El Magazín Cultural

Otros horizontes para el Museo de Antioquia

Durante su larga vida, el Museo de Antioquia -antes llamado Museo y Biblioteca de Zea- ha sido para la ciudad de Medellín y para el departamento, un referente de lo que fueron los esmeros del pueblo antioqueño por la educación y la cultura en el siglo XIX.

Úrsula Ochoa
23 de febrero de 2019 - 10:12 p. m.
Vista de la inauguración de la exposición POLIS: Hacia la reconstrucción política de la ciudad, en el Museo de Antioquia. / Cortesía: Museo de Antioquia
Vista de la inauguración de la exposición POLIS: Hacia la reconstrucción política de la ciudad, en el Museo de Antioquia. / Cortesía: Museo de Antioquia

Sin duda, es el viejo patriarca de los museos de Medellín; con 138 años, fundado en 1881, ha custodiado reliquias históricas relacionadas con nuestra independencia, valiosas pinturas coloniales, un muestrario de arqueología, geología, piezas de orfebrería indígena, historia natural, así como documentos, manuscritos y textos que lo vuelven el titular de un importante patrimonio bibliográfico.

No obstante, el museo no ha contado con muy buena salud en algunas ocasiones, pero se ha sabido mantener, superando las adversidades que agobian a las instituciones que centran sus objetivos en la educación y la cultura. Durante los últimos siete años, Nydia Gutiérrez fue la curadora jefe del museo. La venezolana, radicada en Medellín, procuró durante su período promover un componente discursivo, pedagógico y, por supuesto, expositivo, que resaltó un carácter marcadamente social con el cual se revisaba la función del museo en el contexto. 

Si está interesado en leer más sobre arte y artistas, ingrese acá: Max Beckmann renace en Barcelona con una exposición que evoca su exilio vital

Ahora, con el nombramiento del artista, curador y gestor cultural, Carlos Uribe, como su director de Curaduría, un nuevo semblante más dinámico y comprometido, no sólo con los aspectos sociales, sino con el propio sentido del arte y con los artistas, parece avizorarse. En este sentido, se reconoce que el museo deberá trabajar a partir del reconocimiento y la indagación sobre los procesos de los artistas de la ciudad, realizando visitas a sus talleres, convocándolos y abriéndoles un espacio para estar más conectado con sus procesos y sus formas de crear; algo que hace mucho tiempo parecía descuidado, lo cual advertía un considerable favoritismo por unos pocos. Sin embargo, Uribe enfatiza en que llega al museo respetando algunas líneas y proyectos que se han llevado a cabo, pero también resalta un interés en poner un sello personal desarrollando proyectos que contribuyan a cumplir una transformación éticamente responsable. 

¿La ética de un curador?

Cuando hablamos de “ética” en el mundo del arte, el tema parece tan incómodo como el tema del dinero. Para un curador en jefe, parte de la ética consiste, justamente, en estar consciente de los procesos y las inquietudes sobre las cuales están indagando los artistas para tener una visión amplia y realista del sistema artístico dentro del cual se encuentra trabajando. Evidentemente, esto no implica un desconocimiento o una falta de interés sobre los procesos de producción o los discursos de los artistas de otros lugares. 

Si está interesado en leer más sobre el useo de Antioquia, ingrese acá: Museo de Antioquia: 136 años de historia

Lo que se debe enfatizar es que el curador jefe de un museo debe mostrar coherencia y conocimiento sobre el arte que se produce en su contexto, con el fin de no cometer desmanes con atribuciones discursivas que no son propias de ciertos artistas y ciertos trabajos. El curador, por otra parte, debe dejar a un lado intereses de índole particular, y por supuesto comercial, que van de la mano de las galerías de arte. Aunque la presión hacia el desfaje de los valores se apoye en el lugar común, de que los procesos artísticos que se exhiben en los museos, ya no deberían centrar su interés tan insistentemente en las cualidades que determinan la calidad de los trabajos (máxime cuando apuntan a discursos de carácter relacional), sino en su capacidad de sorprender a los públicos. 

Otros horizontes para el museo

La colección del Museo de Antioquia es uno de los más importantes insumos formativos de la cultura antioqueña, por eso, comenta Uribe, se trabajará sobre su revisión y organización, renovando la Sala de Conquista, Colonia y República; se propone la inauguración de una Sala del siglo XXI que se complementaría con la reorganización de la Sala Promesas de la Modernidad. Así mismo, el museo planea una exposición retrospectiva de Ethel Gilmoure (1940-2008), quien fue una artista batante significativa para el museo, que resguarda su obra El Pueblo y el Guayacán (2006), obra que se presentó como una de las consentidas en el año 2016. 

Sobre la pregunta de si tendremos un próximo MDE, la respuesta de Uribe es más que alentadora, pues se está trabajando en un MDE19 (MDE 1+9), que vendrá en los meses de septiembre y octubre, y cuya finalidad no se encuentra enfocada en ser un evento expositivo, sino en ser un programa que a través de un importante componente académico, de publicaciones y archivo, revisará y reflexionará sobre las tres versiones anteriores con miras a realizar en el 2020, una versión mucho más coherente y renovada.

Así mismo, para ese año, Carlos Uribe trabajará con su equipo en una exposición que sin duda sacudirá las opiniones de los diferentes públicos, pues se trata de una exposición sobre un tema del cual todavía tenemos mucho que reflexionar: el Arte y el narcotráfico. En este sentido, el curador menciona que no tiene que ser una propuesta cerrada que sin más, toque aspectos sociales que han sido conocidos en nuestra historia en tanto que existen múltiples maneras de abordar el tema del narcotráfico. 

Además de esto, un nuevo espacio se abrirá para actividades relacionadas con la arquitectura y el urbanismo, pues se busca que los arquitectos y personas interesadas en reflexionar y trabajar sobre estos temas, tengan una especie de estudio conjunto donde puedan compartir experiencias, generar propuestas, debatir y proyectar, de manera que el museo de verdad se transforme en un espacio para pensar el contexto, dado que éste debe ser un centro de pensamiento que entienda sus realidades desde todos los ámbitos. Por lo mismo, Carlos Uribe ha sido enfático en que debemos entender que el museo no es solamente un museo histórico, sino que se enfoca en la construcción sociocultural a partir de un pensamiento contemporáneo, pues el Museo de Antioquia representa para la ciudad un lugar de autoridad, un espacio del arte que tiene la experiencia suficiente para entender que ser museo, es mucho más que convertirse en los contenedores de imágenes y objetos; por el contrario, ser museo es ser el escenario que plantea y genera nuevas relaciones del sujeto con la realidad, y, sobre todo, contribuye al surgimiento de nuevos públicos que participen activa y responsablemente en la trama cultural de la ciudad y al mismo tiempo, del mundo.

***

Carlos Uribe es historiador de la Universidad Nacional de Colombia. Ha sido director del Centro de Desarrollo Cultural de Moravia, decano de la Facultad de Arte de la Fundación Universitaria Bellas Artes, director del Museo Casa de la Memoria, y curador de contenidos patrimoniales de la Biblioteca Pública Piloto. 

Por Úrsula Ochoa

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar