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Yoani Sánchez es una en Cuba y otra en el resto del mundo. Sus textos en el blog Generación Y, más de mil, han sido retomados por páginas web del exterior para retratar la situación social y política en Cuba. Los disidentes del gobierno de los Castro encuentran en sus apuntes sugerencias para una nueva existencia social; los partidarios del Gobierno, en cambio, reconocen en ella, de modo extremo, a una periodista “financiada” por Estados Unidos, que tiene como único objeto —dicen— proponer un modelo capitalista en la isla. El acceso a internet en Cuba es fraccionado y selectivo; los contenidos que no son afines al Gobierno son, en muchas ocasiones, bloqueados. Generación Y ha tenido este y otros obstáculos: hasta hace poco, Sánchez no podía salir del país.
Esos mismos obstáculos rodean ahora el nacimiento de 14ymedio (www.14ymedio.com), un diario virtual que Sánchez fundó junto con su esposo, Reinaldo Escobar, y otros diez periodistas. El gobierno cubano no impidió ni intervino en la creación del blog. Sánchez señaló algunos “tropiezos” en los inicios y el desarrollo de 14ymedio, pero sus palabras fueron generales: desde “los impuestos por un poder que ve en la información un gesto de traición, hasta enfrentar el escepticismo de algunos amigos”, dijo en su primer columna publicada en este espacio. De hecho, 14ymedio, según Sánchez, fue bloqueado ayer por el gobierno cubano al redireccionarlo a otra página web.
“Primero sentí la necesidad de que naciera, para contribuir con su información a que los cubanos decidieran con mayor madurez su propio destino (...). Nace con el deseo de llegar a muchos lectores dentro y fuera de Cuba, de ofrecer un completo espectro de noticias, columnas de opinión y datos sobre la realidad de nuestra isla”, dijo Sánchez en esa misma declaración. La salida de 14ymedio permite pensar que, quizá, el gobierno cubano está abriendo un campo en principio mínimo para la expresión de otras opiniones. Sin embargo, habría que hilar con más delicadeza: esta apertura en medio de la prohibición es una jugada políticamente correcta que le permite a un gobierno que ha censurado gran número de contenidos dar una imagen muy distinta de sus propósitos.
Las declaraciones de Sánchez en su página también generan preguntas: ¿cuál realidad retratará? ¿Es posible recoger la verdad en un espacio tan polarizado? ¿Cuán completo puede ser un “espectro de noticias” en un espacio cerrado? ¿Se puede dar una visión global de los asuntos de Cuba? Aunque su tono es calmado y sencillo, la declaración de Sánchez no carece de cierto aire de resistencia, evidente en su blog y también en sus opiniones sobre el gobierno castrista y sus sanciones históricas. “No haremos periodismo de barricada —dice la página en su Declaración de intereses—, sino periodismo en el sentido más amplio de la palabra, sin ínfulas pedagógicas ni concesiones mercantiles”. El último párrafo, sin embargo, parece contradecir ese propósito: “Uno de nuestros mayores retos es, por tanto, llegar a los lectores cubanos dentro de la isla y prepararnos para el día en que —con libertad y sin censura— nuestros compatriotas puedan leernos en la pantalla de su ordenador”. ¿Cómo podrían prepararse para ese día sin hacer “periodismo de barricada” en un ambiente político tan agreste, cerrado y unidireccional? En Cuba sucede como en Venezuela: la palabra de cualquier medio, sea oficial, sea disidente, suele ser palabra de cuidado.
“Hoy damos la bienvenida a un nuevo medio de comunicación, un diario digital que nace en un país sin libertad de prensa: Cuba”, escribieron en 14ymedio una serie de artistas y periodistas, entre ellos Mario Vargas Llosa y Rosa Montero. Y buscar espacio en medio de la censura tiene un nombre: resistencia.
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@acayaqui