El Magazín Cultural

Una "start-up" para acercar a los niños a los libros con un algoritmo digital

El "limitado acceso" a las bibliotecas públicas en México y la nueva relación que tienen los niños con los teléfono móviles motivaron a Ariadna Trapote a emprender Little Bookmates, una 'start-up' (empresa emergente) que permite rentar libros a domicilio gracias a un algoritmo digital.

Pedro Pablo Cortés (EFE)
14 de octubre de 2019 - 03:01 p. m.
Fundadora  de Little Bookmates, Ariadna Aponte. / EFE/José Méndez
Fundadora de Little Bookmates, Ariadna Aponte. / EFE/José Méndez

La idea surgió cuando Trapote volvió a México después de estudiar un posgrado en Boston (Estados Unidos), donde iba de forma constante a la biblioteca pública con sus hijos pequeños para llevarse libros infantiles a casa, una actividad que ya no pudieron continuar al regresar al país.

"Para mí no era un emprendimiento como tal, sino era de verdad resolver esta necesidad que yo tenía. Nunca pensé que fuera a ser una empresa, para mí era como un proyectito. La gente me decía que estaba muy loca, que nadie tenía la misma necesidad que yo", comenta.

Una de las razones por las que esto parecía una locura son los índices de lectura en México, donde los ciudadanos apenas leen un promedio de 3,3 libros al año, según el último Módulo sobre Lectura (Molec) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

Los datos agregan que solo 19,7 % de la población asiste cada año a una librería y apenas el 11 % a una biblioteca, mientras que apenas la mitad reporta que, en su infancia, veía a su familia leer y solo un tercio dice que sus padres o tutores les leían libros.

Como madre y economista, Trapote adjudica este fenómeno a la falta de tiempo, de accesibilidad y de opciones, algo que Little Bookmates resuelve con más de 5.000 libros en español y en inglés para niños de 0 a 12 años.

"¿Little Bookmates cómo soluciona todo esto? Primero, porque te llevamos los libros a la casa, entonces ya no tienes que pasar por todo este proceso de compra. Después, nuestro algoritmo selecciona los libros adecuados para la familias", expone.

Este aspecto de la selección es de los más importantes para la emprendedora, quien se esforzó en elaborar un sistema digital para que los padres escogieran con facilidad el material más apropiado según el perfil de sus hijos, alquilar hasta ocho libros por un mes y cambiarlos si lo consideran necesario.

Adultos y niños conviven desde el momento de elegir el libro a través de su computadora en casa, donde los textos tardan menos de seis días en llegar y, al finalizar la experiencia, los mismos repartidores los recogen y entregan nuevas solicitudes.

Aun así, la economista advierte que el aspecto tecnológico es aún un desafío para los mexicanos, quienes aún desconfían de las compras en línea por cuestiones culturales y de seguridad.

"La parte de tecnología es un reto. Empezamos sin tecnología, con puro Excel, hasta probar que esto funcionaba. Después ya contratamos a un equipo de tecnología para crear una plataforma. Estamos convencidos de que sin tecnología esto no puede escalar", menciona.

Tres años después de emprender, Trapote celebra el crecimiento del negocio en todas las zonas del país y una futura expansión a Estados Unidos, pero sobre todo la posibilidad de contribuir a la educación y la cultura de México.

"(Tengo) la satisfacción de que, cuando me dicen que en México no se lee, pues yo les demuestro que nuestros clientes han leído más de 45.000 libros. Tenemos clientes en más de 25 estados y un chorro (montón) de familias muy contentas", dijo.

La emprendedora y su equipo, en su oficina en Ciudad de México, se muestran optimistas en que cada vez llegarán a más familias, lo que contribuirá a que cada vez más niños y padres convivan con libros en lugar de celulares y tabletas digitales.

"Claro que lo vamos a lograr porque en México y en el mundo tenemos que regresar mucho a las raíces, separarnos un poco de lo digital y conectarnos otra vez con los humanos, y los niños son una parte súper importante porque, si no les enseñamos a ser empáticos, cuando sean adultos va a ser muchísimo más difícil", reflexiona. 

Por Pedro Pablo Cortés (EFE)

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