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El primer contacto con la industria aeronáutica que tuvo Fernando Poitevin fue en el año 2002, cuando ingresó a la estadounidense United Airlines en momentos en que esta compañía había pedido la protección por bancarrota del Capítulo 11 debido a que dos de los cuatro aviones secuestrados y estrellados por terroristas de Al Qaeda en los ataques del 11 de septiembre de 2001 le pertenecían. Fueron momentos difíciles que desataron una crisis de la industria aérea mundial.
Tres años después lo llamaron para que hiciera parte del equipo de LAN en Argentina, donde trabajó por cinco años en el segmento de pasajeros para después liderar el transporte de carga en Chile y Miami. Ahora su reto está en llevar las riendas de LAN en Colombia, cargo que asumirá el 1º de octubre. En entrevista con El Espectador comenta los desafíos a los que se enfrenta en momentos de incertidumbre económica.
¿Cuáles son sus objetivos en Colombia?
Vemos que en el futuro podemos capitalizar más la confianza en Colombia y convertir a Bogotá en un hub que nos permita conectar a todos nuestros pasajeros de Suramérica, Centroamérica y el Caribe, y, por qué no, Estados Unidos.
¿La devaluación y la desaceleración económica de Colombia han impactado la operación de LAN?
Sin duda. La tasa de cambio afecta la industria porque el 60% de nuestros costos son en dólares, por lo tanto, cuando el peso colombiano se deprecia más de 50% nuestros costos suben mucho y la ecuación es negativa. Por suerte el precio del combustible ha bajado y eso en parte logra contrarrestar el impacto negativo de la subida del tipo de cambio. Por otro lado, Colombia está enfrentando una desaceleración económica, pero, a diferencia de otros países, esto no presenta una crisis.
¿Estos desafíos se pueden ver reflejados en incrementos del precio del tiquete aéreo?
Es difícil decirlo, porque con los valores actuales de $3.000 por dólar y el combustible a US$50, sin duda no es un escenario de equilibrio. Como compañía somos muy responsables en nuestras decisiones de crecimiento y sabemos que debemos tener una firma sustentable en el tiempo, pero con este tipo de cambio es muy difícil debido a la ecuación de tarifas que venimos utilizando, y una subida en los costos genera una subida en las tarifas. El desafío es encontrar el punto de equilibrio.
¿Prevé aumentar rutas y adquirir más aeronaves?
Tenemos actualmente 16 aeronaves en el negocio doméstico en Colombia y volamos a 19 rutas. Estamos evaluando el espacio para incrementar frecuencias y en a fin de año vamos a abrir tres nuevos destinos, y para ello nos tendremos que apoyar en más flota. Estamos abriendo una nueva ruta entre Cali y Medellín, una segunda ruta Medellín-Cartagena y una séptima ruta directa internacional desde Bogotá a Punta Cana, para continuar con la conectividad al Caribe.
¿Cómo ve la infraestructura aérea de Colombia?
Vemos con ojos positivos lo que se ha hecho últimamente y el pasajero ya disfruta de una terminal más moderna en el caso de Bogotá. Sin embargo, como el crecimiento de pasajeros ha superado el 50%, hace pensar que las expectativas de capacidad se vean un poco desafiadas, pero es necesaria otra fase de infraestructura aérea en el país, y en mis pocas semanas en Colombia veo un gran interés por parte de las autoridades para poder sacarlo adelante.