Beard, autora de exitosas obras de divulgación histórica, defiende, en declaraciones a Efe, la importancia de no romper los lazos con la tradición grecolatina.
La estudiosa británica participa esta semana en el Foro Económico Mundial de Davos en sendos debates sobre las lecciones que podemos extraer del pasado, incluso del más remoto, y sobre la historia del feminismo en Occidente.
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Beard accede a dar, con diplomacia, un consejo a las autoridades del Gobierno recién formado en España en caso de que se planteen una reforma educativa.
"Supongo -afirma la autora de SPQR- que no hace falta decir que los griegos y los romanos escribieron literatura que sigue siendo extraordinariamente influyente en Occidente".
De manera inevitable nos convertiríamos, advierte, "en una sociedad culturalmente sin poder, si perdemos el acceso directo a todo eso". "A menudo digo que no ha pasado un solo día desde finales del siglo I a.C. sin que alguien haya estado leyendo la Eneida de Virgilio. Perderíamos mucho si rompiéramos esa tradición".
De ello se deduce, argumenta, que nuestra comprensión de la literatura posterior "depende de entender su diálogo con la tradición clásica". "Necesitamos a Virgilio para entender a Dante, necesitamos a Homero para entender a James Joyce (o los hermanos Coen: 'O Brother!'), o pensemos en las relaciones de Shakespeare con Plutarco".
Pero hay más, continúa Beard, "como intenté mostrar en 'Women and Power', por un lado vemos en la Antigüedad las raíces de nuestras propias asunciones culturales -en el caso de ese libro, sobre el poder de las mujeres-, pero por otro también sobre las ideas de ciudadanía, imperio, libertad ..."
Asegura que el 'Ich bin ein Berliner' (Soy ciudadano de Berlín), la famosa afirmación que pronunció el presidente estadounidense John F.Kennedy en junio de 1963 en plena Guerra Fría, está extraída del 'civis romanus sum', la frase que convertía en ciudadano romano libre a quien la proclamaba.
"Pero no somos solo los herederos de la tradición grecorromana. Felizmente hay muchas otras influencias sobre Occidente", comenta Beard, "y la diferencia entre nosotros y ellos puede ayudar a poner de relieve nuestras rarezas".
¿Los políticos de hoy pueden todavía aprender algo de la democracia ateniense o de la República romana? Para Beard la respuesta a esta pregunta no es sencilla.
"No creo que haya lecciones directas en la Antigüedad que proporcionen soluciones fáciles a nuestros problemas, aunque la pregunta más frecuente que me hacen los periodistas es ¿a qué emperador romano se parece más Donald Trump?"
Pero, en cualquier caso, concluye, "la Antigüedad es un espacio seguro donde podemos ver nuestros propios problemas a través de una lente diferente".