El Magazín Cultural

Luis González Palma: “Siento que la foto es un instante que muere”

El fotógrafo guatemalteco, quien vive en Córdoba, Argentina, y ha realizado innumerables muestras por los cinco continentes, dice en esta entrevista: "Mis fotografías se vuelven hasta cierto punto espejos que me reflejan y me dan sentido". 

Óscar Jairo González Hernández
11 de mayo de 2019 - 09:46 p. m.
Obra del 2019, sin título, de la serie Möbius, de González Palma.  / Luis González Palma
Obra del 2019, sin título, de la serie Möbius, de González Palma. / Luis González Palma

¿En qué momento es consciente de que comienza a devenir y experimentar con una cámara, cómo se desarrolló y desarrolla esa tensión? 

Fue en 1987-88, por casualidad, yo pintaba y trabajaba como Arquitecto, una amiga me presta una cámara para que yo “juegue” con ella, al final, poco a poco me fui involucrando  mas con la imagen. 

¿En qué momento le interesa instalarse en una relación muy concreta y muy obsesiva, si se quiere con el fenómeno mismo de la fotografía: máscara o rostro; incisión sobre ellos y sobre usted? ¿Por qué? 

Fue en 1990, la fotografía se vuelve para  mi una forma de explorar mi visión del mundo, la creación de imágenes que me representaran se empieza a volver una obsesión, una necesidad casi vital, tanto que dejo a un lado la Arquitectura y me dedico de lleno a la fotografía. La fotografía se vuelve una extensión de mi pensamiento. 

Cuando recurre, como en la serie de “La intimidad”,  a hacer una constante relación con el espacio: ¿qué sentido adquieren toda la naturaleza y lo objetos aquí, entendidos como lo exterior y lo interior? 

En todo éste trabajo hay una modificación de los objetos, un juego con los espacios y una meditación con mi espacio interno. Una meditación sobre la mirada, tanto interna como externa, una reflexión sobre la  jerarquización de la misma. Trato de “metaforizar” al objeto y al espacio en donde lo fotografío para dotarlo de otros sentidos, sentidos que afecten a quien los vea.  

Cuando hace una exposición de sus fotografías y de los proyectos en los que pone a prueba delante de otro cámara y mirada, se desea en un principio que haya un espectador: ¿Qué clase de espectador busca y quiere encontrar, o ello no es importante en su construcción? 

No precisamente, al momento de la toma fotográfica hay una conciencia de que esta mirada, este instante puede ser, en algún momento, hecho público, pero no es un pensamiento de gran peso, luego, en lo que podría llamarse “la edición” o la selección de las imágenes, sí pienso las fotos como instantes a compartir, pero no con una idea de “a quién van dirigidas”, no busco cierto tipo de personas para mostrar mi trabajo. 

¿Cómo y cuales son sus metódicas que lo llevan de la cámara hasta lo que observa? ¿Qué necesita para llevar a cabo esa tarea? ¿Puede hablarnos un poco de su orden y de su técnica? 

Las ideas van generando las técnicas, no al contrario. En éste caso específico, deseaba dotar a la imagen de cierta luz comprimida, algo que encuentro en varios íconos religiosos, era importante generar una especie de imágenes que sugirieran altares católicos, pero con una imaginería contemporánea. Por otro lado deseaba que la foto, (mi mirada) quedara capturada en un espesor real, como el ámbar captura algún insecto. De estas inquietudes fui investigando varias técnicas las cuales derivaron en la lámina de oro, la película  orthográfica y en la resina. 

Hallamos una intención muy provocadora e incitante en su relación con ese otro que mira y es mirado, que podrías ser y es usted mismo: ¿Qué puede decirnos del narcisismo y la medusa que hay en su mirada? 

De alguna forma hay en mí una carencia en la primera mirada. Una carencia en “la mirada que me mira”. Una carencia en esa mirada necesaria para que un individuo se estructure como persona, una ausencia de esa mirada primaria que te acaricia de lejos. Siento que es a través de la imagen fotográfica que yo he generado esas miradas que me ven y que de alguna forma me van estructurando. Mis fotografías se vuelven hasta cierto punto espejos que me reflejan y me dan sentido. 

