El Magazín Cultural

Víctor Hugo Malagón: "Ser siempre uno mismo"

Presentamos una entrevista a Víctor Hugo Malagón de la serie "Historias de vida". Esta secuencia, escrita por Isabel López Giraldo, es publicada semanalmente por El Espectador.

Isabel López Giraldo
21 de agosto de 2018 - 05:11 p. m.
Malagón es líder de Colombia Científica y presidente del Foro de Presidentes.  / Cortesía
Malagón es líder de Colombia Científica y presidente del Foro de Presidentes. / Cortesía

Hay dos cosas que marcan mi vida para bien. Yo empezaría por decirte que soy una persona tremendamente afortunada y sólo puedo darle gracias a la vida y a la Providencia por las cosas buenas que me ha dado.

Mi énfasis, mi obsesión en lo profesional, personal y lo social, tienen que ver con ese sentido de gratitud hacia la vida. He visto la realidad de tanta gente con grandes carencias y, cada vez que conozco tantas complejidades de la sociedad me siento más privilegiado.

  — Las complejidades del mundo son tan grandes que cualquier compromiso resulta pequeño.

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Casa materna

Soy hijo de dos maestros, entonces la docencia es cosa congénita. Mis padres, Víctor Hugo y Dora, son personas humildes que se forjaron con grandes esfuerzos y que tenían claro su proyecto de vida. Mi papá, licenciado en física y matemáticas, y mi mamá, en filosofía y letras. Una combinación increíble.

Dos profesores de la Secretaría de Educación de Bogotá crean su familia, tienen cuatro hijos, de los cuales yo soy el tercero. Todos somos también docentes. Sandra, mi hermana mayor, es médica de la Universidad del Rosario; Claudia, mi segunda hermana, es economista también de esa Universidad y modelo importante en mi vida; yo soy economista del Rosario y Juan Carlos es abogado de la Javeriana. Ese es el primer regalo de mi vida: la familia en que nací.

Cada vez más me reafirmo en entender que mis padres tuvieron para siempre un plan de vida en donde la familia era la prioridad, por eso llevan más de cuarenta y cinco años de casados. Cada vez me consta más que ambos hicieron grandes sacrificios, no solamente de esfuerzos personales increíbles para salir adelante, sino también de oportunidades de poder, político, económico, social, renunciando a ellas para ser coherentes con su proyecto.

Soy un hombre que tiene gusto por el poder en el sentido del servicio, me gusta la política y la dirección de las organizaciones. Uno de mis grandes retos personales es la creación de valor, lo que es coherente con mi proyecto de vida como miembro de la familia en que nací y como padre de la familia que creé con mi esposa.

Desde el núcleo familiar también soy privilegiado. Yo siento que fui deseado de una manera muy especial y muy específica pues mis papás querían un niño, e hicieron todo para que yo lo fuera. Fui muy esperado, deseado y recibido con amor por el núcleo familiar.

En lo personal siento que hay un carisma, una marca interna. Estoy casado con Blanca Elena Forero, y tengo dos hijos maravillosos, Juanita, de diez años, y Santiago, de ocho. El reto de todos los días es saber si yo soy capaz de ser como mis padres, de darle verdadera prioridad a mi familia, es un reto muy complejo porque el equilibrio de la vida familiar y personal es probablemente la constante diaria, la de preguntarme de manera permanente:

— ¿A qué renuncio y a qué le doy prioridad?

Fui rebelde en lo que podía y también muy diplomático buscando hacer el bien. Siempre he dicho lo que he querido por los canales formales, negociando e interpretando las expectativas de los demás.

Mis papás fueron muy estrictos conmigo. Yo era muy indisciplinado porque me quería comer el mundo y todavía me lo quiero comer. Desde siempre creativo y muy negociante.

Con mi hermanito, en nuestra niñez, cuando estábamos en tiempos libres, decidíamos armar negocios. Por ejemplo, él tenía habilidades para pintar, por lo que pintaba cuadros, montábamos una exposición, invitábamos a la familia, cobrábamos la entrada y vendíamos los cuadros.

También montábamos restaurantes. Mis padres llegaban de trabajar, les preparábamos alguna receta y servíamos la mesa muy elegante. Por supuesto, cobrábamos.

Colegio

Hay una memoria que valoro muy especialmente. Estando en tercero de primaria decidí con mis amigos hacer un periódico impreso, desde las diagramaciones, artículos, entrevistas, recetas de cocina y crucigramas. Fotocopiábamos varias ediciones y las repartimos. Una de mis profesoras conservó ese periódico. Muchos años después me la encontré, siendo ella profesora en el Colegio Mayor del Rosario para ese entonces, y me mostró las ediciones del periódico.

