Donald Trump en Davos: autopsia de lo que dijo y lo que quiso decir

El discurso del presidente estadounidense fue el punto álgido de la cumbre del Foro Económico Mundial, que se realizó esta semana en Suiza. Los mercados subieron después de la intervención del mandatario.

Santiago La Rotta.
26 de enero de 2018 - 08:59 p. m.
EFE
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La intervención de Donald Trump en Davos era el plato fuerte de un evento en el que, este año, se discutió primordialmente cómo contrarrestar las ideas y la agenda del propio Trump en la economía global.

Resulta interesante que sus palabras tuvieron un tono más conciliador y, si se quiere, razonable que buena parte de lo que ha dicho sobre el comercio internacional y sus pretensiones de ir contra tratados internacionales o atacar las importaciones de electrodomésticos asiáticos, por ejemplo.

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Quizás ese cambio en el tono (aunque no en la retórica) fue lo que impulsó una recuperación del dólar, que esta semana llegó a niveles que no se registraban desde hace, por lo menos, 30 meses. Los inversionistas parecieran agradecer un presidente más moderado.

Ahora, la moderación es en apariencia, pues el discurso, a pesar de su lenguaje más restringido y menos tuitero, sigue diciendo lo mismo: America first es, más o menos, no nos importa si les parece justo o no.

Por cierto, este viernes se conoció que la economía de EE.UU. creció 2,6 % en el último trimestre de 2017, por debajo de la expectativa de 3 % que tenían analistas de Wall Street.

Durante la semana, Davos se ha dedicado, entre otros temas, a debatir sobre los riesgos de la creciente deuda china y a clamar por la unión y el libre comercio como antídoto para los males que ha dejado la globalización, quizás el más notable sea la casi inexistente repartición del desarrollo económico entre quienes más lo necesitan.

Los discursos de los líderes de Alemania, Francia, Italia y Canadá giraron alrededor de la necesidad de reforzar los lazos comerciales para hacerle frente al populismo y al nacionalismo que termina expresándose en medidas proteccionistas. En algunos discursos, el presidente Trump fue mencionado de frente. 

Richard Hass, presidente del Consejo de Relaciones Internacionales, un centro de pensamiento enfocado en analizar política internacional, lo resumió de esta forma en un mensaje de Twitter: “Davos ha mostrado que Emmanuel Macron y otros en Europa tienen una visión de esfuerzos globales para enfrentar retos comunes, pero sin tener la capacidad para hacerlo. Y el Estados Unidos de Donald Trump tiene la capacidad de liderar, pero ya no abraza esta visión. El resultado es malo para Europa, Estados Unidos y el mundo”.

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A continuación, analizamos algunos apartados del discurso de Trump, en lenguaje lejos de los discursos y el protocolo:

-“Es un privilegio estar en este foro en el que líderes empresariales, científicos, diplomáticos y artísticos se han reunido desde hace muchos años para discutir cómo impulsar la prosperidad, la seguridad y la paz”.

Saludos protocolarios de una persona con poco agrado por el sistema internacional de cooperación económica. Además, saludos protocolarios en un evento en el que una porción de paneles y charlas han estado dedicadas a contrarrestar todo lo que Trump representa para la economía global.

-“Estoy acá en representación de los intereses del pueblo de Estados Unidos y para afirmar la ayuda de Estados Unidos en la tarea de construir un mundo mejor”.

Bueno, el presidente Trump perdió en el voto popular (aunque ganó en el de colegios electorales). Más allá de oposición, lo que Trump ha generado es polarización, así que eso de representar al pueblo americano funciona para los discursos, pero no mucho más. También estamos hablando de una persona que, casi abiertamente, discute la posibilidad de una confrontación nuclear con Corea del Norte.

-“Durante este año hemos tenido grandes logros en EE.UU. Estamos elevando comunidades olvidadas, creando nuevas oportunidades y ayudando a que cada ciudadano encuentre un camino hacia el sueño americano: el sueño de un gran trabajo, una casa segura y una mejor vida para sus hijos”.
 
Sí, es cierto, Trump reavivó la llama en un sector de la población que, como lo demostró su elección, lleva años excluida de los beneficios de la globalización. Es curioso que mencione el sueño americano porque, justamente, millones de personas lo ven como la antítesis de los ideales fundacionales de ese país. En últimas, Trump parece ofrecer una reinterpretación de qué es el sueño americano, así esta visión traiga racismo, misoginia y algo de xenofobia en la mezcla.

-“El mundo es testigo del resurgimiento de un Estados Unidos más próspero y fuerte. Estoy acá para entregar un mensaje simple: no ha habido un mejor momento para contratar, construir, invertir y crecer en Estados Unidos: estamos abiertos para hacer negocios y somos competitivos una vez más”.

De nuevo, resulta interesante esta visión de Trump: sus políticas migratorias pueden herir profundamente la adopción de talentos en áreas claves como tecnología, una industria con una fuerte presencia de inmigrantes de países como India o China, que bien podrían virar a Europa o a otros destinos de Asia que buscan sacarle tajada a la dominancia de EE.UU. en este sector.

-“La economía estadounidense es, de lejos, la más grande en el mundo y acabamos de poner en marcha el recorte y la reforma tributaria más significativa en la historia de Estados Unidos. Hemos reducido masivamente los impuestos para la clase media y para los pequeños negocios, para que las familias trabajadoras puedan quedarse con más de su dinero duramente ganado. Bajamos la tasa de impuestos a las empresas de 35 % a 21 %. Como resultado, millones de trabajadores han recibido bonos de sus empleadores, por recortes en impuestos, de hasta US$3.000”

La mención de la reforma tributaria es polémica, cuando menos, porque (al menos en los primeros análisis de impacto) parece ir en contravía de los sectores más vulnerables en los trabajadores, o sea aquellos que eligieron a Trump como una solución para las desigualdades en la repartición del desarrollo económico global.

-“Estamos liberando a las empresas y a los trabajadores para que puedan florecer como nunca antes. Estamos creando un ambiente que atrae el capital, que invita a invertir y que recompensa la producción”.

Es cierto. La agenda siempre ha incluido la desregulación de los negocios. Esta masacre de normas incluye cosas como la neutralidad de la red, con lo cual las compañías de telecomunicaciones pueden comenzar a tomar acciones que van directamente contra los usuarios, o las restricciones para exploración petrolera en aguas abiertas que había impuesto Barack Obama por consideraciones ambientales.

Por Santiago La Rotta.

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