El Magazín Cultural

Narrativas visuales en las ferias de arte

Desde una construcción de nuevos pensamientos, en las ferias de arte se articulan los diálogos curatoriales y las mediaciones educativas como componentes fundamentales dentro del arte.

Sandra Fernández
27 de octubre de 2017 - 10:32 p. m.
Obra de Marcelo Brodosky en Artbo 2017. / Cortesía
Obra de Marcelo Brodosky en Artbo 2017. / Cortesía

La creación viene adherida a un montón de circunstancias que se esbozan en la experiencia dentro de un contexto determinado y en ocasiones, también puede figurarse como una introspección guiada con una luz que alumbra la finalidad artística. El resultado entonces termina siendo la materialidad de ideas propias de un artista, las mismas que componen una obra para luego ser vista por el público que se apropia de ella, desde una observación minuciosa hasta llegar a cuestionarse, reflexionar y así crear nuevos significados, que en palabras del curador colombiano José Roca en los textos seleccionados del Foro 2015 de ARTBO dice: “Una escena artística fuerte se consolida a partir de la interacción de tres componentes: la producción de arte (artistas), la mediación de la obra para el público (museos, espacios independientes, revistas especializadas, curadores, crítica, periodismo cultural) y el mercado (galerías, coleccionistas, ferias, subastas). La relación entre ellos garantiza una retroalimentación de varias vías, permitiendo que los artistas lleguen al público, tengan un retorno crítico y analítico sobre su trabajo y puedan vivir de él”.

En ese sentido, una cadena trasversal dentro del arte involucra diversos estamentos, los mismos que le darían continuidad a una creación iniciada por la idea de un artista. Es así que como parte fundamental se convierte la construcción de significado, un valor prominente que el arte amplifica desde los ojos del espectador. Aquel hecho desde una perspectiva individual (que sería fijada en la obra de un solo artista) al ponerse en diálogo con otras hace posible dicha construcción, con una variedad de discursos que a partir de una línea narrativa crea todo un contexto para ser amplificado por los propios sentidos. En este punto aparece la curaduría como posible argumento, entablar diálogos y hacerlos visibles para el público.  Según el curador Jaime Cerón, quien discute sobre la curaduría en el texto ‘Ablandar la curaduría’ de la Revista Errata#: “La curaduría es un término que ha soportado un uso indiscriminado para hacer referencia a los diferentes roles que se articulan dentro del arte, tanto en los contextos especializados como en los medios de comunicación, y se podría decir que en general se emplea para aludir a todas las opciones de gestión de las prácticas artísticas que no son asimilables a la dimensión de creación”.

Aquellos roles dentro del arte aparecen en exposiciones convencionales dentro de espacios, museos y galerías, pero actualmente y en tiempo de ferias de arte, tomando cierta fuerza hasta ser parte importante y de mayor privilegio dentro de un evento comercial que produce un contenido no solamente de mercado, sino de crítica y de reflexión frente a quienes la visitan. La Feria Internacional de Arte de Bogotá Artbo y Feria Odeón, como eventos capaces de crear narraciones curatoriales que abarcan temáticas puntuales y que se asocian con el espacio en donde se encuentran; por otro lado, la Feria del Millón y Barcú como los lugares propicios para componer desde la tecnología o el arte urbano actividades aleatorias para todo tipo de público, consolidando la creación de nuevos públicos.

Diálogos curatoriales

Desde ciertas narraciones que se articulan con todo este componente explicado anteriormente y que le da cierto sentido al arte, el valor del significado adquiere gran reconocimiento en Artbo, no solamente desde la selección de galerías que la componen, sino por cada uno de los proyectos que desbarata la manera de pensar una feria netamente con contenido comercial, fijada con gran protuberancia en un encuentro crítico y de reflexión. Secciones como Proyectos curada por Kiki Mazzucchelli con 15 artistas que dialogan acerca de la memoria histórica, contextos poco conocidos y que desde distintos formatos salen a la luz para contar su lado de la historia desde una perspectiva no censurable y que como dice su texto curatorial: “La amplitud y diversidad de los proyectos seleccionados semeja una colección de prácticas singulares que funcionan como recordatorios de valores colectivos fundamentales, cuya permanencia no puede ser asegurada en el clima político actual. Por lo tanto, las obras incluidas en ‘Contra el olvido’ no están restringidas a ningún medio, espacio geográfico o periodo histórico específico. Sin embargo, en su propio contexto, todos estos proyectos funcionan como poderosos recordatorios de ideas y prácticas que han desempeñado un papel importante en la unión de las comunidades y en la creación de espacios de libertad”. Los rastros de experiencias colectivas pasadas desarrollados por actos de creación de la mano de los artistas hacen que una visita a una feria de arte articule espacios de construcción de pensamiento, desate nuevos discursos y empodere a la observación como poseedor de nuevos conocimientos.