Me siento muy orgulloso de haber estudiado en el colegio Emmanuel D´Alzón. Mi mamá hubiese querido que estudiáramos en el Colegio Mayor del Rosario (primaria y bachillerato) pero había un problema: mi papá era el rector del colegio. Mi papá, con buen juicio y muy visionario, dijo:

— Están contentos en su colegio, si los cambiamos los sometemos a unas exigencias por ser los hijos del rector, las mismas que no deberían tener.

Fui muy indisciplinado y precoz. Viví la vida muy rápido y aunque mucha gente dice que dejé de vivir cosas yo pienso que no, que muy por el contrario, las he vivido antes, a unos tiempos distintos y con una intensidad maravillosa. No tengo ningún tipo de frustración por no haber hecho algo.

Universidad

A los dieciséis años entré a la universidad, entonces era muy difícil para mis papás porque era un adolescente, casi un niño en una situación universitaria.

La vinculación con la Universidad del Rosario es de las cosas que más valoro y de la que tengo uno de mis primeros recuerdos en la vida.

No sé si como lo decía Gabo:

 — "La vida no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda, y cómo la recuerda para contarla".

Es posible que mis recuerdos estén adornados pero así me acompañan y uno de ellos es cuando mi papá se posesionó como rector del Colegio de primaria y bachillerato que entonces tenía la Universidad del Rosario, y no se me olvida nunca ni el color de su vestido, ni la corbata que llevaba, algo que me deslumbró y que para mí fue una sorpresa absoluta: la imponencia de los despachos y de las salas de la Universidad en donde sucedió su posesión

Mi papá me llevó a conocer la tumba del sabio José Celestino Mutis, cuyos restos reposan en la capilla de la Bordadita de la Universidad del Rosario. En esa época, para mí fue una cosa muy impactante. Ahí empieza a marcarse una trayectoria de vida, de compromiso y de amor por el Rosario. Recorría los salones del colegio de primaria y bachillerato que quédame en ese entonces en la sede de la Quinta de Mutis, en donde hoy funciona nuestra Escuela de Ciencias de la Salud, sus escaleras, los espacios por pocos imaginados. Difícilmente encuentras a alguien que conozca cada rincón de la Quinta de Mutis como yo.

Mi papá es mi héroe, mi ídolo. Él dice que le ha parecido maravilloso mi nombramiento como Consiliario de la Universidad del Rosario porque probablemente soy uno de los más jóvenes de la historia en la Universidad (desde 1653). Como tenemos el mismo nombre, mucha gente pensó que el nombramiento era para él, y llamaban a felicitarlo.

Existen cuatro grandes reconocimientos vinculados al Rosario, el más alto de todos es ser Colegial de Número (estudiantes activos del colegio que tienen funciones de gobierno y de elección). La elección del rector se hace entre los quince colegiales y los cinco consiliarios. La colegiatura es el máximo honor. Luego de eso, la consiliatura y la rectoría.

— Soy rebelde pero político; rebelde pero Rosarista.

No quiero poner ningún estereotipo, ningún prejuicio frente a las otras universidades, pero la rebeldía del Rosario es una rebeldía de institución, de pensamiento, de argumentación, de formalidad; no es la rebeldía por la rebeldía, la rebeldía en un marco del propio Rosarista que nunca se da por fuera de los canales formales, nunca pasando por encima de las personas. Una rebeldía que me costó mucho durante mi vida estudiantil, pero que siempre ha sido una rebeldía para respetar y defender la institucionalidad.

Estudiar economía fue una decisión muy importante para un niño de 15 años. Yo preguntaba mucho en mi casa, y mi familia, siempre con un ánimo de libertad y evitando influir inadecuadamente, me dio libertad de elección. Mis papás fueron muy prudentes para no conducir esa decisión. Yo soy de números y de letras, aunque tengo que decir que las letras me han traído más satisfacción que los números. Me ha gustado tanto escribir, que en grado once dirigí el periódico del colegio.

Te confieso que me hubiera gustado ser presentador de noticias. De alguna manera lo fui en la Universidad en un proyecto fugaz que hicimos de un noticiero interno. Me encantan los medios, es curioso.

Nunca tuve claridad absoluta de qué quería estudiar. De niño quería ser bombero, policía, militar, periodista, futbolista, cualquier cosa me hubiera gustado. Lo de la orientación vocacional tampoco fue determinante. Mi hermana Claudia, la economista, sin proponérselo,  orientó mi decisión. Su liderazgo, su disciplina, su responsabilidad le han merecido los más altos reconocimientos, entre ellos, la colegiatura de la Universidad y haber asumido, desde muy joven, grandes responsabilidades dentro y fuera del Rosario. Su grupo de amigos terminó siendo también mi grupo de amigos .Como la vi tan feliz, decidí ser economista.

Me presenté a Los Andes y al Rosario. Así como había muchos beneficios de ese ropaje familiar Rosarista, podía también haber muchos riesgos y en efecto los hubo.

