La talla es considerada por una asociación católica de vecinos como un ataque a los sentimientos religiosos, por lo que han solicitado a la Justicia que prohíba su instalación, y han recogido 12.500 firmas de apoyo a su causa.
Otros ciudadanos también se oponen ya que la encuentran "fea" y que "rompe la estética" del acueducto, cuya construcción data de principios del siglo II después de Cristo.
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La creación de la escultura se inspira en la leyenda según la cual un diablillo levantó el acueducto en una sola noche a cambio del alma de una joven, aunque finalmente no logró poner la última piedra antes del amanecer.
Sentado sobre un muro, la polémica figura sujeta con unas tenazas un sillar de granito, con una altura total de 1,70 metros.
La escultura está emplazada en una panorámica del acueducto e invita a fotografiarse delante de él, ya que lleva incorporado a su figura un teléfono móvil.
El ayuntamiento de Segovia presentó hoy alegaciones ante el juzgado oponiéndose a la suspensión cautelar de la colocación de la escultura, obra del artista José Antonio Abella.
Según el consistorio, la talla está concebida para que forme parte de la ciudad como un detalle más que enriquezca su imagen, al igual que lo son la Sirenita de Copenhague, el Manneken Pis de Bruselas y el simpático Teufes (demonio) de Lübeck.