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De nuevo el cuerpo es el protagonista principal. Sus expresiones y su virtud polifacética nos adentran a los espectadores en un espacio donde debemos despojarnos del pudor que nos ha legado una sociedad con tendencias conservadoras y que ha construido múltiples tabúes entorno a la desnudez y a la sexualidad. Cantos que yacen de los cuerpos desnudos, cuerpos que son a su vez otra obra de arte y la mirada penetrante de quienes dejan en la ropa el miedo a mostrarse naturalmente son el panorama inicial de la obra dirigida por el dramaturgo Daniel Galeano.
Con el título de Un beso de Dick: una obra de adolescentes para adultos, la Corporación Barraca Teatro, ubicada en la Carrera 16 #61-28 en la localidad de Chapinero en Bogotá, quiere ofrecer a la agenda cultural de la ciudad una obra que muestra las experiencias más intrínsecas de la población LGBTI. La adaptación de la novela de Fernando Molano al teatro busca ser leal al relato de los personajes Leonardo y Felipe, dos adolescentes que descubren un gusto mutuo y que vislumbran la capacidad del ser humano de amar sin distinción alguna. El temor a ser juzgados y presionados por su condición, demuestra lo difícil que es querer a una persona del mismo género en un contexto en el cual el amor heterosexual se ha convertido en la norma y en la única forma de concebir el amor en pareja. La religión y los mismos prejuicios que han establecido un modelo de ética y moral dificultan el entendimiento y la comprensión de muchas personas que niegan y despotrican del amor homosexual o, simplemente, como debería considerarse, del amor entre seres humanos.
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Ambientado en una época de colegio, en el que la adolescencia establece desequilibrios e inseguridades, la obra nos muestra a seis amigos que empiezan a explorar sus gustos y buscan los espacios ideales para expresarse con naturalidad y encontrar aprobación y reciprocidad en el otro, logrando así liberarse de tantos silencios represados y de tantos sentimientos guardados por cadenas que han sido heredadas por generaciones. Chanzas, traumas, conflictos y demás elementos atraviesan la obra para generar en la atmósfera humor, melancolía y otro tipo de sentimientos y sensaciones que sensibilizan al público ante un tema que genera tanto furor y polémica en el mundo.
Daniel Galeano, director que ha logrado presentar por en diez temporadas esta obra, cuenta que estas manifestaciones artísticas ayudan a reflexionar sobre la pluralidad. “Aquellas personas que niegan la pluralidad se niegan a ellos mismos”, afirma el director. Y es que la diferencia, por muy marcada que algunos consideren que puede llegar a ser, es un elemento inherente de la condición humana, pues lo establecido son solo imaginarios normalizados, y el amor entre seres humanos, sin distinciones ni discursos, es un elemento que debe ser comprendido por tratarse de un sentimiento que sucumbe en nosotros y que se da por naturaleza. De esa forma, no se trata de relativizarlo todo, sino de aceptar que nuestra facultad de elegir a quien queremos es un derecho fundamental y un suceso que hace parte de lo que somos.
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Sebastián López, Paola Rodriguez, Melissa Mosquera, Juan Daniel Ocampo, Edward Gonzáles, Diego Díaz, Daniel Galeano Rojas, Andrés Bermúdez, Andersson Scalante y Alejandra Moreno Leal conforman el elenco de la obra. Todos, sin excepción alguna, aprovechan el vigor de su juventud y se apropian de sus personajes para hacer de su arte una manifestación a favor del amor de los seres humanos. A través de ello visibilizan con sus cuerpos y sus maniobras las vicisitudes y las experiencias que hay detrás de la aceptación de su condición humana y de su manera de amar al prójimo sin discriminar color, género o culto.
Barraca Teatro, Corporación que lleva 18 años trabajando en las tablas, procura ofrecer diversos contenidos que acompañen el entretenimiento con la reflexión y así el ocio no solo se cultive con diversión sino con cavilaciones que nos ayuden a entender mejor nuestra realidad e identificarnos mejor en ella.