Pasé en Los Andes, recibí una carta en la que me felicitaba el entonces decano de economía, el doctor Manuel Ramírez Gómez, que falleció hace poco tiempo. Al día siguiente me notificaron de que pasé también en el Rosario así pues que fue una decisión muy difícil. Esa noche no dormí porque tenía que matricularme al día siguiente, y claro, las condiciones eran otras. Si una situación así vivieran mis hijos hoy, no sería un problema, pero para mis papás con cuatro hijos en etapa escolar y siendo una familia de clase media, dudar o fallar en la decisión no era opción, por lo que se convirtió para mí en una gran y difícil decisión.

Por la afinidad con el Rosario y por el hecho de que allí no iba a ser un número sino alguien, además ya interrelacionado con mucha gente y participando en iniciativas, me ayudó a tomar una de las mejores decisiones de mi vida, una decisión que celebro todos los días.

Yo amo la economía y la enseño, ha sido una gran base de pensamiento. Disfruté mucho el pregrado. Mis especializaciones han ido hacia las relaciones internacionales, la ciencia política y la administración de empresas.

Tuve mucha participación estudiantil, demasiada quizá, en los consejos estudiantiles, en creación de iniciativas, en actividades extracurriculares. Fui inquieto todo el tiempo. Quizá algunas cosas importantes: un personaje que marcó una línea de pensamiento en mi vida y que ya murió fue Francisco Herrera Jaramillo, el buen “Pacho Herrera”. Él fue un destacado abogado que nos apoyó en muchas iniciativas estudiantiles, en temas de pensamiento sobre Bogotá, en las campañas a las Juntas Administradoras Locales y al Concejo de Bogotá; fue un gran maestro, un erudito en la filosofía y el derecho, casado con Cristina Pardo, hoy magistrada de la Corte Constitucional; fue magistrado, un gran orador, se sabía de memoria los discursos de Jorge Eliécer Gaitán y los recitaba exactamente como él, en definitiva: un inspirador, que hacía viva la frase de Don Agustín Nieto Caballero: “eres Maestro si tu vida es Lección”

Mi papá, siendo decano de Educación Continuada del Rosario, me oía hablar tanto de “Pacho Herrera”, que una vez decidió invitarlo a ser conferencista en un importante Diplomado con grandes personalidades del Derecho. Francisco tenía una apariencia muy particular, usaba gafas muy gruesas y era muy bajito.

Cuenta mi Padre, con gran emoción, que pasaron tres horas de su conferencia y nadie se retiraba porque él era magnético, un gran experto en filosofía, un gran orador, un gran docente… Pacho murió en un absurdo accidente de tránsito regresando a casa de un paseo familiar. En homenaje a él, unos amigos y yo decidimos crear en 1996 el concurso de oratoria Francisco Herrera Jaramillo, que es una semilla que yo valoro mucho en los estudiantes del Rosario. Como las grandes mentes de la humanidad, nos dejó muy pronto.

El primer trabajo

Mi primer trabajo fue en el Rosario en 1.996, como profesor auxiliar y como monitor de un profesor muy reconocido de economía, el Ernesto Caballero Morales, quien fue consiliario, decano, pero también uno de los docente más ejemplares que he conocido.

Me contrataron para ser coordinador administrativo de una especialización y de la primera maestría que tuvo la Universidad del Rosario: docencia universitaria. Fue muy grato porque los estudiantes eran los profesores de la Universidad. Aprendí muchísimo de docencia y dirección universitaria.

Es una vocación que ha tenido algunos altibajos. Desde el 96 no he dejado de dictar clases. Luego trabajé en el ministerio de comercio exterior con Marta Lucía Ramírez; hice una pasantía de mi carrera y mi jefe era Santiago Rojas, su asesor. Diseñamos la política de comercio exterior de servicios y tecnología en el año 1.999.

Estudios de posgrado 

Yo me gradúo, era edil, acababa mi pasantía en el ministerio de comercio, dictaba clases… En el año 98 recibo una invitación para un programa maravilloso en Canadá sobre integración continental, cuando trabajaba mi papá en la Universidad. Necesitaba financiación para el programa, entonces acudí a mi papá en busca de ayuda económica y me dice:

— Con dolor del alma hijo pero no te puedo ayudar, eso vale mucha plata.

— Bueno papá entiendo, no pasa nada.

Llamé entonces a la organización universitaria interamericana OUI, con sede en Montreal, quienes convocaban el programa y dije:

— Agradezco mucho esta invitación, me encanta el programa, yo trabajo en la Universidad del Rosario y me pregunto si existe un convenio para que yo pueda ir pues no tengo cómo pagar la matrícula.

— Efectivamente tenemos un convenio con su Universidad. Usted puede venir con exención de la matrícula del programa .

Vuelvo donde mi papá:

— Mira papá, me dieron beca de matrícula, sólo es necesario pagar un pasaje y algo para vivir.

— Lo siento pero no te puedo ayudar hijo.

— Bueno papá, entiendo, no hay problema.

