El Magazín Cultural
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Relatos de patrias adoptadas

El Peregrino Ediciones lanza la segunda entrega de ‘Inmigrantes’. Pequeños cuentos que hablan de viajes y realidades ajenas.

Liliana López Sorzano
19 de diciembre de 2012 - 11:37 p. m.
Barcelona, Leipzig, Londres, Boston y Barranquilla, vistas desde la mirada de inmigrantes.  / Luis Ángel
Barcelona, Leipzig, Londres, Boston y Barranquilla, vistas desde la mirada de inmigrantes. / Luis Ángel

La vivencia visceral de algunos, la subsistencia de otros, los aciertos y los fracasos en la ciudad, la reinvención de vida, los mecanismos de adaptación, están consignados en las páginas de ‘Inmigrantes II’ desde diferentes perspectivas y estilos. No hay postales de ciudad. No hay visiones rápidas ni románticas de turista sino miradas intensas, profundas y descarnadas de lo que significa desandar en un mundo ajeno.

“Viajar también es regresar a casa”, advierte el prólogo de esta colección de cuentos que relata las experiencias de colombianos que han vivido por fuera del país y de otros, que después de una larga temporada, se encuentran en su lugar de origen.

Esta segunda entrega de El Peregrino Ediciones cuenta con textos de Benjamín Moure, sobre Barcelona; Hernán Burbano, sobre Leipzig; Astrid Harders, sobre Boston; Sergio Zapata, sobre Barranquilla, y un libro con fotografías de Iván Herrera, sobre Londres. Estas letras recorren las ciudades sin el tamiz de las guías de viajes, sino con la veracidad de un local, de ese que se aleja del “a primera vista”, desde la precariedad y el asombro y desde ese nuevo cotidiano que toca asumir.

“Creo que vivir el suficiente tiempo en una ciudad que ha invertido tanto en construir una imagen positiva de sí misma para venderse al mundo, inexorablemente la fachada cae, la cloaca empieza a oler y la imagen de las postales se desvanece”, sostiene Benjamín Moure en La cloaca de Babel, el relato sobre Barcelona, ciudad en la que vivió con itinerancia alrededor de 12 años, con la intención de encontrar un epicentro de actividad cultural que resultó siendo un espejismo y “una maniobra de marketing para atraer turistas”.

Astrid Harders, actual editora jefe del diario Publimetro, recuerda sus épocas de estudiante en un dormitorio universitario en Boston en Esto no es un cliché. Los lugares comunes de las películas y series gringas encontraban eco en las primeras impresiones de convivencia de Harders. La chica que comía un pote de helado por depresión o encuentros con princesas estereotipadas como la de Legalmente rubia. Pero también recuerda esas primeras impresiones de ciudad: “Las calles de Boston aparentan pulcritud. Si uno hace un barrido superficial, todo parece salido de un folleto, de un brochure universitario, esos cuadernitos que muestran a gente de muchas razas, con camisetas polo y sonrisas de dientes muy blancos leyendo libros sobre un pasto verde, verde”.

Iván Herrera vivió en Londres un año, en el 2004. Durante toda esa estadía, cargó una cámara de 35 mm con la que desprevenidamente obturaba el lente, sin mayor razón que la de capturar lo que le llamaba la atención, sin intención artística, sin un proyecto particular en mente. Este cuerpo de imágenes en blanco y negro son un diario fotográfico construido con situaciones anodinas y personajes urbanos, todos matizados por un tono melancólico. Lo que surgió como una toma aleatoria de instantes se volvió en un relato consistente.

Para los que se fueron, para los que cambiaron de aire, para los que extrañan y para los que volvieron. Estos cuentos develan el traslado, sus rutas de escape y sus caminos de encuentro.

Por Liliana López Sorzano

 

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