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Otra ilustración alemana

Los mejores ilustradores alemanes de libros infantiles exponen sus obras en la Biblioteca Virgilio Barco de Bogotá.

Redacción Arte y Gente
07 de noviembre de 2007 - 02:05 p. m.

 En días pasados se inauguró en la Sala de Exposiciones de la Biblioteca Virgilio Barco la exposición "Ilustradores Alemanes Contemporáneos", que exhibe la obra de 13 de los más importantes artistas de la ilustración de libros infantiles germanos. Todo un plan para disfrute de los niños y también de los adultos. En la muestra participan ilustradores ya clásicos y de amplio reconocimiento internacional como Janosch, Klaus Ensikat o Wolf Erlbruch, y también los nuevos talentos y estilos de la ilustración alemana como Jacky Gleich y Rotraut Susanne Berner.

Cada uno de los artistas eligió cinco obras (la exposición se compone de un total de 65 piezas) de un libro que marcara su carrera y la curaduría explica el porqué de esa elección. Lo interesante de la exposición es que a través de ella se muestra la evolución de las temáticas y los estilos de la ilustración no solamente en Alemania sino en el mundo entero. Es una excelente oportunidad para entender dónde arrancó y dónde está la ilustración de libros infantiles, un arte del que poco se sabe.

Las ilustraciones son mucho más que simples dibujos decorativos para amenizar la lectura de un texto infantil. Para los niños que todavía no leen e incluso para los que son lectores precoces, las ilustraciones son el plato fuerte, la motivación principal para abrir un libro. Generalmente, los adultos se ocupan de leerles en voz alta y ellos, de seguir la historia a través de las imágenes. Y esas imágenes, además de aportar a la apreciación de las formas, las texturas y los colores, también ayudan a entender conceptos tan complejos como el miedo, la rabia o la soledad.

En un artículo titulado "Media vaca o el arte de hacer libros", el escritor colombiano Juan Álvarez recuerda la definición de ilustración de Herrín Hidalgo, encargado de la edición de Crímenes ejemplares, de Max Aub, un libro en el que 31 ilustradores se ocupan de dar vida al título de la obra: "Ilustrar, entonces, no como la mera respuesta obligatoria que adorna o acompaña; ilustrar, en el sentido grueso de la palabra, como un ejercicio de iluminación, de descubrimiento".

El arte de ilustrar libros y álbumes, tanto en Alemania como en otros países desarrollados, encontró obstáculos desde finales del siglo XIX y comienzos del XX, tiempos en los que se alejaban ciertas temáticas del alcance de los niños. Así lo recuerda Horst Künnemann, un profesor alemán de comunicación estética y visual a propósito de la obra de Wolf Erlbruch, participante de la exposición, al señalar que había tópicos prohibidos para los álbumes infantiles "como las funciones corporales, la sexualidad, el abuso infantil, las familias disfuncionales, los defectos físicos, el consumo de alcohol, la pobreza, la guerra, la bomba atómica y el problema de los refugiados (...). Esta deplorable situación cambió muy poco hasta finales del siglo pasado, con excepción de unas contadas e innovadoras casas editoriales alemanas, especializadas en libros infantiles, que dieron oportunidades a los artistas jóvenes ...".

Esa apertura también atrajo la influencia del impresionismo, el cubismo, el surrealismo, el collage, el montaje fotográfico y hasta el uso del photoshop en el arte de la ilustración, estilos que también pueden apreciarse en los trabajos de Gleich, Erlbruch y Kehr expuestos en la Virgilio Barco.

En cuanto a las temáticas, resulta muy llamativo el trabajo de Karoline Kehr, "El aragán interior", donde la protagonista, Florentine, es una niña rebelde que por momentos hace todo lo que está a su alcance para contradecir órdenes de sus padres como lavarse los dientes, arreglar la habitación y evitar los dulces. Ese aragán interior está representado por un cerdo de color rosa al que después de darle gusto en todo, Florentine termina mirando con ojos de comensal a la hora de ir a la cama. Una bella metáfora ilustrada para decir que los niños saben que se están portando mal y que no son indiferentes ante ello.

Esta magnífica exposición ha sido posible gracias al trabajo del Goethe Institut, Cerlalc, Fundalectura y Bogotá Capital Mundial del Libro y estará abierta al público hasta el 18 de noviembre. Una oportunidad para entender, más allá de Kant, que la ilustración alemana es mucho más que razón pura. Como bien dice el famoso editor Daniel Godin, "una ilustración bien lograda siempre resulta inagotable. Es un remolino que te sumerge en su profundidad y, a la vez, un estanque que te invita a contemplar tu reflejo y dar un chapuzón en tus propias profundidades".

Por Redacción Arte y Gente

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