Llamé a las residencias Universitarias de Montreal:

— Mire voy a hacer un curso en el segundo semestre pero no tengo cómo pagar la estadía.

— Hay un programa de becas para estancias y le podemos dar la residencia por el tiempo de estudios.

Nuevamente voy donde mi papá:

— Papá, ya tengo la matrícula y garantizada la estadía.

— No te puedo ayudar porque eso está muy caro hijo, lo siento.

Habíamos fundado con Diego Molano Aponte, un rosarista ejemplar, el observatorio de Santa Fe de Bogotá. Eso funcionó muy bien en esa época, y cuando me lo encuentro me dice:

— ¿Qué le pasa?

— Diego es que voy a estudiar en Montreal, me dan la beca, la residencia, pero no tengo cómo costear los tiquetes aéreos.

— Le recomiendo que llame a Jean Claude Bessudo, él ha apoyado mucho a la Universidad. Llámelo, la peor diligencia es la que no se hace.

Llegué a la oficina y le pedí a la secretaria que intentara llamar al señor Bessudo.

— ¿Quién llama?

Le preguntan a mi secretaria.

— El doctor Víctor Malagón de la Universidad del Rosario.

— El señor Bessudo no se encuentra en este momento pero tomamos su mensaje.

Yo creo que él pensó que era mi papá y devolvió la llamada.

— ¿Cómo le va profesor Malagón?

— Un placer saludarlo, mire… – le conté todos los temas de la beca a Canadá y la necesidad de apoyo que requería para el traslado aéreo – ¿usted me podría ayudar?.

— Deme 50 minutos y ya lo llamamos.

Pasaron exactamente los cincuenta minutos y llamó la secretaria:

— Señor Malagón, no podemos darle el 100% del pasaje, pero el señor Bessudo ha autorizado darle un 80% del costo de éste.

— ¡Muchas Gracias! de corazón, agradézcale al señor Bessudo en mi nombre.

Fui donde mi papá:

— Papá, acabo de conseguir el 80% del tiquete, ¿me ayudas con el 20%?

Mi papá con un gran gesto de generosidad y de orgullo me dice

— Listo hijo yo te ayudo, ¿a dónde hay que ir?

Llegamos a las oficinas de Aviatur, eran entonces las oficinas nuevas de la calle 82. Yo llegué con una propiedad con la que saludé a todo el mundo como si los conociera de toda la vida e hicimos la transacción de los pasajes… Mi papá cuenta mucho mejor que yo esta historia.

En Canadá estudié con Gabriel Sánchez Avendaño, de la Universidad Javeriana, un profesional que admiro mucho, fue el fundador y director de la especialización en integración en el sistema internacional de la Javeriana.

Al regreso le digo:

— Me encantaría hacer la especialización que usted dirige pero no puedo porque no me gradúo sino hasta dentro de un año.

— Postúlese, yo lo presento al comité académico y respondo como director de que usted cumpla los requisitos para graduarse.

Pasado un tiempo me dice:

— Está aceptado con la única condición de que no se puede graduar de la especialización sin tener el título profesional.

Por eso la diferencia entre la fecha del grado y la del posgrado es de pocos meses.

Ahí conocí a una cantidad de gente mayor espectacular. Siempre he tenido la facilidad de relacionarme con gente de generaciones muy anteriores a mí. En el colegio de mis hijos los papás de sus amigos dicen que yo soy íntimo amigo de todos los abuelitos de los niños. Llego a los cumpleaños y todos los abuelos de los niños están ahí como amigos míos de antes. En la especialización conocí a gente mayor que sigue estando muy vinculada a muchos proyectos.

Fundación Carolina 

Ahí viene la otra historia que te quiero contar. Mi papá ha tenido siempre múltiples e infinitos actos de amor con sus hijos, como mi mamá. Uno de esos actos de amor es que cuando lee el periódico todos los días y ve cosas que nos pueden interesar, recorta la noticia y nos la hace llegar.

En el año 2.000 vio un artículo que anunciaba la próxima creación de una gran fundación iberoamericana en honor a Carlos V que se dedicaría a promover las relaciones académicas entre España e Iberoamérica y a dar becas para estudios de posgrado de ciudadanos latinoamericanos. Él recortó esa noticia y me la dejó encima de la mesita de noche. Yo como un hijo mal-agradecido que tenía tantas cosas qué hacer no lo detallé.

Semanas más tarde me pregunta:

— ¿Leíste el artículo que te dejé?

— No papá, no he tenido tiempo de leerlo.

— Léelo que es importante.

Así pues que lo leí, me metí a la página web y vi que ofrecían becas.

Nunca pensé que ese acto pequeñito de amor de mi papá me cambiaría mi vida para siempre.

