El Magazín Cultural

Una aventura pictórica desde Alaska hasta la Guajira

No hay mejor alimento para un espíritu inquieto que viajar y descubrir historias en cada paisaje, sorprenderse con los colores de un amanecer o suspirar con una puesta de sol. 

Ángela Canizales
26 de octubre de 2018 - 10:10 p. m.
La obra de Juliana Ríos, un recorrido pictórico que atraviesa lo real y se manifiesta en el arte.  / Cortesía
La obra de Juliana Ríos, un recorrido pictórico que atraviesa lo real y se manifiesta en el arte. / Cortesía

Juliana Ríos, maestra en artes visuales de la Universidad Javeriana, es una aventurera que ha descubierto en los viajes una oportunidad para encontrarse con ella misma y reconocer en cada lugar una parte de su historia, de sus raíces; gracias a esta motivación y a una beca obtenida a través del Ministerio de Cultura, pudo explorar y plasmar en sus acuarelas la magia de paisajes tan diversos, pero a la vez tan similares, de dos lugares tan lejanos el uno del otro como Alaska y Colombia.

Fueron dos meses de arduo trabajo, 30 días explorando los parajes más extraordinarios de Sitka en Alaska y 30 días recorriendo el caribe colombiano, desde el Cabo de la vela hasta Mompox, donde se atrevió a pintar bajo condiciones extremas que oscilaban entre la lluvia y el frío inclemente de los bosques de Alaska o el calor abrasador del caribe, con temperaturas de más de 40 grados. Una experiencia única, que la llevó a construir una relación más profunda con los espacios naturales y a entablar con cada uno de ellos un diálogo particular.

El  resultado de esta experiencia está evidenciado en más de 150 acuarelas, que junto a una instalación de video que da cuenta del proceso, son el adn del proyecto El norte fue el sur,  seleccionado entre más de 1400 propuestas para hacer parte de la sección Artecámara, que año tras año da a conocer en el marco de la Feria de Arte de Bogotá - Artbo, las mejores propuestas de jóvenes artistas colombianos.

El norte fue el sur es la oportunidad de acercarse de una manera más íntima y personal a nuevos y desconocidos lugares, una propuesta llena de color que nos lleva de la mano, por una galería de acuarelas, a un mundo donde la naturaleza es la única protagonista.

¿Cómo ve la relación de la naturaleza con el turismo? 

He sido una viajera desde niña, a los dos años mi abuela me llevo por primera vez a la Guajira y la primera imagen que recuerdo con claridad es estar en la terraza de la casa de mi familia materna al frente del mar. Para ese entonces ir a esta región del país era un viaje inusual.  He visto en el transcurso de  mi vida como la Guajira se ha venido convirtiendo en un destino turístico y como ha aumentado el interés por la región durante los últimos años. Es indiscutible la riqueza natural y cultural de la primera esquina del caribe colombiano y es claramente importante su reconocimiento, pero al mismo tiempo al volverse un territorio visible y tener en el turismo un potencial económico importante, los territorios ancestrales, las tradiciones y el paisaje se ven afectados por la explotación.  Es natural que los espacios se transformen y el interés por el ecoturismo esté en aumento, pero así mismo debe crecer el sentido de responsabilidad ante los espacios protegidos y las reservas tanto naturales como culturales, pues ese es el verdadero patrimonio de nuestro país.

¿Cómo fue la experiencia de viajar a un lugar tan apartado como Alaska, frente a un destino conocido como el caribe colombiano?

La verdad el mayor peligro de estar pintando sola en medio del bosque húmedo en Sitka Alaska, era que me encontrara con un oso o me perdiera en la montaña, siempre estuve segura y al estar en una región poco poblada puede sentir la calidez de su gente contrastado con el clima frío.  Por otro lado al viajar por el caribe colombiano, el territorio ancestral de mi familia materna, sentí la generosidad de la gente y su necesidad por protegerme. Tuve que viajar siempre acompañada por mis primos, pues  lamentablemente no es seguro para una mujer de mi edad estar viajando sola en mi país y mucho menos pintando en zonas como la Serranía del Pirija, la frontera entre Colombia y Venezuela ante la realidad política de ambas naciones

Durante los últimos años no se ha visto mucha pintura en Artecámara, ¿por qué cree que está en esta selección?

Desde que estaba en la Universidad, tomé la decisión de dedicarme a la pintura, pues para mi la historia de la humanidad está mejor relatada en cuadros que en libros.  Así mismo creo que los pintores estamos en toda la libertad de pintar el mundo que nos rodea y por lo tanto ningún tema es menor.  Existe una relación importante entre el arte contemporáneo y el mundo académico, es por eso que muchas veces las obras de arte contemporánea, pueden parecer enigmáticas o lejanas para el público por fuera de las instituciones del arte.  Creo que muchos artistas jóvenes salen de la universidad un poco adoctrinados por la academia,  y la verdad yo siempre he querido hablar desde lo cercano, desde lo visceral. Obvio estos salones de arte joven son radiografías de las tendencias y cómo se está proyectando el arte en el país. Por eso, debo admitir que es una gran sorpresa estar en la selección de este año,  creo que hay un interés mundial de nuevo por la pintura y los pintores nos estamos reinventando, en mi caso y en este proyecto en específico, buscando en el acto de pintar un gesto que atraviesa el cuerpo y que genera una conciencia de estar presentes, aquí y ahora.

 En una frase, defina el mensaje del proyecto  "El norte fue el sur".

Sólo pintando paisajes del natural me di cuenta que el mundo esta cambiando constantemente y no para.  Por eso cada amanecer y cada atardecer son diferentes y hay que disfrutar cada uno como si fuera el último.

*Artbo. Del 25 al 28 de octubre en el gran salón de Corferias en Bogota.

Por Ángela Canizales

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