El Magazín Cultural

Títeres para adultos: "Un extraño jinete" 

A partir de los títeres y la autoficción, esta propuesta artística reflexiona sobre la muerte y el sentido de la vida en los últimos años.

Argenis Leal Pineda
17 de agosto de 2019 - 10:15 p. m.
El actor y titiritero Mario Ávila, quien le da vida al personaje del vigía en "El extraño jinete", en una de las escenas de la obra.  / Cortesía: La pepa del mamoncillo
El actor y titiritero Mario Ávila, quien le da vida al personaje del vigía en "El extraño jinete", en una de las escenas de la obra. / Cortesía: La pepa del mamoncillo

Él es actor, titiritero y artista, el otro, puede ser él en su vejez, pero también su padre o quizás su abuelo. Su parecido físico es innegable, el color de los ojos, la forma de las cejas, la comisura de la boca, el largo de la barba y hasta la forma en como fruncen el ceño. El otro es una proyección de él, que por cerca de un año ha ido creciendo, configurándose, construyendo una historia, recordando un pasado y anhelando un futuro. Él es quien le da vida, lo construyó a partir de su propio rostro, sus miedos, alegrías y vivencias. Pero cuando el público los ve en el escenario desaparece la delgada línea entre los dos, son uno, un hombre y la escena. 

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El extraño jinete, es la propuesta artística de la cual los dos hacen parte, el actor Mario Ávila y el muñeco, el vigía. Una pieza de títeres para adultos, que usa muñecos a escala humana e hiperrealista. Una técnica de creación y manipulación que lentamente, pero con paso firme, se ha venido colando en los escenarios de la ciudad. Su director Héctor Loboguerrero tras realizar un recorrido en el 2017 por algunas ciudades de Europa, en festivales y otros espacios dedicados a la animación de objetos y títeres, realiza un taller con la artista plástica, diseñadora y constructora de origen ruso Natacha Belova. La artista ha incursionado en la incorporación de técnicas y materiales no convencionales para la construcción de personajes y marionetas. 

Esta exploración hecha por Loboguerrero, realmente empezó hace más de 30 años, cuando decidió ser artista. “Siempre estoy buscando más, nuevas posibilidades creativas”, afirma. En el 2015 hizo parte de la obra El Rinoceronte, una creación del Teatro Nacional, bajo la dirección de Isabelle Matter, de la compañía suiza Des Hélices, experiencia que cambiaría su percepción sobre las posibilidades escénicas y narrativas de los títeres.  Tras construir una estrecha amistad, Matter es el primer eslabón de una cadena de oportunidades que lo acercaron a Belova.  El taller le permitió ahondar en procesos con materiales termoplásticos, el diseño de rostros a través de la transferencia de fotografías y el modelado en arcilla, entre otros métodos, así como diferentes elementos de la relación entre el títere y el titiritero, los cuales se hacen presentes en esta creación. 

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En la soledad de la noche se escucha el trinar de las campanas, su sonido anuncia la llegada de un visitante que estremece a los cinco viejos habitantes del hospicio. ¿Será la muerte?, pero, ¿por quién viene?, ¿a quién se llevará? Cuando el sueño se pierde, el miedo, las creencias, los recuerdos y anhelos emergen. Entre risas, reproches y algunos tragos esperarán al extraño jinete. En esta ocasión la compañía La Pepa del Mamoncillo sorprende con una propuesta plástica que se aleja de los estándares de la escena local, miradas añorantes, arrugas pronunciadas, cabellos color plata y otras características propias de la edad, se hacen presentes en cada uno de los personajes, los cuales tienen como referencia el rostro envejecido de cada actor.  Son títeres humanetes, una técnica de animación de figuras donde el titiritero le presta partes de su propio cuerpo, al muñeco actuante. 

Además, el director y su equipo, compuesto también por Myriam Enríquez, Michels Manchego, Andrés Loboguerrero y Jesús David Pinzón, van más allá, proponen una doble estructura narrativa, donde dos niveles de interpretación se mezclan, se separan y se reflejan. El primer nivel se basa en una autoficción creada por cada uno de los intérpretes, donde se representa así mismo en una proyección en el tiempo, ya sea hacia el futuro o el pasado y el segundo nivel basado en el texto del belga Michel de Ghelderode, El extraño jinete. “Buscamos que esta obra sea una experiencia sensitiva, hay un espacio escénico donde se hace la representación y otro espacio donde el actor se está desnudando y presentando tal como es” concluye el director. 

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Esta creación colectiva estará en gira local por La Sala Fabrica de Hechos Culturales, La sala Vargas Tejada y El Teatro Taller de Colombia hasta el 31 d agosto.  

teatroenbogota@gmail.com

Por Argenis Leal Pineda

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