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“Hay que gastarse la plata”

El Ejecutivo manifiesta que los planes para enfrentar la actual crisis financiera mundial existen, pero falta ejecución de los proyectos por las entidades descentralizadas.

Luis Fernando Gutiérrez /Enviado especial Medellín
29 de marzo de 2009 - 08:00 p. m.

El jueves pasado, cuando apenas comenzaba la Asamblea del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), se regresaron de Medellín a Bogotá la directora del Departamento Nacional de Planeación (DNP), Carolina Rentería, y el ministro de Hacienda, Óscar Iván Zuluaga. La razón: ese día se dio a conocer por parte del DANE el dato de crecimiento de 2008, que fue de 2,5%. Los dos viajaron a dar sus explicaciones.

Aceptaron que el resultado fue malo. Pero la directora del DNP, consciente de lo difícil del momento de la economía nacional, más afectada por el chaparrón que se vino con la profundización de la crisis mundial en los últimos meses, manifestó que todos los países han sentido las consecuencias, pero que en Colombia hay razones para pensar que hacia adelante el impacto podría no ser tan dramático este año, como el resultado del cuarto trimestre de 2008, que fue de -0,7%.

¿Cuáles son esas razones?

En enero de este año Planeación había advertido que la capacidad de ejecución de obras de infraestructura era de $55 billones, $23 billones del sector público y $32 billones del privado. De la cifra total, $28 billones corresponden a minas y energía y el resto a sectores como acueducto y saneamiento, vivienda, transporte y telecomunicaciones, entre otros. Éstos se deben ejecutar a través de las entidades territoriales, con recursos públicos y privados. Hicimos un llamado para que se adelantaran los proyectos que con anterioridad se habían diseñado, incluso, antes de que se agudizara la crisis. No había necesidad de diseñar un gran programa de infraestructura de choque porque ya se tenía, con proyectos financiados.

¿Qué porcentaje del gasto se ejecuta a través de las entidades territoriales?

El 51%, lo que demuestra que Colombia es un país descentralizado. Además, las regiones tienen autonomía para preparar sus proyectos, licitarlos, contratarlos y ejecutarlos. Pero llegaron señales de alerta. La primera, sobre la no ejecución de infraestructura por parte de las entidades descentralizadas. La tuvimos cuando en el balance fiscal, con información del Banco de la República, apareció un superávit de las regiones de 1,1% del PIB, recursos que recogen los gobiernos locales, impuestos, transferencias, y posiblemente regalías, entre otras. Son $5,2 billones. Además, en las cuentas del Ministerio de Hacienda se tenía presupuestado un superávit de 0,3% en esas cuentas, pero llegó a 1,5%, gastos que pensábamos se iban a ejecutar y no ocurrió.

Con ese panorama, ¿qué pasó en la junta de gobernadores de hace dos semanas?

Les mostramos que teníamos recursos de la Nación que requerían de ellos para su ejecución. Les presentamos el seguimiento a los programas, en cada departamento, con un semáforo que mostraba cuál era el estado de los proyectos para que la plata se ejecute este año.

Entonces, ¿hay plata, proyectos, pero no ejecución?

A diferencia de la crisis del 99, hoy tenemos plata. El Gobierno Nacional la tiene, las entidades territoriales también, hay que gastársela. Hay dos realidades: recursos que departamentos y municipios no han ejecutado y programas del Gobierno Nacional con demoras. Hay problemas de ejecución.

¿Qué hacer frente a esta realidad?

El lunes de la semana pasada, en el Consejo de Ministros, se montó una estrategia sectorial con cada ministerio, para que cada uno la lidere. Casi que los ministros se deben convertir en ejecutores y empujar para que departamentos y municipios comiencen la tarea ya, y que los atrasados se pongan al día. Planeación liderará la estrategia. Esta es una manera de responder a la crisis, independiente de lo que pase afuera, de la caída de las exportaciones, de reducciones en remesas. Así se genera empleo, habrá plata en el bolsillo de la gente, se genera demanda, mejora la producción industrial y no cae el consumo. También se priorizarán los proyectos más adelantados. Los mandatarios locales tenían el año pasado la disculpa de que era su primer año de gobierno, que estaban estructurando los planes de desarrollo y que tenían que armonizarlos con los presupuestos. Eso ya pasó.

