Se acaban los días de toques y como banda he comprobado de nuevo todos aquellos lazos que se generan por fuera del escenario, la necesidad de volver a vernos como aquellos amigos que estan viviendo un sueño; convirtiéndonos en una familia, en un grupo nómada que sigue en movimiento.
Fuimos invitados a un evento llamado Verano Negro, un cartel bastante prometedor al que no dudamos en ir, saludar y disfrutar de la compañía de viejos amigos y conocidos que estaban de paso en la ciudad o alguno otros que estaban en el cartel del festival. Fue importante para nosotros poder observar como público este concierto en Medellin, el desborde de energía y el apoyo de una escena que se consolida por el hip hop, pero siempre abierta y expectante ante las otras propuestas.
Despues de llenarnos de energía, el sentimiento de querer tocar se hacía más presente. Desesperados por querer estar sobre un escenario de nuevo, Sebastián Portilla, Alejandro Araújo y yo decidimos replantear toda la experiencia de ser público en Medellin y también, poder disfrutar la música desde el otro lado de la escena. Esa noche nos dirigimos a El poblado, pasamos por un lugar con Foo fighters de fondo, de inmediato decidimos comprarnos unas polas y la gente del lugar puso punk - el sitio estalló-. Una vez más Medellin me demuestra lo diversa que es su gente y que estos dias de ocio que planetaba Felipe León, fueron dias de aprendizaje.
Vimos la inauguracion del Mundial en Manizales y volvimos a tocar.
* Baterista de Montaña