El Magazín Cultural

“Votos y Devotos”: La religión que todos llevamos dentro

El fracaso del “sí” en el plebiscito sobre el acuerdo de paz con las FARC llevó a Natalio Cosoy a preguntarse por una de sus causas: la militancia de las Iglesias evangélicas. Éste es uno de los ejemplos de cómo, según el propio Cosoy, la fe, la religión, sus instituciones, sus rituales y sus prácticas definen contextos sociales, políticos y económicos de Colombia.

Juliana Vargas @jvargasleal
21 de febrero de 2019 - 03:12 a. m.
Cortesía
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Colombia es profunda, dichosa y condenadamente religiosa. Ay, de por Dios que sí lo es; que en el país del Sagrado Corazón hasta esto es posible; que incluso si usted se considera ateo o agnóstico, acaba de pedirle paciencia a todos sus santos y ancestros para poder leer esta bendita nota. 

La religión está grabada en nuestras prácticas más cotidianas, en los cuadros que cuelgan en nuestro vestíbulo, en el rosario que vemos dentro del taxi, en este sincretismo religioso que mezcla prácticas precolombinas con la espiritualidad que nos forjaron los españoles a fuego y acero; en esa fe que usted se tiene para dormir al menos siete horas, trabajar más de 8, ir al pediatra con su hijo, darle de comer al gato, sacar a pasear al perro, ver una película con su esposa y contestar centenares de correos electrónicos en un solo día, y también está en las relaciones de poder que han gobernado Colombia desde que Simón Bolívar tuvo la santa confianza para verse como héroe y libertador.

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En el libro “Votos y Devotos”, Natalio Cosoy explora la relación que ha tenido el poder y la religión en Colombia a lo largo de su historia. En el primer día vinieron los europeos, y con ellos vinieron las instituciones, órdenes y sacerdotes que desmantelarían el cielo y la tierra que conocíamos para reinventarnos a su imagen y semejanza. En el segundo vino el Congreso Constituyente, que separaría a la Iglesia de sus bienes e impondría la supremacía del Estado. En el tercer día, liberales y conservadores utilizaron la Iglesia como Dios usa los terremotos para despertar la Tierra. Un hilo interminable de intereses y alianzas religiosas dictaron la agenda de lucha partidista en el país, y en muchas ocasiones, los sacerdotes asumieron el papel de organizadores políticos, de amigos conservadores, de orogenias que destruyeran las metas anticlericales de los liberales y de carta de cambio para varios políticos. En el cuarto día, la Iglesia ocupó espacios que debían ser cubiertos por el Estado. Como estrellas en la noche o cuerpos celestes, como las plantas que cubren el suelo infinito, la Iglesia se vio en la educación, en la salud, en el trazado de ferrocarriles y carreteras, en los movimientos sindicales y hasta en la imposición de alguno que otro presidente. Si alguien tenía ínfulas de secularización o laicismo, la Iglesia, como si fuera una planta carnívora o una lluvia de meteoritos, se lanzaba en una cruzada divina hasta que un presidente servidor del Señor firmara un concordato. En el quinto día, Dios creó pájaros, peces y miles de insectos; creó tantas criaturas como entidades religiosas con personería jurídica hay en Colombia. 7.000 Iglesias católicas, cristianas, evangélicas, pentecostales, neopentecostales y más, agrupan feligreses que buscan una relación más personal con Dios, una respuesta o simplemente tranquilidad espiritual. En el sexto día nos definimos como hijos, padres, hermanos y militantes de alguna organización, entidad o creencia que, irremediablemente, está imbuida de religiosidad. El Partido MIRA, el magistrado Carlos Bernal como la cuota cristiana de la Corte Constitucional, Carlos Bacca arrodillándose cada vez que mete un gol con la Selección Colombia, los amuletos que escondemos en la habitación, los rituales que le dan vida al Cementerio Central, o las ofrendas que le prometemos a los muertos. En alguno u otro sentido, hemos heredado parte de la religión que siempre ha estado presente en Colombia.

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Y en el séptimo día, Dios descansa de los ires y venires de un país que se define bajo estos preceptos religiosos, bajo esta lucha religiosa, bajo esta historia santa que nos ha otorgado tanto bendiciones como condenas. Nos ha dado una fe inquebrantable en el mañana, pero también el intento de una consulta popular contra la adopción igualitaria. Nos ha dado una fuerza cuando todo está perdido y una agenda moral que busca forzar ciertos comportamientos. Nos ha dado nueve cielos en el Paraíso, pero también nueve círculos en el Infierno.

Así que, en el inicio de una nueva semana, los actores religiosos se preparan para darle a la sociedad colombiana no sólo respuestas espirituales, sino también políticas. Natalio Cosoy afirma que, para ello, algunos sectores evangélicos han encontrado formas de utilizar las redes sociales, el vídeo en línea y otros recursos de comunicación para difundir su mensaje más allá del púlpito, cuando antes tan solo se usaba la radio o la televisión. De igual forma, aún hay más divergencias que convergencias entre la Iglesia y algunos grupos como aquellos a favor de la legalización del aborto y el LGBTI; por tanto, desde el púlpito, la radio, la televisión y el Internet, los actores religiosos aún intentan dirigir el fluir de nuestros siete días de la semana. Pero si hay algo en lo que cree este escritor y periodista, es en la importancia del gris. “Es fácil dejarse llevar por las ideas absolutas, pero no suelen describir bien las cosas”, afirma. Las Iglesias evangélicas y cristianas “representan un sector más de la sociedad, un grupo de interés. Y en el caso de sus fieles, representan una parte de los intereses de cada uno de sus fieles, que también toman decisiones políticas por otros factores que no son sólo el de la fe o los valores religiosos”.

De esta forma, “Votos y Devotos” es un ejercicio mediante el cual se trata de explicar por qué usted celebra festivos de los santos que no conoce, o por qué votó por el “no” en el plebiscito después de escuchar a distintos grupos religiosos, o por qué habla a solas con una entidad que a veces trata de padre, otras de deidad y otras de cosmos. Es un ejercicio por encontrar la historia que lo ha llevado a ser el hijo de este particular Génesis colombiano.

Por Juliana Vargas @jvargasleal

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