El Magazín Cultural

“Todo viene de la tierra y a la tierra volverá”: Enrique Rojas Williams

Tres universitarios decidieron erradicar los pretextos que pululan para justificar la falta de compromiso con el medio ambiente.

Laura Camila Arévalo Domínguez
24 de marzo de 2018 - 02:31 a. m.
Imagen de Daniel Aldana, director de  "Volver a la tierra", documental que pretende rescatar testimonios de personas que se han decidido por el campo y el cuidado de la tierra.  / Under Trees Films
Imagen de Daniel Aldana, director de "Volver a la tierra", documental que pretende rescatar testimonios de personas que se han decidido por el campo y el cuidado de la tierra. / Under Trees Films

Se estrenará un documental que, además de estar lleno de testimonios que muestran cómo retornar a las raíces, homenajea a los valientes que decidieron convertirse en los guardianes de la tierra.

“La inmortalización de la creación” 

Le dicen Kike, pero su nombre es Enrique Rojas Williams. Es sociólogo, escalador y pintor. La vida de este hombre es totalmente atípica. Prefiere estar solo. Conoce a muchas personas, pero se siente cómodo con la compañía más importante: la propia. Sus días transcurren entre su trabajo como guía en Suesca (Cundinamarca) y llenando de paisajes e ideas los lienzos en blanco que convierte en arte. Explica su obra como “la inmortalización de la creación”, refiriéndose a los dibujos que resultan de su amor y preocupación por la naturaleza. El verde, el azul y los colores tierra priman en sus pinturas. Produce arte para dejar registro de la belleza y el aspecto de lo que tenemos hoy, y que, si no reaccionamos ahora, dejará de existir en unos años.

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“Todo va al campo, todo viene de la tierra y a la tierra volverá”, señala Rojas al referirse al daño que le estamos provocando al medio ambiente. Su labor no es reconocida por muchos y la relevancia de su mensaje no genera gran interés. Cuando el trabajo que hace mejor no tiene mucha acogida, se convierte en panadero, albañil u obrero. Más de una vez ha salido en la madrugada a reparar las maltrechas vías del tren.

Él les cuenta esa y otras historias a los realizadores del documental Volver a la tierra. Por eso surge la pregunta de cómo contribuirles a personas como él desde la ciudad, y la respuesta de Kike, al que se le ocurren varias alternativas con las que se puede aportar, es que “los habitantes de las urbes pueden volver a la tierra haciendo un viaje corto a un municipio cercano de la ciudad, donde se cuestionen por conocer más de su historia y el territorio. Pagándole a un guía y atendiendo lo que tiene para enseñar”.

Se vuelve a la tierra comprando una pintura a alguien como Enrique Rojas y haciéndose consciente de que acaba de adquirir una pieza que va a cumplir la función de recordatorio del compromiso con el cuidado del lugar en el que reside. La invitación de este hombre es a que los ciudadanos se conviertan en visitantes frecuentes del territorio rural.


Volver a la tierra es un documental creado por Under Trees Films, productora audiovisual de montaña. Daniel Aldana, Sebastián Sánchez y Erick Sánchez, fundadores del proyecto, entendieron que su labor estaba más allá de un cupo en alguna empresa y, además del ejercicio reflexivo, probaron la capacidad de sus acciones. Aldana, cursando noveno semestre de su carrera, dejó la universidad y con una carpa, su moto y $50.000 emprendió un viaje a las montañas, acompañado de sus convicciones, que lo arrastraron a dejarlo todo para dedicar su vida a trabajar por la naturaleza.

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“En la ciudad no tienes tiempo, la dueña de él es una empresa” 

Aldana se levanta antes de que amanezca para tomarse un tinto caliente que le dé la fuerza que necesita para emprender una nueva aventura. Está convencido de la importancia de su labor como realizador audiovisual dedicado a la preservación del medio ambiente, y con su equipo se aventura a enfrentar desafíos que registran la grandeza de lo que hay a las afueras de cada ciudad. Si lo que quieren es grabar un halcón, lo esperan por varios días trepados en una montaña pasando frío y hambre, o cuando quieren que el corto o documental sea nutrido por una encantadora cámara rápida, permanecen tres o cuatro horas en completa quietud, grabando bajo cero a 4.800 metros sobre el nivel del mar, lo que va a representar tres o cuatro segundos del producto final. 

¿Cómo puede el habitante de alguna capital incentivar más proyectos audiovisuales de preservación ambiental?

“Las personas acostumbradas al ritmo de la ciudad regresan al origen viendo el documental y dejándose maravillar por la inmensidad de los recursos que aún existen, pero se desperdician”, responde Aldana. Se vuelve a la tierra siendo parte de la audiencia que está dispuesta a consumir contenidos enfocados en la preservación de la vida universal

Por Laura Camila Arévalo Domínguez

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