De la misma manera, la Feria Odeón establece un nuevo diálogo entre su espacio arquitectónico de patrimonio y los discursos que involucran la memoria y la historia. Es así que para este año, la feria tuvo grandes cambios museográficos, desapareciendo completamente los paneles blancos para articular las obras provenientes de distintas galerías a las paredes del edificio y darle un valor curatorial con una nueva sección titulada ‘Planta Libre’, con lo que opina Alejandra Sarria curadora del Espacio Odeón: “Cuando un artista produce una obra está viendo un contenido, un discurso y es importante que eso sea evidente siempre que la obra se exhibe, entonces se hace necesaria la curaduría para darle ese carácter, esa relación a la obra y no dejarla solamente dentro de un esquema comercial”. ‘Planta libre’ se organiza en distintos espacios de Odeón con seis proyectos distintos con la curaduría del escritor, investigador y curador en jefe de TEOR/éTica (San José, Costa Rica) Miguel López, basado en una relación entre cuerpo y arquitectura. “Se llama ‘Planta libre’ porque es este concepto arquitectónico que se refiere al espacio abierto donde no hay muros, no hay puertas, no hay barreras entre una cosa y otra y que es lo que queremos que sea la feria este año”, explica Sarria.

Mediaciones alternativas

Barcú, que más que una feria se convierte en un festival y que por cuatro años se ha convertido en el espacio propicio de inclusión no solamente de públicos sino de distintas formas de arte, tiene un gran interés en visibilizar el arte urbano y desde esta perspectiva, hacer un vínculo con artistas reconocidos y artistas emergentes que desde el espacio público en la Candelaria, puedan aportar para el desarrollo del arte urbano y sus contenidos, como lo que expresa Christopher Paschall creador y uno de los directores de la feria: “El arte contemporáneo nace del arte moderno y el arte urbano nace de las dos; es una evolución del arte, es un nuevo lenguaje”. Aquel movimiento y manifestación artística que se centra en su contenido sin tapujos, reúne en sus sinnúmeros de técnicas de más de 30 artistas urbanos para no solamente intervenir la casa SIAM (perteneciente a la feria en la Candelaria) sino intervenir en las calles y muros del centro bogotano, actividades que de la mano de talleres, conversatorios y muestras de cine, alimentan la cultura urbana para darle contexto a quienes no conocen su origen, porque en palabras del artista urbano Gris One “es chévere que las personas vean el proceso del artista porque detrás de cada creación hay un estudio, hay un análisis del contexto y hay una fuerza de expresión que se traslada de la calle a la galería o de la galería a la calle”.

La Feria del Millón, por su parte, con un enfoque de artistas emergentes, ha realizado desde su nacimiento el salón de arte Voltaje con la curaduría de Carmen Gil Vrolijk y del director Juan Ricardo Rincón, quienes le dieron gran valor al arte desde una perspectiva tecnológica, trayendo proyectos sumamente innovadores y que para este año logran reunir a 16 artistas extranjeros y nacionales en un mismo espacio. “Las obras que se presentan en Voltaje son en sí reflexiones artísticas conceptualmente sólidas, en el campo de la tecnología muchas veces se encuentran proyectos de diseño o experiencias que pueden ser más del terreno de la innovación o del entretenimiento”, asegura Carmen Gil, quien desde un diálogo con el espacio de Textura (donde se realiza la Feria del Millón), ubicado en la zona industrial de Bogotá, atribuye una gran importancia hacia la reflexión crítica frente a un arte tecnológico poco conocido y que por la misma razón, establece toda una programación educativa que se lleva a cabo paralelamente con la Universidad de los Andes.

“Nos interesa que las obras tengan algún tipo de interacción y diálogo con el público; no nos interesan los textos curatoriales, no nos interesa poder amañar un discurso a una selección de obras, sino que por el otro lado, nos interesa que haya realmente un diálogo constante con las producciones”. Desde esta perspectiva, Juan Ricardo Rincón asegura que la necesidad de una actividad curatorial que origine una línea temática y narrativa se hace visible desde la óptica del propio espectador.

Por Sandra Fernández

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