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‘Colombia, el mercado estratégico

El ejecutivo resalta el papel clave que jugará la calidad en el segmento de telefonía móvil desde esta semana, cuando se elimine la permanencia mínima en los contratos de los usuarios.

David Mayorga
29 de junio de 2014 - 04:43 a. m.
Desde 2012, el argentino Esteban Iriarte preside la operación de Tigo en Colombia.
Desde 2012, el argentino Esteban Iriarte preside la operación de Tigo en Colombia.

Hace 20 años, cuando Colombia decidió entrar a la era de la telefonía móvil, una naciente firma europea (radicada en Luxemburgo, de capital sueco) apostó por esa visión. Lo hizo en conjunto con Comcel en la Costa Caribe, en una aventura que, en sus inicios, se llamó Celcaribe.

Y a pesar de que la crisis económica obligó a su salida del país a finales de los años 90, no dudó en regresar en 2006, cuando el país buscaba una alternativa a los dos operadores líderes. Ese experimento, hoy conocido por la marca Tigo, le ha dado a Millicom la oportunidad de convertirse en el segundo actor de la industria local de las telecomunicaciones en un par de años, una vez se avale su fusión con el operador antioqueño Une.

Pero primero la compañía tendrá que adaptarse a las nuevas reglas de juego de la telefonía móvil, que entran en rigor a partir del martes eliminando las cláusulas de permanencia mínima de los contratos. “Estamos dispuestos a competir”, afirma Esteban Iriarte, presidente de Tigo en Colombia, en entrevista con El Espectador, en la cual reafirma su compromiso de largo plazo con el mercado colombiano.

¿Qué visión tiene Millicom del país?

Colombia es muy importante. De hecho, es el mercado más importante. Millicom es una compañía de aproximadamente US$5.000 millones operando en 13 países, de los cuales casi US$1.000 millones se generan en Colombia. En esos otros 12 países nuestra posición de mercado es la primera o segunda, y aquí tenemos muchísimo potencial de crecimiento. Esto sin contar el proceso de fusión que estamos encarando, que les dará a los accionistas un portafolio de servicios muchísimo más fuerte para llegar al consumidor. Es una inversión genuina de largo plazo, con raíces en un país pujante que está creciendo. Sin duda, nos quedaremos por muchos años más.

Precisamente hoy, con Tigo, son el tercer jugador del país en telefonía móvil. Pero cuando concluya la fusión con Une, pasarían a ser, según analistas, el segundo actor en la industria de las telecomunicaciones. ¿Qué significaría ese salto?

Si entendemos al consumidor y mantenemos nuestras habilidades para estar cerca de él, tendremos una escala mayor y un set de productos aún más grande para ofrecerle. Ser segundo, tercero o primero, en números, no significa nada. Buscamos tener una economía de escala para competir en un mercado que es difícil.

¿Qué tan difícil es competir aquí?

Difícil desde el punto de vista de la concentración. La competencia nunca es el problema. Creemos en competir, en que el ganador en ese proceso debería ser el que mejor entiende al consumidor y mejor brinde productos y servicios al mercado. Distintas mediciones que señalan a Colombia como el segundo país del mundo con mayor concentración en el sector (detrás de México, con el mismo operador) y esto ha distorsionado el mercado. Varias regulaciones que son genéricas, buscan imponer un orden en un mercado altamente concentrado.

¿Qué significó para Millicom ser uno de los ganadores de la subasta 4G y haber entrado a la era de cuarta generación de telecomunicaciones?

Es algo muy importante para nosotros. Si vemos la repartición del mercado que compila el Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, al cierre del año pasado teníamos un posicionamiento muy importante en el negocio de datos, que es del 24 %, y uno en voz del 15 %. Para nosotros, los datos son el negocio del futuro y en el cual apostamos muy fuerte por dar un servicio diferencial. Por eso en él concentramos nuestras campañas publicitarias, sobre él tenemos una calidad de red excepcional y era un paso natural traer la tecnología 4G. Tenemos el orgullo de desarrollar esa red con uno de nuestros competidores, como es Telefónica, y comprar el espectro en conjunto con uno de nuestros accionistas (ETB). La cuarta generación refleja la madurez de la competencia en el sector y la ambición de una compañía como Millicom en traer innovación y tecnología de punta al mercado colombiano con fuertes inversiones.