Desde ese momento hasta hoy llevo dieciocho años vinculado con la Fundación Carolina. Fui becario de la primera convocatoria de la fundación y viví en España de 2001 a 2003 . Se iba a acabar mi primera maestría y me llama el director de la Fundación en España para invitarme a una cena en la que estaban algunos patronos de la Fundación Carolina para compartir mi experiencia como becario en España.

El Patronato de la Fundación Carolina (su máximo órgano de gobierno) es un espacio muy importante presidido por S.M. el Rey de España, e integrado por el presidente del gobierno de España, que es el presidente ejecutivo de la Fundación Carolina, los veintiséis presidentes de las empresas más grandes de España y cinco ex presidentes iberoamericanos, incluyendo los ex presidentes Betancur y Pastrana de Colombia.

Tuve la oportunidad de hablar con el presidente Belisario Betancur, un hombre que admiro mucho por el testimonio de su vida y de su palabra. Antes de esa cena, había tenido la oportunidad de saludarlo en un evento del instituto de Estudios Sociales Juan Pablo II.

El regalo que le da Colombia al Santo Padre Juan Pablo II en 1.986 es la creación de un Instituto de pensamiento de doctrina social de la iglesia, el Instituto Juan Pablo II.

Vinculado sin interrupción desde 2001 a la Fundación Carolina, como becario, como asesor en España para la creación de 3 sedes de la Fundación Carolina en América Latina (Colombia, México y Argentina), como Secretario General en Colombia y ahora como miembro de su Consejo Directivo.

Cuando dejo de ser Secretario General para diseñar la política de Capital Humano del Programa de Transformación Productiva del Gobierno de Colombia con el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo y Bancoldex, el señor Presidente Belisario Betancur mi hizo el honor de hacerme miembro del Consejo Directivo de la Fundación.

Hoy sigo siendo miembro del Consejo Directivo. Diecisiete mil becas entregadas en estos años de las cuales cerca de cinco mil han sido para ciudadanos colombianos. Sentir que he sido parte de un proyecto que le ha cambiado la vida, para bien, a tantos miles de ciudadanos latinoamericanos es una gran satisfacción. Así como el Rosario, la Fundación Carolina está en mi corazón.

Rse

Mi tema desde la maestría en administración de empresas empezó a ser responsabilidad social; escribí mi tesis y mi libro de responsabilidad social empresarial, publicado en el año 1.999, se llama: “Ética y responsabilidad, el nuevo reto de creación de valor en las organizaciones”

Ese ha sido mi tema. Tuve la oportunidad de desarrollarlo desde el ámbito académico pero luego también de llevarlo al plan de la formulación de política gremial y pública como gerente de responsabilidad empresarial de la ANDI y como Director de la Fundación ANDI, y luego incluso llevarlo a la aplicación de modelos de gestión privada como asesor de empresas en el mejor relacionamiento con sus grupos de interés.

Andi

Una gran experiencia fue en la ANDI, donde fui gerente de responsabilidad social y empresarial y director de la Fundación ANDI. Hoy la fundación es el brazo de intervención y de inversión social de la ANDI y de las empresas afiliadas. Estoy muy orgulloso de lo que se hizo en la gerencia y en la fundación.

Consiliatura

En el Rosario he tenido todo el acompañamiento indispensable en el desarrollo de un gran proyecto de educación que es visionario e importante. Este ha sido el gran honor y la gran responsabilidad de mi vida, en la que he procurado darle una nueva visión al significado de la consiliatura. Esta es una consiliatura joven y presente, actuando y tomando decisiones porque conoce lo que está sucediendo dentro de la Institución. Es un equipo que, además de elegir al Rector con la colegiatura, acompaña al rector muy activamente.

Llega un punto en el que se hacen compatibles el proyecto empresarial con mi proyecto académico y personal por muchas razones.

Tomo la decisión en el 2016, después de haber fundado una empresa multinacional de origen sueco, de dedicarme tiempo completo a la academia y a la consultoría. Así como la vida empresarial tuvo grandes logros y gran creación de valor económico, también tuvo grandes retos y aprendizajes humanos.

La gran oportunidad es no sólo haberlo hecho en la teoría sino en la realidad de empresas concretas. Ahí es donde tú ves también que el mundo empresarial todavía tiene mucho qué caminar hacia la autenticidad en la ejecución del modelo de mejor relacionamiento con sus grupos de interés y que, si el modelo no es auténtico, falla; no te sirve simplemente una planeación estratégica, no te sirve tener los mejores instrumentos o tener un informe GRI , no te puedes perder confundiendo el fin con los medios para lograrlo. El fin es tener una empresa más ética y más responsable. Te ponen en dilemas, situaciones que rayan lo ético, en cómo se relacionan las compañías con sus clientes, proveedores… y la vida real tiene de todo.

Te enfrentas a unos dilemas en los que dices:

— ¿O comprometo la autenticidad de lo que yo he construido o me dejo llevar por prácticas empresariales que no corresponden a esa formulación?

