Banquero de avanzada

Álvaro Saieh es el estratega detrás del CorpGroup, propietario del banco CorpBanca que aterrizó en Colombia tras la compra del Santander y el Helm. Un colombo-chileno que ahora juega de local en estas tierras de bonanza.

Edwin Bohórquez Aya*
08 de diciembre de 2012 - 09:00 p. m.
/Luis Ángel
/Luis Ángel

Álvaro Saieh es observador por naturaleza. En el arte, su pasión; en los negocios, su vida. Revisa cada detalle. Cada trazo. Cada cifra. Viste traje y corbata, el código de los banqueros, con una característica especial de color azul, su preferido. El mismo que lleva la imagen de una de las joyas de su corona: el banco CorpBanca, firma que se hizo a las participaciones que tenían Santander y Helm en Colombia, y hoy lo dejan como el quinto jugador más importante del sector financiero, uno de los más atractivos porque arroja ganancias anuales, en promedio, de $10 a $11 billones. Millonarias.

Es chileno. Y es colombiano también. Lo dice porque nació en Villanueva, La Guajira, pero se fue a los pocos años para el país de su padre, desde donde empezó a amasar una fortuna con la que ha comprado cadenas de supermercados, tiendas por departamentos, medios de comunicación y, por supuesto, bancos. “Invertir en Colombia es un gusto”. Lo dice con una sonrisa de lujo. Tiene razón. Sus cuentas lo confirman. Por el banco Santander y por el Helm Bank (faltan las aprobaciones de los entes reguladores, que se darían en marzo, para finiquitar el trato de este último), Saieh pagó US$2.493 millones. Toda una fortuna.

Fueron acuerdos de caballeros. Conversaciones de las más altas jerarquías entre proponente y ofertante para que luego un pool de expertos de cada lado concretara dos de los negocios más sonados en la economía nacional. Sin empresarios filtrando la información. Y cuenta, más como anécdota que como estrategia, que “la novedad de nuestra entrada a Colombia es que es la primera vez que compramos dos bancos tan buenos, porque nosotros compramos bancos bastante golpeados, ligeramente quebrados...”.

Saieh (63 años) sabe cómo hacer crecer los números. En escuetas cuentas resume el éxito de una de sus movidas: “CorpBanca lo compramos en algo así como US$55 millones. Tenía perdido 15 veces su capital, o sea, tenía pérdidas con el Gobierno por unos US$650 millones, cartera mala por US$150 millones y otros problemas. Tan sólo 2% del mercado. Hoy es un banco que va a tener a final de este año US$2.500 millones de capital, 10% del mercado, y han pasado trece años, ni una cartera mala y un valor en el mercado de US$4.500 o US$4.800 millones. Eso es lo que hemos hecho y, ahora que tenemos recursos, compramos bancos tan buenos”.

Vive 15 días en Nueva York, otros 15 en Santiago y el entretiempo lo pasa en un avión. El empresario, con todo el know how y la experticia que le han dado los negocios, no está literalmente a cargo de ninguna compañía, “no estoy en el directorio, y por lo tanto las consultas que hago son más del ámbito estratégico”.

Se refiere a que él lleva el timón del barco, del grupo, pero sus hijos son los que están en los consejos de administración. “Tratamos de distinguir entre los dueños, los accionistas y los ejecutivos, y ellos están arriba”.

Ahora, justo ahora, lo suyo es el arte. Lo apasiona el renacentista, unos cuantos pintores y escultores, maravillosos, dice, y que no son tan conocidos: Tino di Camaino, Giovanni Balduccio. O los famosos: Dalí, Miguel Ángel y Rafael. “Sabes, cuando voy a un museo no veo más de 20 pinturas, porque en la siguiente ya has olvidado la primera. Veo sus detalles”. Y sus espacios, el Metropolitano de Nueva York y la galería Uffizi, en Florencia.

Como los asiáticos, estructura muchos de sus negocios en la confianza. “Las relaciones que se basan en ella pueden ser equivocadas, pero no importa, en general son más productivas, competen muchas más condiciones que las otras”. Justo la principal característica que le transmite la economía colombiana, y por eso apunta: “Nosotros miramos estas inversiones con el objetivo de largo plazo, porque estamos acostumbrados a partir de chico a grande”. Porque grande es como quiere ver, el banquero observador, a su grupo empresarial en Colombia.

* Editor de Negocios de ‘El Espectador’

Por Edwin Bohórquez Aya*

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