¿Estarían listos para enfocarse en el mercado de datos?

Las redes están preparadas, pero más allá de eso, el consumidor aún necesita evolucionar para llegar a ese escenario en donde todos los servicios puedan prestarse a través de datos. El parque telefónico que tiene hoy Colombia necesita ser reemplazado, un proceso que sigue siendo costoso para muchos colombianos. Cuando se mira por unidades, aproximadamente el 15% de los teléfonos en el país son inteligentes y permiten trabajar sobre voz y datos de una manera amigable. Cuando uno se centra en los llamados ‘flechas’, no hay posibilidad de datos, mucho menos pensar en voz IP (por internet).

¿Es sencillo ese recambio?

Desde el punto de vista del consumidor, existe la aspiración de adquirir un teléfono inteligente. Los proveedores aún tienen una tarea pendiente muy importante: disminuir el precio de dichos equipos. Un teléfono inteligente con un costo de $100.000 sigue siendo muy caro, en mi opinión, para un colombiano promedio. Es el reclamo que les hemos hecho consistentemente. Como estamos en la mitad entre ellos y el consumidor, lo que hemos hecho es ayudarles, vía subsidio y distintas promociones, para acercar los dispositivos al usuario.

¿Va a ser posible continuar con esos esfuerzos a partir del martes, cuando se eliminen las cláusulas de permanencia mínima del mercado?

Será un mundo nuevo, con distintos analistas planteando diferentes escenarios. Va a ser un mundo donde posiblemente el costo del teléfono será más elevado porque, hasta entonces, los operadores vendían equipos con subsidio, en promedio del 25% de su valor. A partir del 1º de julio no podremos volver a darlo atado al plan. En consecuencia, el costo será completo. Esperamos que otros nuevos canales empiecen a participar en el mercado (supongo que los distintos retailers querrán apostar por él y tener un margen de ganancia). Mientras tanto, es posible que los precios se incrementen en un 50%.

¿Es posible trabajar de la mano con estos nuevos actores de la industria?

Me gusta hacer una analogía con el negocio de la televisión por cable: los operadores venden su servicio y lo conectan al televisor que el cliente compró en un supermercado. No hay contacto entre los proveedores y los retailers. Ese es el modelo hacia el que irá la telefonía móvil, y bienvenido sea. Para nosotros, la venta del teléfono nunca fue un negocio. Solo nos metimos en él para acercar la tecnología al consumidor y brindarle nuestros servicios, ya que no era fácil conseguir los equipos.

Volviendo a la fusión, ¿es Une el aliado ideal para Millicom?

Sin duda. No había otra opción posible en el país. Cuando miramos las fortalezas y debilidades de cada compañía, la complementariedad que tenemos es perfecta. Por ejemplo, ellos tienen un liderazgo muy marcado en Antioquia, nosotros en la Costa Caribe, lo que nos permite vender servicios cruzados. Ambos tenemos un negocio creciente en Bogotá e intereses muy genuinos sobre Bucaramanga, Cali y otras zonas. Desde el punto de vista del producto, tenemos todo el portafolio de servicios móviles y ellos, de fijos. Además, somos compañías que creemos en el consumidor como el centro de todas nuestras decisiones; desde ahí, pensar en un trabajo conjunto, fue algo natural.

¿Cuándo se concretará?

Como no hay plazos establecidos ni en el marco regulatorio ni en la ley, es difícil señalar exactamente una fecha. Había tres procesos de aprobación (el de la SIC, el de la ANTV y el de la Superfinanciera). En el primero, la SIC tenía muchísimos temas sobre los cuales referirse, en especial sobre competencia y protección al consumidor, y esa aprobación ya se dio, está en firme; la ANTV tiene que revisar que no se conforme un monopolio en términos de televisión, lo cual no será un problema porque Tigo no comercializa ese servicio. Aun así, estamos a la espera de su aval. Y la Superfinanciera depende de las otras dos aprobaciones para formular su punto de vista. Si tuviera que dar un plazo, diría que en el próximo mes estas cuestiones comenzarían a resolverse. 

dmayorga@elespectador.com

Por David Mayorga

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