La gente se pregunta qué más se puede hacer...

El Gobierno emitirá un decreto para impulsar que familias de clase media tengan acceso a vivienda y a posibilidades de autoconstrucción, a través de créditos, con garantías del Gobierno, de hasta el 70%. Hay que entender que las medidas ya se tomaron y que debe pasar un tiempo para que surtan efectos. Yo me preocuparía si los proyectos de infraestructura se están ejecutando y no tienen efectos, si todo lo que se ha hecho estuviera operando y los resultados siguen siendo negativos.

También hay posibilidades a través de la política monetaria, que depende del Banco de la República, siempre y cuando la inflación siga bajando, para que le permita seguir reduciendo tasas. La receta también incluye que la política fiscal tenga mayor componente de proyectos anticíclicos, hay capacidad de endeudamiento, que se está dando y que haya respuestas de crédito para el sector privado, que hoy existen.

¿Qué tanto más resistirá el país?

Estamos en una carrera de largo aliento, donde hay que estar preparados. Hemos hecho mucho en este sentido y haremos más. También depende de la duración y profundidad de la crisis internacional.

¿Fue un error haber dicho que la economía colombiana estaba blindada?

Lo que hemos dicho es que Colombia tiene una posición de solidez relativa frente a otros países y a nuestro pasado reciente. Hoy sigue siendo cierto. El sistema financiero es más fuerte que el de otras naciones y frente al que teníamos hace unos años. No tenemos los problemas del pasado, hay recursos para ejecutar, las reservas no se han visto afectadas, los mercados han fluctuado, pero se han comportado relativamente bien. Hay que recordar que al comienzo se dijo que los mercados emergentes podían resistir, luego se manifestó que se podían contagiar y ahora la pregunta es, ¿qué va a pasar con estos mercados si no hay una reacción positiva pronta? El día que se dio a conocer el dato de crecimiento mostramos que el desplome de todas las variables el último trimestre del año pasado fue muy grande en el mundo entero.

Han caído las exportaciones, la actividad industrial, las remesas, el consumo, ¿cómo tapar ese hueco?

Sigue llegando inversión extranjera, aunque en menor medida. Ahora, el ministro de Comercio, Luis Guillermo Plata, tiene la obligación de ser más agresivo en la búsqueda de nuevos mercados. Incluso, ya hay camino recorrido, con programas como los de transformación productiva, con visión de mediano plazo que pueden ayudar. Esta crisis no está afectando los planes a mediano y largo plazo del Gobierno, las agendas de productividad e infraestructura siguen adelante y hoy son más importantes.

Si el 32% de los proyectos de infraestructura los va a ejecutar el sector privado, ¿existe la posibilidad de que éste no consiga los recursos?

En minas y energía el Ministro ha monitoreado el tema y ha encontrado que las empresas están financiadas. Valdría la pena que se les hiciera seguimiento a las empresas que están detrás de las inversiones. No me atrevería a hablar de la financiación de las empresas en 2010, pero lo que sí tenemos claro es que este año no vemos mayores inconvenientes de financiación para el sector privado.

¿Realmente estamos cerca de una recesión?

Enero no fue un buen mes. Pero si logramos hacer que despegue la ejecución de los proyectos de infraestructura se hará más lejana esa posibilidad cuando los programas anticíclicos comiencen a operar. Hay que esperar el cierre del primer trimestre de este año, aunque las últimas dos semanas de marzo han sido menos malas. Además, cuando se hizo el aplazamiento del gasto, no se tocaron sectores que generaran empleo, ingresos y crecimiento.

Ha habido debate sobre el aumento de recursos para el programa de Familias en Acción, ¿seguirán adelante los planes?

No hay mejor momento para ampliarlo. Pasa de 1,5 a 3 millones de familias. Por fortuna lo tenemos en momentos en que las condiciones se siguen deteriorando. Está financiado en el Presupuesto General de la Nación, que aprobó el Congreso en octubre pasado. De no haber sido así, hubiéramos tenido que hacer adiciones presupuestales. Con ello habrá programas de mejoramiento de viviendas, servicios públicos y planes de generación de ingresos. Es un programa de protección social que se está ejecutando.

Por Luis Fernando Gutiérrez /Enviado especial Medellín

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