El Magazín Cultural

Música libre de Palenque a Hungría

Geza & Los Virtuosos Bohemios llevarán su propuesta de música gitana húngara hasta el primer territorio libre de América.

Lucero Rodríguez G.
11 de enero de 2014 - 06:18 p. m.
Música libre de Palenque a Hungría

Sebastián no está seguro de si Hungría queda en Europa o en Asia. No sabe de gitanos ni de gitanos de Hungría y menos aún de música de gitanos de Hungría. Geza sabe menos aún de cimarrones esclavos ni de cimarrones esclavos palenqueros colombianos, ni de lo que bailan ni de lo que escuchan. Nada del Sexteto Tabalá, del lumbalú (cantos dedicados a los muertos) ni de Las Alegres Ambulancias ha oído Geza. Nada de Liszt ni de Bartók ni de Danzas rumanas ni húngaras le suena a Sebastián.

Con golpes de tambor los negros de América se han alzado contra varios siglos de esclavitud, como los palenqueros como Sebastián Salgado, hombre de pueblo y percusionista. Por toda Europa los gitanos se han llevado a cuestas tantos violines como discriminación, mientras fueron influenciando e influenciándose de cada instrumento y armonía de cada lugar por donde iban trasegando. Geza, un joven de mundo, y afamado violinista, de abuelo y madre húngaros y de padre ruso, es de ascendencia judía y gitana.

Con orgullo, Geza habla de la incidencia de los judíos en la música clásica y de la singularidad de la música gitana húngara a la que considera “la más clásica de todas las músicas gitanas del mundo” y a su gente, en su país, “la más elegante de toda Europa”. La música está en su sangre. “Niños de dos o tres años tenemos la necesidad casi genética de hacer música. Yo, por ejemplo, tomaba cucharas cuando era pequeño y hacía música”, cuenta el violinista. Mientras que Sebastián asegura que: “En el Palenque la mayoría primero aprende a tocar tambor que a caminar”.

“Los gitanos han sufrido mucho… Al terminar la Segunda Guerra Mundial cortaron el agua a propósito a los gitanos en Rumania”. Hoy siguen pasando cosas y, el músico ayuda a ilustrarlo, refiriéndose a cuando en Armenia el agua fue cortada siendo los gitanos los más afectados. “Fue una campaña política en contra de ellos, porque los gitanos eran muy influyentes, en el buen sentido”. El agua no se la han cortado a los palenqueros, pero el acueducto y el alcantarillado llevan un retraso de más de medio siglo y apenas hasta ahora le está sirviendo al pueblo, Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

“Los gitanos han sido muy talentosos y especiales, pero los políticos y los medios “baratos” han propagado una mala imagen de ellos”, suma Geza a sus opiniones. “Ni todos los gitanos son iguales ni todos los judíos”. Sobra una comparación más para ilustrar lo bien sabido sobre las “estereotipaciones” de las comunidades negras colombianas.

Al director del Cartagena VIII Festival Internacional de Música, Antonio Miscenà, se le ocurrió llevarles a los palenqueros, este domingo, último día del Festival, un concierto como el de Geza & Los Virtuosos Bohemios, por ser “una cosa lejana, totalmente nueva para ellos, pero con un impacto rítmico que los puede conectar con esto”.

Otra cosa no tan lejana, pero igualmente curiosa y hasta ahora desconocida, es que Geza tiene unos primos colombianos, hijos de la esposa bogotana de un tío y Sebastián… bien ya está establecido que no sabe mucho de Hungría; así que no tiene ningún familiar por allá. De pronto no es casualidad encontrar coincidencias cuando se buscan, lo cierto es que la música tiende puentes entre culturas tan lejanas o tan cercanas como estas dos, según el punto de vista desde donde se mire.

“La idea del concierto es representar la cultura húngara, pero en realidad tenemos repertorio con raíces españolas y otras. Este tipo de grupo de cámara, con esta instrumentación, es único”, dice Geza, quien con su interpretación dejó boquiabierto a buena parte del público en Cartagena. Los músicos que lo acompañan en este Festival, están más metidos en la interpretación de la música clásica como tal”, sin embargo, la Rapsodia Húngara, las Danzas Rumanas, las Danzas Húngaras, que se van a tocar en el Palenque de San Basilio, no son ni más ni menos que una lectura clásica de las melodías y tradiciones musicales gitanas.

Como sea la música libera de las pesadas cadenas o azares de la vida cotidiana, distensiona y cuenta algo de la historia y de la vida de grupos e individuos, como Sebastián y Geza, un hombre que dará un concierto y otro a escucharlo.

 

Por Lucero Rodríguez G.

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