El Magazín Cultural
Publicidad

Un Circo que salva

La compañía caleña, además de asegurar la calidad de su espectáculo, es un proyecto social que busca darle oportunidades a todo aquel que quiera dedicarse a este arte.

Adriana Marín Urrego
05 de abril de 2013 - 10:00 p. m.
Los integrantes de Circo para Todos en plena escena, ayer en el Adolfo Mejía. / Cortesía
Los integrantes de Circo para Todos en plena escena, ayer en el Adolfo Mejía. / Cortesía

La sorpresa fue encontrarlos de nuevo, en el III Festival de Artes Escénicas del Caribe. Estaban todos reunidos frente al Teatro Adolfo Mejía, esperando a que el desfile inaugural del festival empezara. Los jóvenes de Circo para Todos, una compañía de Cali, se rodearon de gallinas, de lobos, de vestidos llamativos y maquillajes de carnaval. Llevaban su camiseta negra, sus compañeros y sus cuerpos. Ese era su aporte. Mientras otros movían las caderas y hacían coreografías, ellos hacían acrobacias: paradas de manos, volteretas, giros en el aire, pirámides.

Una semana antes, se les había visto sentados en círculo en el Hotel Pacífico de Palmira. Hablaban sobre la música y los cambios de escena, que yo tengo que hacer esto y luego tú haces lo otro. Allá estaban jugando de locales, en el IV Festival Internacional de Teatro Ritual de la ciudad vallecaucana. Se presentaron en la plaza de toros ante más de mil espectadores y fueron la sensación para los palmiranos. Se fueron pronto, sin embargo, y poco se supo de ellos.

En Cartagena ya no juegan de locales pero saben, perfectamente, manejar la situación. Han estado en festivales nacionales e internacionales, han estudiado por muchos años: son profesionales. Ver el espectáculo es toda una experiencia. Los que se ven chicos, en principio, crecen en el escenario y se elevan, se hacen sentir. Sus cuerpos plásticos se mueven con elegancia y permiten creer —entre broma y broma— que todo lo que hacen es fácil, que una contorsión se puede practicar en la seguridad del hogar y que resulta sencillo ser parte de una pirámide humana de tres niveles. Los maquillajes y los vestuarios complementan esa plasticidad y crean un mundo, el mundo del Caribe colombiano en la época de la conquista: la leyenda de El Dorado.

Los exploradores llegan a las selvas colombianas buscando el cofre con el oro y los indígenas buscan protegerlo. Este es el hilo conductor de toda la función, alrededor de él giran los diferentes números de circo, se introducen apartes en los que juegan con costumbres colombianas —como el tradicional paseo de olla y el sancocho de gallina valluno— y bailan, incluso, el Harlem shake. No hay, por ejemplo, escenas de clown que separen un número circense del siguiente, lo que puede dar la sensación, en muchos circos, de que lo uno no va ligado a lo otro. En este caso hay una estructura clara que permite que la función fluya en unidad, sin tropiezos. La historia nunca se pierde.

Crean una aventura en escena y, a través de ella, muestran lo que son y lo que han crecido. El público, en una primera mirada, entre expresiones de admiración y aplausos, no lo sabe. “Mi experiencia es toda una historia de vida, es un cambio dramático. Todo lo que tengo y todo lo que he hecho ha sido gracias a Circo para Todos”, dice Francisco Arango, el director del espectáculo, que lleva casi toda su vida vinculado a éste. Porque este circo funciona como una escalera, de esas que uno se imagina que se extienden desde el infierno hasta el cielo. Hala siempre para arriba, salva. Hace honor a su nombre, es para todos, para los que ven y para los que participan en él: es un proyecto social, una escuela.

Cuenta Arango que la escuela trabaja con niños de sectores difíciles de la ciudad y con instituciones de protección al menor. Niños que, por las condiciones en las que nacieron tenían un futuro incierto, entran desde muy pequeños a ser entrenados. Son cuatro años de formación profesional de artes circenses para poder dedicarse a ‘hacer’ circo profesionalmente. Arango es uno de esos niños, se graduó en 2004 y sigue trabajando con la fundación, ahora como director. El grupo que fue a Palmira y que vino ahora a Cartagena es la más reciente promoción graduada y todos ellos miran hacia el futuro: el circo los sacó adelante.

 

Por Adriana Marín Urrego

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar