El Magazín Cultural

Umbral: un teatro que da cuenta de la historia de nuestro país

Entre la creación y la pedagogía, Umbral Teatro cumple treinta años de trabajo artístico, consolidándose como un espacio de la colectividad y para la conectividad, además de ser un escenario pertinente y necesario para la escena teatral colombiana.

Moisés Ballesteros
23 de enero de 2021 - 02:00 a. m.
Para la realización de la obra “Donde se descomponen las colas de los burros” se recopilaron relatos de personas víctimas de la violencia en Colombia.
Para la realización de la obra “Donde se descomponen las colas de los burros” se recopilaron relatos de personas víctimas de la violencia en Colombia.
Foto: Cortesía: Umbral Teatro

El artista escénico y el arte en sus diferentes dimensiones han tenido una conexión profunda con la pedagogía, pues muchas de las grandes propuestas tienen algo qué decir. Se trata de entender que ambos espacios son una plataforma para el desarrollo de preguntas vitales que generan movimiento a la vida. Umbral Teatro, proyecto dirigido por Carolina Vivas e Ignacio Rodríguez, nació hace treinta años y desde entonces su labor se ha realizado entre las salas del país y las aulas de clase. A propósito de su aniversario, hablamos con Rodríguez para que nos contara, desde su experiencia, qué ha significado comandar un barco al lado de una de las más representativas escritoras de teatro del país.

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Hijos del Teatro La Candelaria, quizás el grupo de teatro más importante del país, Rodríguez y Vivas son herederos del método de creación colectiva, una rigurosa apuesta por la sistematización de la creación, que durante décadas ha puesto sobre la escena grandes espectáculos. Al salir de su mayor escuela, Rodríguez y Vivas decidieron embarcarse en la idea de un nuevo proyecto pedagógico con la intención de continuar con su labor como creadores, pues una vez dado el paso hacia la emancipación había que seguir haciéndose preguntas y, desde luego, compartiéndolas. En ese entonces contaban con un espacio de estudio llamado Taller Permanente para Actores Jóvenes, del que después salieron muchas figuras representativas de la escena bogotana actual. La pedagogía, uno de los brazos más sólidos del grupo fue el punto de partida de Umbral Teatro, proyecto que nació con la obra Segundos. Esta pieza escrita por Vivas, que fue el resultado de dos años de investigación, permanece viva en el repertorio de la compañía.

Con más de una veintena de espectáculos a lo largo de este tiempo, la lucha por un lenguaje propio ha llevado al equipo a reconocer unas preguntas nodales muy fuertes dentro de su quehacer. Para Rodríguez, la apuesta por mantener un repertorio permanente, en el que hoy por hoy hay más de diez espectáculos vivos y en circulación, es una batalla por mantener viva la idea de una colectividad. Sin ello su teatro no es posible, pues en palabras de Rodríguez: “Defender el repertorio es permanecer en colectivo”.

Dentro de dicho repertorio se encuentran obras de gran trascendencia, como La gallina y el otro, pieza que recibió un premio de Colcultura como obra literaria. Este reconocimiento les permitió entender la importancia de expandir sus fronteras a una escritura que no solo le pertenece al teatro y que, sin embargo, sobre las tablas sobrecoge a quien conecta con su trabajo. Dentro del amplio catálogo de espectáculos se encuentran: Donde se descomponen las colas de los burros; Rumor, de peinetas que hablan y otras rarezas y La que no fue. A estos títulos se suma Mártires, su nuevo proyecto, escrito por Vivas y dirigido por Rodríguez, que esperan estrenar en mayo, en el Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo.

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Muchas de sus investigaciones buscan entender el país desde el contraste de lo urbano y lo rural. “Asistir a un repertorio con un proyecto de equipo es permitir que entre las obras la investigación no se haga otra. La idea es que la investigación pueda permanecer activa y latente incluso después de los estrenos”. Para Rodríguez, asistir al trabajo de Umbral es ver una obra que cuenta la historia de nuestro país por capítulos.

Vivas, quien cuenta con un amplio trabajo dramatúrgico reconocido a escala nacional e internacional, es profesora. Su espacio paralelo, Punto Cadeneta Punto, ha formado a un gran porcentaje de escritores dramáticos. Según Rodríguez, esto se debe a que cada espacio que ofrece alimenta la sistematización de sus procesos y a que Vivas siempre aprende más de lo que enseña. En palabras propias: “Su aporte es fundamental para un país que lo necesita, pero que además entiende su necesidad y lo aprovecha”.

Por Moisés Ballesteros

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