El Magazín Cultural

“Luna”: Cuando los lectores se identifican con los personajes y con la autora, Ana Coello

La mexicana Ana Coello ha tenido éxito dentro del público adolescente. Con sus novelas románticas, esta escritora ha cautivado jóvenes lectores a lo largo de Hispanoamérica. Sin proponérselo, se ha convertido en una escritora influyente y este hecho no deja de sorprenderla.

Juliana Vargas @jvargasleal
03 de octubre de 2018 - 05:47 p. m.
La escritora mexicana Ana Coello, cuya más reciente obra se titula Luna.  / Cortesía
La escritora mexicana Ana Coello, cuya más reciente obra se titula Luna. / Cortesía

En 2009, una saga literaria revolucionó al público adolescente, sobre todo el femenino. Las descripciones eran directas, incluso vacías, y las figuras literarias brillaban por su ausencia. La traductora de la saga llegó a mejorar ciertos fragmentos de la obra original pues existían oraciones gramaticalmente incorrectas. El protagonista era físicamente perfecto y con habilidades sobrehumanas, el cual, claramente, caía rendido de amor por la protagonista. Prácticamente no se percibía una evolución de personajes y la obra era tremendamente conservadora.

Y, aún así, esta saga arrasó en ventas y cuatro películas de la saga fueron adaptadas. Luego, editores y críticos literarios estudiaron este fenómeno y por algún tiempo no vieron más que una historia de amor adolescente. Sin embargo, de pronto se percataron de que, tal vez, el núcleo del éxito se encontraba en una práctica que los escritores suelen evadir a toda costa.

La protagonista de Crepúsculo, Isabella Swan, era un “cascarón vacío”. No tenía un color favorito, o alguna prenda que usara con frecuencia; tampoco sabíamos si le gustaba más el vino que la cerveza o si tenía alguna alergia. Era tan sólo una estudiante más, una chica más de entre los millones de adolescentes que existen en el planeta. De esta forma, las jóvenes lectoras podían identificarse fácilmente con Isabella Swan. Crepúsculo no era la historia de la protagonista, sino la historia de las lectoras o, al menos, de los sueños de las lectoras.

Pero, en ese caso, ¿para apelar al público adolescente se requiere de un “cascarón vacío”? ¿Qué ocurre cuando la protagonista adquiere personalidad propia, tanto con cualidades como con defectos? ¿Qué ocurre cuando la protagonista puede llegar a irritar al lector? “En Luna, quería construir una adolescente con carácter y con miedos; con un tormento en el pasado y vista hacia el frente. Quería construir un personaje para mi hija que aún es pequeña”, dice Ana Coello, autora de Luna, una novela romántica dirigida al público juvenil.

Al igual que en Crepúsculo, Luna se trata de una adolescente, Sara, que se enamora de un chico anormalmente hermoso: Luca. Este protagonista tampoco es humano, también evita tocar a Sara a toda costa, tampoco tiene la necesidad de dormir y aparece en la habitación de Sara cada vez que quiere. No obstante, la gran diferencia entre Crepúsculo y Luna recae en la dinámica de la relación amorosa. La relación entre Luca y Sara es usada por la autora para hacer que sus personajes se descubran a sí mismos, dejen sus propios miedos y evolucionen. Aquí, los lectores no se identifican con uno u otro personaje; en cambio, se identifican con sus intentos de encontrar su lugar en el mundo y sus esfuerzos por crecer.

Luna es el resultado de un interés que nació en la infancia de Ana Coello, cuando, siendo niña, leyó Momo. Después vino El Principito, Ensayo sobre la Ceguera, y así, uno tras otro, los libros fueron llenando los silencios de Ana Coello. Luego vino la escritura. Nunca buscó un agente o una editorial, simplemente escribió Vidas Cruzadas y Belleza Atormentada y las guardó para la memoria. Después vinieron las redes sociales y encontró fascinación por “Wattpad”, plataforma en la que podía compartir sus novelas. El intercambio de opiniones con los demás lectores y escritores emergentes se volvió parte de su vida diaria, por lo que el siguiente paso fue publicar Muy Profundo, novela con la cual ganó los premios Watty de 2013. Su acogida dentro de la red social la llevó a Nova, editorial que publicó sus libros y, así, por fin pudo afirmar que se había convertido en “escritora”.

Ana Coello es una autora cuyo camino fue en sentido contrario del que comúnmente viven los escritores. Escribió como forma de interacción social; poco a poco, más y más lectores la siguieron, y fueron sus mismos seguidores quienes la contactaron con Nova. Es de los pocos autores nóveles que puede alardear de acabar el tiraje en su primera publicación, lo cual es aún más loable tratándose de una escritora latinoamericana. “He sido bendecida. Aunque también ha sido duro. Publiqué Luna este año con Penguin Random House y, aunque pueda ser un éxito, también es una presión ¿Y si no cumplo con los plazos? ¿Y si no cumplo con sus expectativas? Es un reto y un apremio, pero también un sueño a seguir”.

Con Luna, no sólo los lectores se pueden identificar con el corazón en conflicto de los protagonistas, también se pueden identificar con la escritora que construyó un camino sin siquiera proponérselo. Con escritoras como Ana Coello, los lectores adolescentes recuerdan que aquel sueño perfecto plasmado en novelas como Crepúsculo y Luna es perfectamente alcanzable.

 

Por Juliana Vargas @jvargasleal

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar