El Magazín Cultural

Muerte

Para el cubrimiento de la Feria del Libro de Bogotá, tanto en la versión impresa como en las digitales, hemos elegido algunos conceptos, representados en palabras, que sean como pequeños trazos que guíen los textos del día.

Karen Rodríguez
21 de abril de 2016 - 05:12 a. m.
Ilustración: Cacho / Ilustración: Cacho
Ilustración: Cacho / Ilustración: Cacho

La vida y la muerte siempre han sido inseparables, ya sea por quienes consideran a la segunda un fin infinito o por creer que después de ella hay algún tipo de inmortalidad. Saber lo desconocido que hay detrás resulta abrumador; tratamos de evitarla o combatirla, por temor a desaparecer de la vida que reconocemos como real.

Y es que la muerte es una continuación natural de la vida que sentimos cuando vemos morir al otro. Ya decía Séneca: “No podemos sentir nuestra propia muerte porque instantáneamente, en el mismo momento de ocurrir, ella nos hace insensibles a todo. Es absurdo el temor por lo que, cuando ocurra, no lo podremos ya sentir”.

Nuestra relación con la muerte se da en el instante mismo en que nacemos. Por esto la vida a través del tiempo se une con la muerte a medida que existimos y nos acercamos al momento de morir, siendo de nuevo sólo uno.

Dos libros recomendados sobre la muerte en la literatura

El retrato de Dorian Gray (1890), Oscar Wilde


Es considerada una de las últimas obras clásicas de la novela de terror gótica. El libro abarca temas como el narcisismo, la belleza, la perversión, el libertinaje, y en especial, el miedo y la negación hacía la muerte. Dorian empieza a obsesionarse con su apariencia física, llegando al punto de desear tener siempre la edad que tenía en el cuadro cuando el artista Basil lo pintó. Su deseo se cumple, y la figura retratada es la que envejece por él, pero esto tiene un precio muy alto.

El extranjero (1942), Albert Camus

 

Camus utiliza como eje central la muerte al transformar un evento trascendental en la vida de alguien en un antojo de la indiferencia. Meursault, comete un crimen en el cual refleja un sentido apático de la existencia y de la muerte, debido a que no muestra sentimiento alguno de arrepentimiento o injusticia y cree que la realidad es absurda e intratable. Convirtiéndose así, en un “extranjero” dentro de su propio entorno.

 

Por Karen Rodríguez

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