Entonces llegan momentos en la vida donde tienes qué decidir si defiendes tu dinero, tu rentabilidad o tus principios.

Llevo muchos años hablando de responsabilidad empresarial, he escrito libros, ayudé a crear la especialización del Externado de responsabilidad social, he sido profesor en esos temas; formulé la política de la ANDI en temas de responsabilidad social y después de una intensa experiencia con socios nacionales e internacionales en la empresa de origen sueco, tomé finalmente la decisión de salir y llevar esa política de RSE al ámbito empresarial tanto en la empresa de construcción de mi familia como en mi propia empresa de consultoría en relaciones corporativas y comunicaciones estratégicas, MACA Consultores.

Lo de la academia también era una búsqueda de refugio, con la intención de retomar mi proyecto doctoral que es una deuda que tengo conmigo mismo. Lo más probable es que el doctorado lo realice en educación .

Sin embargo, el gran aprendizaje del 2016 es que, habiendo dejado mi participación en la empresa sueca, vinieron a buscarme un número importante de personas y empresas con las que he trabajado por mucho tiempo. Una de esas personas, que yo aprecio y estimo mucho, me dice:

— Víctor, tienes que entender que el negocio en el que tú estás, el negocio de comunicaciones estratégicas de asuntos públicos, es un negocio de personas, no de marcas. El asesor de mi compañía se llama Víctor Hugo Malagón, independientemente de la marca con la que trabaje, al final la marca más importante eres tú.

El 2016 fue el año de volver a toda la dinámica empresarial que deriva en la creación de MACA Consultores, bajo esa convicción que este tipo de servicio es de personas, no de marcas. Y creen en ti por tu trayectoria, por tu rigurosidad y por tu compromiso personal.

Nace una empresa que tiene diferentes proyectos y un número considerable de clientes en temas de relacionamiento estratégico, comunicaciones, y sostenibilidad empresarial, bajo la convicción de que todo el ámbito de responsabilidad empresarial apunta al mejor relacionamiento de las empresas con sus grupos de interés, se trata de seguir creando valor a través de las relaciones empresariales que son siempre y donde quiera que sean, relaciones humanas.

Una vez más el espíritu Rosarista impregna mi vida; el Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario cuya definición lo concibe como una “congregación de personas mayores” marca nuevamente mis decisiones más complejas; parafraseando nuevamente a Don Agustín Nieto Caballero:

— “Se es una persona mayor cuando se tiene el hábito del estudio, cuando el trato con los libros forma una cultura del espíritu, cuando se actúa recta y coherentemente, cuando la coherencia y la rectitud se valoran aún más que la sabiduría o el poder…”

Por esto en nuestras empresas valoramos más la persona que la marca; es un negocio de confianza y es de alguna manera también el culmen de varias experiencias que me han permitido aplicar en la vida real el significado de la responsabilidad social y la convicción de que la única forma de generar valor, hoy más que nunca, a través de las relaciones.

No es un discurso sensiblero, no es un discurso utópico o simplemente filantrópico, no es un discurso de buenas intenciones, no es una retórica vacía y bien intencionada, es una convicción real que parte de la satisfacción que yo tengo de estos años de reflexión, responsabilidad social y sostenibilidad; es entender que el diálogo con el empresario tiene que pasar por la creación de valor.

Parte del éxito de la gestión en la ANDI, por ejemplo, fue transmitirle a los empresarios, en un lenguaje empresarial de competitividad y de creación de valor, la importancia de responsabilidad social para las empresas.

— Para mí, definitivamente el mejor relacionamiento de las empresas con sus grupos de interés, es la nueva fuente de competitividad en las organizaciones.

Colombia científica 

En este nuevo ámbito de asesoría, sobresale un proyecto que me enorgullece especialmente. Desde el 2016 he tenido el privilegio y el honor de asesorar a cuatro entidades del gobierno que cuentan con el apoyo técnico y financiero del Banco Mundial, para desarrollar un gran proyecto que también llevo en mi corazón y que se llama Colombia Científica.

Colombia Científica busca fortalecer la calidad de la educación superior en el país a través de estrategias que fortalezcan su calidad, su interlocución como sistema, su internacionalización, la interlocución de nuestro sistema con el internacional y su pertinencia medida principalmente en términos de su relación con la realidad, particularmente con el sector productivo.

En nuestro país persiste el aislamiento entre la academia y el sector privado. Sí hay muchos esfuerzos, en el discurso sale muy bien siempre la necesidad de un encuentro entre las partes, pero en la vida real todavía hay una distancia muy grande partiendo incluso desde los lenguajes que usa cada una.

La empresa no se creó para ser universidad ni esta para ser empresa. Pero en una sociedad de la información como la nuestra, es necesario el encuentro entre Universidad y Empresa para crear conocimiento (investigación), transmitirlo (docencia) y aplicarlo a la solución de problemáticas concretas de la sociedad (extensión), de otra manera la universidad estaría condenada, no sé si a desaparecer, pero como decía un informe de la comisión Kellogg integrada por los presidentes y rectores de veinticuatro universidades públicas de renombre en Estados Unidos, a convertirse en algo parecido a un parque jurásico:

— “Sitios de enorme interés, pero de ninguna relevancia.”

