Según Fedesarrollo, se calcula en un 11 % la caída del sector cultural y artístico en Bogotá. La Gran Encuesta Integrada de Hogares (GEIH) del DANE estima que la ocupación laboral decreció en el primer semestre de 2020 en un -10,7 %.
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Este escenario tan alarmante como doloroso nos invita con carácter urgente a convocar al sector público, al privado y a la sociedad civil para poner en práctica planes, programas y acciones que permitan despertar la solidaridad, la esperanza y el altruismo, en un ejercicio de inteligencia e imaginación colectiva. Proteger a un sector como el nuestro significa avivar la creación de lenguajes capaces de incidir decididamente en la preservación de la memoria, en la resignificación de diferencias e indiscutiblemente en la proyección futura de la sociedad, así como significaría darles la mano a los creadores, darles aliento a los lugares, reunir de mil maneras a la ciudadanía bogotana.
Pero, ¿cómo reactivamos y potenciamos nuestro ecosistema de manera integral y holística? ¿Cómo reanimamos el consumo de bienes y servicios culturales con un enfoque territorial y diferencial? ¿De qué manera podemos ser al mismo tiempo eficaces e innovadores?
Los creadores bogotanos buscan, entonces, un lugar en la Navidad de cada ciudadano. Un libro, una obra de arte, una boleta al teatro, un sutil movimiento de un bailarín o un concierto de un músico popular son experiencias -irrepetibles y únicas- para compartir al final de año con la familia, con los amigos, con nosotros mismos o con ese ser amado que nos devuelve las ganas de vivir.
¡Yo apoyo el arte local!, más que una frase inspiradora y motivadora para tiempos adversos, o más que una estrategia de marketing cultural, es un acto de dignificación, un gesto político en un año extraño, complejo y retador. Una ocasión inmejorable para sacar de cuidados intensivos el arte de la ciudad, hacerlo parte de nuestra cotidianidad y reconocer permanentemente el talento local, el ingenio, la persistencia y la calidad de quienes no han dejado de estar presentes en cada rincón de Bogotá.