En la medida en que realiza un abordamiento de la realidad como fotógrafo: ¿En qué orden y que otras mediaciones hace con otras técnicas y otras artes, que a la vez lleva a sus fotografías? 

Me interesa la fotografía como un registro, una huella de algo que puede estar ahí o que es resultado de una ficción. Esa “realidad” que me interesa fotografiar está ya transformada, ya sea por los objetos que se le han incorporado, o por lecturas y pensamientos que son proceso de un largo camino de decisiones. Me interesa acompañar este proceso con lecturas filosóficas, psicológicas y una extensa contemplación a obras de arte, ya sea pintura, escultura,  etc… Las fotografías son resultado de una vida vivida, escuchada, pensada.  

¿En qué instante decide que hay que buscar los hilos conductores con lo surreal y lo femenino? 

Estas decisiones se van dando casi inconscientemente. 

En su fotografía se evidencia, no sabemos hasta qué punto, si es que hay uno, que pretende un interacción con el teatro: ¿Qué tanto le inquietan esas relaciones con lo teatral, en la medida en que ellas proponen otra dimensión a la mirada? 

Me interesa una relación teatral pero llevada al cine, me interesa el cine como una forma o intento de comprender la realidad y la mirada desde otros planos. La “imagen teatral” es una imagen pensada previamente, resultado de una idea, es ahí en donde más me conecto como fotógrafo. 

¿Qué símbolo y sentido tienen en su fotografía: el cuerpo, el tiempo y la memoria: ¿Hay allí una búsqueda por inmovilizarlos y/o transparentarse en ellos? 

Sin duda que la imagen fotográfica es una experiencia inmóvil, pero no detenida en el tiempo. Siento que la foto es un instante que muere y otro que nace, ese instante detenido que genera la imagen fotográfica, genera también su propio deterioro y yo no tengo un deseo particular en evitarlo. Todas mis imágenes mueren lentamente, aunque posiblemente puedan vivir en la memoria de quién las ve, pero es otra forma de vida. 

Esa lucidez, con la que aborda y accede a lo más insólito, a lo más absurdo y a lo más irreverente del ser mismo: ¿Qué es lo que mueve poderosamente su cámara hacia eso, es muy consciente esa decisión ó está sometida al azar también? 

Creo que es resultado de mucho tiempo de pensar y repensar, de leer y releer, de tratar de explicarme: ¿Que soy? ¿Qué sentido tengo? Creo que todo mi trabajo nace a partir de preguntas que me planteo, preguntas que solamente lanzan mas preguntas y que me dejan al borde de un abismo misterioso, desconocido. Es frente a ese vacío en donde empiezan a surgir ciertos bocetos que, pienso, necesitan existir como imagen. 

Todos tenemos dentro de nuestras obsesiones relaciones con otros fotógrafos, que le forman, que le indican cosas y que le proponen un estilo y una tentativa: ¿podría mencionar y hablar de uno –solo uno- de ellos, que le hubiese marcado fuertemente y por qué? 

Sin duda es la pregunta más fácil de la entrevista, y es una sola: Julia  Margaret Cameron ¿Por que?: Por considerar que el foco se lleva dentro, por haber creado su propio universo lleno de intimidad y lirismo. 

Hay fotógrafos, como ellos lo expresan, la fotografía tiene el poder de exorcismo o catarsis: ¿de qué o para qué le sirve a usted hacer fotografía? 

Para darme sentido, no tanto como fotógrafo, mas bien como ser humano. 

¿Qué consideración le merecen los talleres o las academias de fotografía: ¿son básicas y necesarias para la formación ó no del fotógrafo? 

Yo me pregunto, (y veo a la fotografía como un arte en la misma jerarquía que la pintura), ¿se puede enseñar a ser artista? No lo sé, lo que si sé es que todo conocimiento enriquece y es por ahí por donde pienso que sí, pero uno decide hasta donde. 

¿Considera que la fotografía es un arte o solamente una técnica? ¿Cuál y hacia donde se orienta la su estética fotográfica, obedece a una postura o no? 

En este momento de la historia es ya una pregunta a la que se la ha dado respuesta. La fotografía es un arte, y hablo de la fotografía a la que yo intento acercarme desde mis limitaciones, de la fotografía hecha con fines de generar pensamiento y abrir posibilidades de diálogo para entendernos como individuos.  

