todo. 
 
0tro de los grandes problemas que enfrenta la ciencia hoy es la falsa ideología que quiere mostrar a las ciencias sociales y humanas, antagónicas y enemigas de las ciencias naturales. ¿Usted qué opina de ese debate?
 
Habría que señalar que nuestra vida está constantemente hecha de preguntas, con una finalidad práctica, inmediata. Si te pregunto qué hora es, lo hago porque tengo que acudir a tomar un avión o a una cita, o quiero ver un programa de televisión. La pregunta me interesa sólo porque quiero hacer otra cosa. Cuando tengo el dato, se cancela el interés por la hora y vuelvo a centrarlo, en mi programa, en mi cita en lo que sea, pero si, en lugar de preguntarte la hora, te pregunto: ¿qué es el tiempo?, esa pregunta no tiene nada que ver con lo que vamos a hacer nosotros. 
 
Sea lo que sea, el tiempo sigue siendo igual y esa pregunta no se trata de lo que vamos a hacer sino de lo que somos. Las preguntas filosóficas tratan de lo que uno es, no de lo que uno va a ser. Intentan ayudar a entender mucho mejor lo que eres. No son preguntas que puedan ser resueltas. Nunca se cancelan, tienes que vivir con ellas, vas ahondado cada día más y más, mientras que las preguntas de las ciencias naturales sí pueden ser definitivas. Pensemos por ejemplo la pregunta sobre cómo está compuesta el agua. Das una formula y se acabó. No hay más allá de ese dato. En cambio, en la filosofía no hay respuestas determinantes sobre la libertad, la belleza, el tiempo, la muerte, etc. 
 
¿Por qué el amor no ha sido un eje clave para la reflexión filosófica si la realidad humana está en pleno influenciada por las relaciones personales?
 
Uno de los padres de la filosofía, Platón, le dedica al Eros una reflexión importante, y uno de los diálogos más famosos de Platón, ‘El banquete’, está centrado en el amor. Pero es verdad, los filósofos no le han dedicado la atención que se merece. Aun así, muchos, como Montaigne y Schopenhauer, también han hablado del amor, pero no han sido muy entusiastas. 
 
¿Cómo definiría usted una pena amorosa?
 
Hay un adagio popular, “todas las penas de amor, son penas de amor propio”. Nos preguntamos, ¿por qué a mí?, ¿por qué me sucede esto, con todo lo que soy? Uno siempre se ama a sí mismo, luego ama al otro como complemento de sí mismo. Como decía Oscar Wilde, “el amor propio es el inicio de un cariño que dura toda la vida”. Luego viene la otra pena amorosa, viene la pena de la pérdida. ¿A qué me refiero? A que, luego de que se había formado esa especie de dualidad de la que habla Platón, esa bola esférica, como una suma de complementos, y se destruye, entonces no puede volver a rodar. Cuando te falta esa mitad ya no vuelves a ser tú. 
 
¿Por qué cree que sufrimos por amor?
 
Todo este proceso tiene lugar porque puede que quizás estamos hechos para el amor. Puede que el amor no llegue, o que cuando llegue, se pierda. El problema del verdadero amor, no de los amores de fines de semana, sino el verdadero amor, es que todos los verdaderos amores son trágicos. Pensemos, por ejemplo, cuando una persona de la relación muere y la otra sobrevive, duele a muerte. El verdadero amor se conoce porque siempre duele, porque acaba en tragedia. Los amores de fin de semana se acaban y no pasa nada. 
 
¿Será que se puede amar a varias personas al tiempo? ¿El poliamor?
 
Una cosa es el amor y otra cosa es el sexo. Tienes la suerte de tener relaciones sexuales con muchas personas distintas, sobre todo procurando que no se conozcan (risas), pero en el amor es difícil soportar un amor. El verdadero amor exige tanto, que uno no tiene tanta sustancia en su interior para dos amores. Puedes tener muchas relaciones con muchas personas, pero amar en sentido estricto del término, me temo que no. 
 
Hablemos de su libro ‘Aquí viven leones’. ¿Por qué es tan generoso con Flaubert y Reyes?
 
Con Flaubert, porque es el hombre de letras puro. Realmente solo vivió para escribir y sólo vivió para escribir, consideró que la vida era un pretexto para tener algo sobre lo cual escribir. El hombre pluma. Frente a Reyes era un hombre bueno, solidario, siempre atendía los llamados. Debemos reconocer que algunos buenos escritores son malas personas, pero él fue muy solidario con los perseguidos, los republicanos exiliados de la Guerra Civil Española. Además, con una exquisita escritura. 
 
Si pudiera ser uno de los personajes de alguna novela, ¿cuál quisiera ser?
 
La ballena de Moby Dick, porque la historia siempre se cuenta desde el barco, me hubiera gustado contarla desde la ballena. 
 
¿Qué piensa de la actual literatura latinoamericana?
 
Disfruto leyendo la obra de Juan Gabriel Vásquez y Héctor Abad, pero mi literatura hispanoamericana preferida siempre ha sido la clásica: Borges, Cortázar, Octavio Paz, a quienes pude conocer. Siempre me ha gustado releer a los autores que me han gustado, pero estoy seguro de que hay muchos autores en América Latina que vale la pena leer. 
 
Sociólogos como Zygmunt Bauman, hablan de la crisis moral y ética qué vive Europa. ¿Qué opina?
 
Pienso que lo que está vivenciando Europa, no se debe a una cuestión ética sino política. La ética es la reflexión que cada uno puede hacer sobre la libertad, pero la política es la expresión colectiva. Lo que necesita Europa es una mejor política. Una reflexión sobre cuál es la Europa que queremos, cerrada, que no deja entrar a nadie, aterrorizada por sus vecinos, o una Europa más positiva, abierta. Luego cada uno vive esas cuestiones políticas desde el punto de vista ético. Pero en general yo me conformaría con que hubiera una mejor política en Europa, no pido tanto como una revolución ética. 
 
No podría dejar de preguntarle, cuál sería una postura ética clara para contribuir a resolver el problema de los refugiados. 
 
Es evidente que las personas no se van de su casa por capricho. Mucho menos cuando son niños, mujeres embarazadas, sino que salen huyendo de algo. No es la luz que les atrae sino la sombra que les empuja, y lo digo porque de alguna forma están acosados. Entonces si sus lugares de orígenes fueran estables, no querrían irse, pero desgraciadamente hay zonas de guerra, de violencia, sobre todo en África o en Oriente próximo. Esperemos que se encuentre una pronta solución. 
 
¿Qué piensa de la frase: “Estos son mis principios. Si no le gustan tengo otros”, de Groucho Marx?
 
Una frase muy conocida por los políticos. En sí misma, la frase ya es un principio, la apuesta de alguien que está dispuesto a cambiar los principios cuando sea necesario. En realidad es un principio de acción. Nadie puede carecer de principios y piensas que cada vez que las cosas vayan mal, puedes cambiar tús principios, eso de por sí es un principio para tus acciones. El dilema que plantea en realidad es que no todos los principios son buenos, otros, por demás, son malignos. Pero son imprescindibles. 
 
 

Por Steven Navarrete Cardona

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