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¿Cómo se aplica la tecnología a la industria de la moda?

En Medellín, ese sector se reunirá para discutir cómo es posible innovar a bajos costos.

Redacción Negocios y Economía
04 de octubre de 2016 - 09:54 p. m.
Margarita Baena, gerente de Woma.  / Cortesía
Margarita Baena, gerente de Woma. / Cortesía

El próximo 6 de octubre en Plaza Mayor, en Medellín, la industria de la moda se dará cita para discutir sobre cómo es posible integrar la tecnología en ese sector y cuáles son los beneficios de hacerlo. Se trata del quinto Foro de Estategia organizado por el Instituto para la Exportación y la Moda, Inexmoda. Según Luz Adriana Naranjo, directora de Transformación Estratégica de esa entidad, la idea del encuentro es “romper paradigmas” sobre lo costosos o difíciles de implementar que pueden ser los avances tecnológicos en los negocios del sector.

De acuerdo con cifras de la firma consultora InnMagina, 42% de los consumidores compra prendas inteligentes para hacer actividades físicas y mejorar el rendimiento. Asimismo, se calcula que en 2016 las prendas de vestir inteligentes llegarán a ser 26 millones de unidades a nivel mundial. “La tecnología se siente costosa, lejana, difícil y se la asocia sólo con dispositivos, pero hay tecnología que se podría integrar muy fácilmente a la cadena de valor y que al no hacerlo se deja un montón de dinero sobre la mesa que serviría para crecer como compañía”, agregó Naranjo.

En diálogo con este diario, Margarita Baena, gerente de Woma, una empresa de investigación y desarrollo reconocida como la más innovadora de Colombia por el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo y la Presidencia de la República en 2012, explicó ejemplos sencillos en los que es posible evidenciar cómo la tecnología se pone al servicio de la moda. Baena participará en el quinto Foro de Estrategia, discutiendo con los asistentes “¿por qué la industria de la moda si sigue vistiendo con el Nokia 1100?”

¿Cómo se aplica la tecnología en la industria de la moda?

La tecnología es una combinación de conocimiento y permea todo lo que hacemos. Se puede pensar en una pirámide en la que en la punta está el imaginario de la gente sobre la tecnología: investigaciones de punta, nano y biotecnología o tecnología nuclear. Esa punta al empresario le sirve para entender hacia dónde va el mundo pero no para hacer una aplicación directa. Un teléfono inteligente que hoy en China puede costar US$20 en su fabricación, tiene una cantidad de tecnología que se vuelve commodity (materia prima), es decir que es irrelevante en términos de innovación disruptiva pero que puestas en cierto tipo de producto puede generar elementos muy diferenciales.

Concretamente en qué se puede aplicar: ¿Administración, en prendas, máquinas?

En todo. Dentro de management hay tecnologías como los indicadores de felicidad: software y modelaciones que permiten gestionar neurolingüísticamente procesos en la compañía. En productos están los materiales, nuevos tipos de fabricación; en logística hay tecnología asociada, y en venta y posventa, como en la experiencia de uso. Veamos el fenómeno de Pokémon Go, que es ir cazando pokemones con realidad aumentada, que fue desarrollada hace mucho pero apenas estamos incursionando en ella. Aplicar la realidad aumentada a la moda, por ejemplo en etiquetas o estampados, no incrementa los precios pero genera enganche al mostrar cómo usar las pendas, cómo es la fabricación o de dónde vienen la fibras. Por ejemplo, hace un tiempo nos pidieron desarrollar un chaleco que pudiera tener luces direccionales. Le incorporamos el cuentapasos de un celular, de esos que cuestan 50 centavos de dólar. Tal cual como cuando se da un paso,  se levanta el hombro y se le ilumina el chaleco. Es reingeniería del diseño.

¿De qué forma diferente la industria de la moda adopta la tecnología en comparación con alguna otra industria?

Esta tiene una variable compleja y es que es muy temporal, con índices de rotación altísimos en comparación con otras industrias. Por eso la percepción de lo que puede costar es distinta a lo que puede costar un teléfono inteligente. A mayor rotación se trabaja con mayor “tecnología commodity”, pero también hay tecnologías más funcionales y específicas para las prendas. El Smartphone, que es el homónimo cercano, no se compra para cambiarlo a los 15 días o seis meses, si caso al año y medio, como puede pasar por ejemplo con los tenis para correr.

¿A qué tipo de consumidor apunta esta discusión?

Un deportista de alto rendimiento puede tener exigencias de producto muy diferentes a las de otros consumidores, pero todos podemos tener necesidades de termorregulación. Hay funciones que son genéricas, para todos, y otras más especializadas. El foro pretende que el empresario entienda que no toda la tecnología es para todas las marcas, el problema es cuando empieza a haber fracasos porque no encajan el perfil de consumidor y la funcionalidad.

Por Redacción Negocios y Economía

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