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La ópera del veneno

A los 37 años, Juan Pablo Carreño se convierte en el primer compositor colombiano en estrenar una ópera propia en Europa. “La digitale”, una historia de venenos, venganza y percepción alterada, será presentada hoy en Marsella.

Ricardo Abdahllah. PARÍS
11 de diciembre de 2015 - 03:28 a. m.

 

En mayo del 2015, Juan Pablo Carreño pidió a los productores que se hiciera una lectura escénica de las partes vocales de la ópera que le habían encargado. Reunir a los artistas era costoso y complicado, pero Carreño terminó por convencer a quienes estaban detrás del proyecto, de que era imposible seguir adelante sin esa prueba.

“Al escucharlos me di cuenta de que había pasado tres años escribiendo una ópera en la que las partes vocales estaban pensadas como diálogos de teatro. Tal como estaba escrita en ese momento, La digitale no tenía ninguna densidad vocal. Sólo réplicas. Ningún espectador soportaría algo así más de veinte minutos”, dice el compositor colombiano.

Faltaban siete meses para el estreno, previsto para el 11 de diciembre en el Teatro Nacional La Criée de Marsella, cuando Carreño decidió que tenía que empezar de nuevo.

De la noticia judicial a la tragedia clásica

Nacido en Bucaramanga hace 37 años, Carreño es el más joven de los compositores comisionados por la Ópera de Marsella, la Ernst von Siemens Music Foundation y el Ensamble Musicatreize para escribir una trilogía de “óperas policíacas” basadas en libretos del autor Sylvain Coher en torno a una historia de venganza que atraviesa tres generaciones de una familia.

“La idea de una ópera policíaca no es nueva, qué más ejemplo que las adaptaciones de Woyzeck. Pero el argumento permitía que, más allá del juego de pistas para descubrir un crimen, la historia se abordara como una tragedia clásica. Yo quería que Flora, la protagonista, estuviera destinada a cometer el crimen y que pasara lo que pasara, terminaría por cometerlo”, dice Carreño.

Con esa idea, Carreño y Coher retrabajaron varias escenas y dieron vuelta a la estructura de la obra. “Quería personajes que a pesar de convertirse en asesinos pudiéramos comprender no judicialmente, pero sí como seres humanos”, dice el compositor.

Fue la repetición de frases que fue apareciendo durante el trabajo de reescritura, lo que lo llevó a imaginar que los efectos del veneno de la Digitalis purpurea, la flor que da título a la obra, podían integrarse en la composición musical. Para eso introdujo un cambio fundamental en la estructura : desde el principio sabemos que Flora, la protagonista, es culpable. También que se ha envenenado y que a lo largo de la obra asistiremos no sólo a su confesión y al esclarecimiento de su crimen, sino a su agonía.

“Quise que los espectadores no sólo vieran cómo los síntomas afectaban el razonamiento del personaje, sino que la música reflejara esos trastornos en la percepción. Que a través de la música entraran en la cabeza de Flor”, dice Carreño.

La idea le había llegado luego de asistir una puesta en escena de La gaviota de Chejov dirigida por Philippe Adrian en el Teatro de La Tempête. “Desde entonces había querido crear una pieza en la que pudiera romper la relación de objetividad entre la obra y el público. Así por ejemplo llegué a pasajes como aquel en la segunda escena en la que la voz de los inspectores está coloreada por la música de tal manera que los espectadores la perciban de la misma manera que el personaje al que están interrogando, con la misma angustia y además distorsionada por el efecto del veneno”.

La experimentación, tanto a nivel de escritura como escénico, ha estado presente a lo largo de la obra de Carreño y en particular en su trabajo con el proyecto Le Balcon, que se define como “orquesta sonorizada de geometría variable”, un ensamble de instrumentos clásicos en los que la amplificación electrónica, inusual para este tipo de conjunto, hace parte del espectáculo y en los que comparte créditos como fundador y compositor principal con Pedro García Velásquez, como él colombiano y egresado de la Pontificia Universidad Javeriana.

Allí Carreño fue discípulo de Juan Carlos Marulanda, Guillermo Gaviria y Hárold Vásquez. Luego integró la clase de Orlando García en la Universidad Internacional de Florida, antes de trasladarse a Francia, donde fue alumno de Jean-Luc Hervé en Nanterre y luego ingresó al Conservatorio Superior de París. En el 2011, fue el segundo extranjero en ser admitido para una residencia en la Academia Francesa de Roma, la Villa Medicis.

“Hay muchos compositores latinoamericanos trabajando en Europa y aunque en lo que respecta a los colombianos pertenezco a la ola que se inició con Luis Rizo -Salom, ya Guillermo Uribe Holguín había estudiado aquí, por eso después de regresar a Colombia sentó las bases de la Orquesta Sinfónica Nacional”, dice Carreño, quien cada año participa durante un período como profesor invitado en la Universidad Javeriana de Bogotá, una ciudad con la que nunca ha pensado cortar sus lazos profesionales. “Allí hay un movimiento cultural que no existe en Europa. Aquí ya quisieran tener cosas como el Iberoamericano de Teatro o los festivales al parque”.

La digitale es la primera ópera original de un compositor colombiano comisionada por una ópera en Francia. Cuenta con la dirección escénica de Sybille Wilson y la dirección musical de Roland Hayrabedian, el artista que inició el proyecto de la trilogía. Carreño además invito a participar al videasta Luis Nieto, con quien había trabajado en la creación del cineconcierto basado en la cinta colombiana Garras de oro.

“No me gusta pensar cada paso que doy en términos de una 'carrera' y lo mismo pasa con este primer trabajo en la ópera. Lo que más me ha agradado de esta comisión es que para mí fue una apertura hacia la escritura de música vocal un terreno en el que he trabajado poco”, dice.

Los ensayos de La digitale se realizaron en el espacio Étang des Aulnes, en el que la compañía de Sybille Wilson está en residencia. “Allí se montó la escenografía y ahí hemos estado trabajando, porque por supuesto no era posible tener el Teatro Nacional de La Criée todo un mes”, dice Carreño.

Las puerta de La Criée por fin se abrieron el pasado lunes, apenas cuatro días antes del estreno, que tendrá lugar el viernes 11, tal y como estaba previsto desde el principio.

Por Ricardo Abdahllah. PARÍS

 

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