Recorrí todo el país, con un equipo bien articulado, hablé con rectores de muchas universidades e instituciones de educación superior, con gremios nacionales y regionales, con universidades internacionales, con las embajadas; recibí mucha retroalimentación para entregarle al país Colombia Científica, un programa ambicioso, riguroso, profesional, retador, que ha movilizado el interés y el compromiso del sistema universitario y del sistema productivo, de gobiernos y entidades internacionales, de la banca multilateral y el liderazgo y articulación del Ministerio de Educación, Colciencias, Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, Icetex, Departamento Nacional de Planeación y Ministerio de Hacienda, asegurando el respaldo técnico y financiero de la banca multilateral cuyos montos son históricos en nuestro país y cuyo modelo resulta innovador y visionario.

En ese recorrido por el país y después de ver la alta resistencia que tenemos en Colombia para cooperar, llegué a pensar que las instituciones que se presentarían a las convocatorias de recursos con alianzas eran mínimas, porque evidentemente es más fácil cooperar entre pocos que entre muchos. Por fortuna me equivoqué radicalmente. Algo de lo que le contamos al país en todas las socializaciones de los últimos dos años, caló en esas entidades que decidieron conformar alianzas de máximos: Universidades acreditadas, regiones involucradas, universidades internacionales, todas cumpliendo con los requisitos mínimos. En la primera convocatoria: 76 Universidades e instituciones de educación superior en 18 departamentos del país, 67 entidades del sector productivo en 11 departamentos, 101 prestigiosas Universidades y centros de investigación, desarrollo e innovación internacionales, 160 becarios colombianos de maestría y doctorado en las mejores universidades del mundo, demuestran el impacto y potencialidad de Colombia Científica para nuestro país.

Viene una fase muy compleja y es la de la operación. El gran reto es el de la implementación y espero que ese espíritu permanezca en quienes estén llamados a dirigir este programa en el futuro. Dificultades vendrán muchísimas , pero con una muy buena planeación y con reglas del juego claras, las entidades funcionan.

Al final converge, como en el caso de la Fundación Carolina, o como en el del Rosario, incluso en MACA Consultores, y en el Foro de Presidentes, lo que ha sido la construcción de mi vida: servicio a la sociedad, pertinencia, ambición -positivamente hablando-, y el compromiso de entregarle al país plataformas y escenarios que, estoy seguro, han sido y seguirán siendo supremamente útiles para el desarrollo de nuestra sociedad. Colombia Científica no es la solución a todos nuestros problemas, ni muchísimo menos, ni es la solución a las grandes dificultades que tiene el sistema de ciencia, tecnología e innovación, pero sí es un gran paso en la dirección correcta y es coherente en la medida en que involucra: educación, ciencia, tecnología, formación de capital humano, gobierno, internacionalización, articulación y coordinación interinstitucional entonces, como entenderán, es un espacio que disfruto mucho, pareciera que estuviese diseñado para mí.

Debo decir, por justicia, que el origen de Colombia Científica no es una idea mía, pero que desde que me invitaron el gobierno y el Banco Mundial a ser asesor líder del programa tuve el honor de desarrollarlo y potencializarlo, con gran respeto también a lo que ya se había construido. Procuro, y esto es otro de los mensajes de mi vida, no caer en el complejo de Adán. Mucha gente llega a los cargos y cree que va a inventar la rueda o cuestiona la forma en que sus antecesores tomaron decisiones y termina o destruyendo o descalificando lo que otros habían hecho atrás.

— Isaac Newton en una carta a Robert Hooke hizo mención a sus antecesores en la ciencia, dándonos una maravillosa lección de humildad: “Si he visto más lejos es porque estoy sentado sobre los hombros de gigantes”. Es más inteligente ver y caminar sobre hombros de gigantes.

Yo me siento grande sólo porque la vida me ha permitido caminar sobre los hombros de gigantes, lo que me da una visión sobre lo que ya construyeron quienes estaban antes. Y también lo he dicho públicamente, quizá yo hubiera hecho cosas distintas en el diseño de Colombia Científica, quizá hubiese hecho cosas diferentes al diseño original, pero valoro y procuro hacer los ajustes que eran, a mi modo de ver, más pertinentes respetando la vocación y la inspiración de mis antecesores.

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Foro de presidentes 

El Foro de Presidentes es una asociación de dirigentes que se creó hace veintiocho años en Bogotá. Grandes empresarios, maestros, líderes comprometidos con lo social, lo crearon inicialmente a instancias de la Cámara de Comercio de Bogotá y desde hace 18 años se constituyó como una organización independiente y autónoma

No sobra decir que yo soy hombre de la Cámara de Comercio de Bogotá. Trabajé hace muchos años en un proyecto de gran impacto, la Universidad Empresarial de la CCB de cuyo Consejo Superior fui parte también por varios años.

