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Relato torpe de una inexperta que pierde el tiempo: La utopía y Fernando Birri

Presentamos una reseña sobre el documental Ata tu arado a una estrella (2017), de la argentina Carmen Guarini.

Valentina Giraldo Sánchez
23 de julio de 2020 - 12:27 a. m.
Escena de "Ata tu arado a una estrella" (2017). Entre los festivales que ha participado se encuentran el Festival de Cine Internacional de Punta del Este (2018) y el Festival Internacional de Cine de Cartagena de Indias (2018).
Escena de "Ata tu arado a una estrella" (2017). Entre los festivales que ha participado se encuentran el Festival de Cine Internacional de Punta del Este (2018) y el Festival Internacional de Cine de Cartagena de Indias (2018).
Foto: Archivo Particular

En Ata tu arado a una estrella, Carmen Guarini hace un retrato del mapa utópico que rodea la figura del director argentino Fernando Birri. En 1997 y tras 30 años de la muerte del Che, Birri vuelve a Argentina a realizar una película -comisionada por la televisión alemana- sobre el aniversario de la muerte del argentino. Pronto la idea pareciera haber mutado, ya que el recorrido de Birri se centra en el valor de la palabra “utopía” para entonces. Carmen documenta parte del rodaje de la película de Birri. El proyecto inicial era una especie de video-diario sobre Fernando, pero Carmen no documenta de manera completa el proceso de su retorno a Argentina, a propósito de la utopía. Carmen vuelve a filmar tiempo después a su amigo y re-camina los pasos de este. Ata tu arado a una estrella es un testimonio de la utopía, los segundos nacimientos y el valor del cine como un documento social que desestructura y reconstruye nuestra historia.

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En las primeras imágenes del largometraje, un Birri barbado recorre un territorio preguntando por el significado de la utopía. En varias de las respuestas las personas aseguran no saber. Según el Diccionario Larousse del 2010, la utopía es “un sistema de proyecto ideal pero que no se puede realizar”. Un poco más arriba de la utopía aparece la palabra utilitarismo, arriba de esta útil y arriba de esta, útero. La letra u termina con la palabra uzbeko. El diccionario lo compró mi mamá cuando estábamos escogiendo los cuadernos de la lista de útiles para cuarto de primaria. Para entonces, no sabía qué era utopía y tampoco me importaba. Imágenes del Che había visto un montón, pero tampoco me importaban. Cuando entré a estudiar Cine y Televisión en la Universidad Nacional, al Che lo veía todos los días (digo “lo veía” no porque haya terminado de estudiar sino porque la universidad -al igual que los cines- está cerrada), además del Che, la palabra utopía se manifestaba en diferentes momentos. En los paros, en las películas, en la militancia y en las amigas. Fernando Birri dice que no hay que creer en los diccionarios, es mejor inventar uno propio. Uno en donde la utopía no sea irrealizable.

En la película, volvemos constantemente a imágenes del pasado: el día en el que se fundó la Escuela de San Antonio de los Baños y el discurso inaugural de Birri, la utopía en 1997 y en 2017, la utopía en Cuba, Argentina e Italia. La utopía en el cine, reproducible, imaginable, vigente en la medida en la que puedo volver a verla, pensarla y sentirla en un arado atado a una estrella. Cuando una junta las palabras “cine” con “utopía” y quizá “¿esperanza?”, suele aparecer como respuesta: pierdes el tiempo. Birri dice en su película que hay veces en las que “uno cree que nació demasiado pronto”, que “el niño mundo en las niñas manos” (como menciona Fernando del Paso en el Palinuro de México), es frágil. Que la utopía es inalcanzable. Que estamos perdiendo el tiempo. Birri menciona a los niños que corren detrás del tren en su película de 1960, Tire Dié. Birri habla de los pequeños fracasos, los de la vida cotidiana -como menciona Jonas Mekas-, nosotras simplemente filmamos. Filmamos perdiendo el tiempo.

Muchas veces no sabemos si hay estrella desde la cual podamos atar nuestro arado. Birri, en una secuencia en la que están recorriendo una carretera, menciona que “todo ser aspira a tener un mínimo fragmento de eternidad”, el cine es un poco eso. Un afán por perderse del tiempo y atraparle en un pequeño pedazo eterno. A lo largo de la película vemos a un Birri cada vez más viejo, casi al final habla sobre el destiempo de la vida. Sobre los desencuentros del cine. Nunca morimos a tiempo, el tiempo nunca será el tiempo adecuado. La estrella puede que no esté y quizá sí estemos perdiendo el tiempo. Pero mientras exista la duda de un arado atado o no, atrapemos la vida mientras podamos. Salvemos lo que aún podamos salvar, reconstruyamos lo reconstruible, creemos aunque no sepamos si hay una estrella desde la cual podamos atar nuestro arado.

Por Valentina Giraldo Sánchez

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