Cuando se inserta en usted la necesidad y el deseo del hacer fotografía y la hace una forma de tu destino: ¿Cómo intenta vivir y resolver esa posesión y cómo hace para no caer en los clichés momentáneos y oportunistas? 

En un momento yo intuyo que la fotografía es realmente lo que yo deseo hacer en mi vida. En ese momento era un pasatiempo importante y vivía de la Arquitectura. Mi idea era voltear la situación, vivir de la fotografía y que la arquitectura fuera mi pasatiempo, mi pasión para disfrutar sin presión. Es así como tomé mi decisión, consciente de que estaba dando un salto vital del cual sería muy difícil retroceder. 

¿Qué presencia y poder en su fotografía le concede y le da a lo explicable y a lo inexplicable? 

La verdad es que la vida en si es bastante inexplicable… aunque yo pueda explicar mucho de mi trabajo, la experiencia de vida, y con eso digo, el origen de mis miedos y obsesiones, de todo lo que pueda originar mis imágenes, es bastante misterioso y por lo tanto difícil de poner en palabras. 

Entre las críticas que se le hacen a la fotografía, todavía hoy, está la de saber sí la fotografía es una arte o no, un arte similar e igual de importante que la pintura: ¿Cuál es su postura al respecto? 

Ya lo dije antes, depende de que tipo de fotografía se haga, y es evidente, muchos artistas usan fotografía y/o pintura en su obra, indistintamente… lo importante es estar claro sobre que medio deseas utilizar para decir lo que quieres decir. Cualquier medio es válido como arte si se usa con inteligencia para expresar ideas. 

En medio de la importancia que ha alcanzado la fotografía hoy, en la cual no es fotógrafo quien toma una cámara (no de gas), sino quien a su vez tiene una formación teórica de su mirada y sensible: ¿cuál es su aporte? 

Sin duda comparto esa opinión, el fotógrafo hoy en día es consciente de su mirada, y por ella entiendo una mirada política, social, intimista, lírica. Es sensible al mundo que ve, lo interioriza y devuelve, no lo muestra, lo sugiere, y con eso nos enriquece. ¿Cual es mi aporte? No lo sé, posiblemente intentar hacer de mi trabajo lo que dije anteriormente.  

En la dimensión del instante, que se da en la fotografía, que es como la muerte (Barthes): ¿Cómo se expresa en su fotografía la relación con ella? 

Como nacimiento y muerte, lo dije anteriormente. Un instante que muere y otro que nace y por tanto empieza a morir. 

El pintor E. Delacroix decía que el tema de su pintura era él miso: ¿Es usted el tema principal e inalterable de su búsqueda como fotógrafo? ¿No es un narciso que se mira a sí mismo? 

Borges decía que uno escribe un solo poema en la vida, lo que hace es ponerle diferentes nombres. Uno es un encerrado universo que trata de explicarse, pero está limitado a lo que es, ese es el drama. Mi tema principal, para llamarlo de la forma en que lo llamas, es una íntima búsqueda para entenderme desde este drama. 

¿A qué le teme y ante que tiembla cuando toma la cámara fotográfica: al tiempo, al espacio, a los fantasmas? 

No tiemblo, hay un gran gozo en ese acto. 

Son muchas los llamados que se hacen a los artistas para que establezcan una relación muy fina y duradera con su sociedad: ¿considera que un fotógrafo como usted, debe participar, involucrarse con su medio o no? 

Un fotógrafo, un artista, es una persona comprometida con su vida y su tiempo, un ser de absoluta responsabilidad ética que no puede vivir aislado de situaciones actuales. 

En nuestra tradición americana, los indios no accedían a que les tomaran fotografía, por qué según ellos, les robaban el alma: ¿Usted le roba el alma a lo que fotografía o más bien la exalta y la hace aparecer con mayor preponderancia? 

Ese robo mágico del alma permanece, pero no sé exactamente que es lo que se roba. No sé si exalto lo que fotografío o simplemente sugiero un misterio, ¿será eso robar el alma? al final una imagen no es la imagen que refleja, al final quien la ve, desde su propio silencio, tiene la palabra, y la mirada. 

Por Óscar Jairo González Hernández

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