— Al “nuevo” Foro le dieron identidad y estatutos propios y un marco jurídico de existencia.

A este Foro pertenecemos hoy por hoy cerca de doscientos presidentes, gerentes, miembros de Juntas directivas, y la línea número uno de organizaciones relevantes en Colombia, quienes coincidimos en que el sector empresarial juega un papel fundamental en la responsabilidad social, educativa, de protección del medio ambiente, entre otras áreas.

En definitiva el Foro de Presidentes es una comunidad de líderes empresariales que buscan promover el desarrollo, la integración y el crecimiento del país en todos los sectores económicos. Cuando te invitan a ser miembro del Foro de Presidentes, te vinculan a una Junta de Mejoramiento con una dinámica de formación y de crecimiento personal, empresarial y ciudadano.

Somos privilegiados de la vida, dirigimos organizaciones de todo tipo, en distintos sectores, de un tamaño considerable, y tenemos como líderes y presidentes que hacer aportes complejos a la sociedad.

También reconozco que hay un tema de gestión y de presencia de la marca corporativa que permitiría que mucha más gente la conozca.

Parte de lo que he venido proponiendo es un mayor fortalecimiento del gobierno corporativo, busco volver a los orígenes, recuperar una metodología vivencial, mejorar al modernizar la comunicación.

Equilibrio de vida personal y profesional 

No ha sido fácil dentro del equilibro personal y familiar, el asumir todas estas obligaciones, pero he aprendido mucho.

– ¿Cuánto tiempo le demanda una Junta por fuera de ella?

Es una gran pregunta y la única respuesta es depende del nivel de compromiso.

– ¿Y cuánto tiempo tiene para la familia con la que se tiene el mayor de los compromisos?

Debo proyectar mi aprendizaje a mi vida personal. Una de mis obsesiones y el debate personal de todos los días es encontrar el equilibrio personal y familiar. Y no es fácil.

Mis padres son, nuevamente, el gran modelo de mi vida: presencia absoluta, determinante para mis hermanos y para mí y cada vez soy más consciente de que mis padres tuvieron que renunciar a grandes oportunidades de poder, profesionales y de influencia porque su prioridad y su proyecto era su familia.

A mí me mueve el servicio público, tengo gusto por el poder, y por la capacidad de influir pero soy consciente de que puede ser radicalmente incompatible con mi proyecto de vida personal y eso es un dilema permanente.

Tengo otros modelos a la vista y todos los días debo tomar la decisión de optar por alguno de ellos pues en este tema parecería no haber intermedios, no hay grises.

Cuando me invitaron a la entrevista para ser Consiliario, para mí eso ya era un logro suficiente, la simple candidatura y la invitación generosa de los colegiales de la Universidad eran, en sí mismas, un gran reconocimiento que no dejo de agradecer y de valorar.

Te confieso que fui a mi entrevista pensando en que la posibilidad de ser elegido era muy poca en virtud del tamaño moral y profesional de quienes competían conmigo, incluso en virtud de mi juventud.

El día de la entrevista me habían invitado a un almuerzo que para mí era muy importante en el marco de la Feria del libro con el hoy premio nobel Mario Vargas Llosa. Decidí declinar esa valiosa invitación para no correr el riesgo de no llegar a tiempo a mi entrevista para Consiliario.

Por la mañana, cuando me estaba afeitando, mi esposa y mis hijos se despidieron y me dieron su voz de aliento, su confianza y su amor, con esas armas, poderosas en extremo, me disponía a enfrentar uno de los momentos más importantes de mi vida.

Juanita, una pequeña dama, que entonces tenía sólo 7 años, se despide de mi y me dice:

— Papi, te deseo lo mejor en tu entrevista de hoy, te va  a ir muy bien.

Luego Santiago, mi pequeño político, con apenas cinco años de edad para entonces y con las manos en los bolsillos, se acerca y me dice:

— Oye papá, hoy tienes la cosa esa de lo del Rosario, ¿no?

— Sí hijo.

— Mmm, pues te va a ir muy bien papá

— Mil gracias hijo por tus deseos.

Y se fue contento para su colegio, de pronto noto que Santiago se devuelve y me dice:

— ¿Sabes qué papi?

— ¿Qué hijo?

— “Sé tú mismo papi!”.

El mejor consejo que me han dado en mi vida, me lo dio mi hijo Santiago a sus cinco años, y a pesar de las dificultades del mundo, de los ritmos del trabajo, de los permanentes retos que se presentan todos los días, procuro seguir aplicando el consejo de mi hijo, consejo que desde entonces quedó impreso en mi mente y en mi corazón.

Por Isabel López Giraldo

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