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Desde 1991, con la Constitución aprobada ese año que dio luz a la creación de la Junta del Banco de la República, comenzó a quebrarse el ‘espinazo’ de la inflación en Colombia. Atrás quedaron largos periodos de precios altos desbordados y fue cerrado el grifo a futuras emisiones de dinero para los gobiernos de turno.
“En 1991 se introdujeron reformas radicales al Banco de la República y al manejo de la política económica del país. Se estableció que la principal función del Banco es reducir la inflación y mantenerla a niveles bajos. Se definió que el mejor arreglo institucional para lograr este fin es un banco central independiente”, dice un documento sobre la historia del Emisor. Y lo consiguieron al haber logrado controlar la inflación de una manera contundente y llevarla a niveles bajos, generar una gran credibilidad en la política económica y quitarle al banco una cantidad de funciones que realmente le correspondían al Gobierno y que generaban mucha confusión entre la política crediticia y monetaria, reconoce Leonardo Villar Gómez, ex codirector de la entidad y actual director de Fedesarrollo.
Al eliminar la junta monetaria se trasladó a la Junta Directiva del Banco la responsabilidad de la política monetaria, cambiaria y crediticia. “Su trabajo es de enorme importancia, no sólo en la reducción de la inflación, sino también en torno a la sostenibilidad externa, la estabilidad financiera y otros elementos claves hoy para navegar a través de un conjunto de choques de gran intensidad de manera ordenada”, asegura Ana Fernanda Maiguashca, segunda mujer en conformar ese cuerpo colegiado.
“Soy la segunda mujer en ocupar este cargo, lo cual me llena de orgullo, pero sobre todo de esperanza; la Junta debe mantener una composición con altísimos estándares técnicos”, dice. “La diversidad de género es parte de esa riqueza, y es importante cultivarla”.
La creación de la Junta es el paso económico más importante de los últimos 100 años, califica el director de Planeación Nacional Simón Gaviria, al destacar otro hecho: la independencia del Banco de la República. El control de los precios es fundamental en la lucha contra el costo de vida de los colombianos. La inflación afecta a los pobres, frena el crecimiento y reduce la eficiencia de la economía.
“La Junta Directiva del Banco de la República ha sido un pilar institucional de gran importancia para la estabilidad macroeconómica del país. La Constitución del 91 dio vida a una institución sólida, fundamental en la construcción del marco de política que le permite al país trabajar por la sostenibilidad de largo plazo de la economía”, resalta Maiguashca.
La Junta es muy independiente del Gobierno y lo ha demostrado a lo largo de los años, siendo al mismo tiempo un organismo que ha escuchado las voces del Ejecutivo, piensa Leonardo Villar. Recuerda que en el pasado había cupos especiales de crédito para unos sectores, que generaban preferencias y selectividad en políticas. “Eso terminó y fue muy sano haberlo terminado”. Actualmente el Banco sólo puede otorgar créditos a los intermediarios financieros cuando presenten problemas temporales de liquidez, y al Gobierno de manera excepcional con la aprobación unánime de los miembros de la Junta. La independencia del Banco de la República fue fundamental para Colombia, reconoce el director de Planeación Nacional.
Descentralización
La Carta Magna de 1991 no sólo autorizó la creación de la Junta del Banco Central sino que abrió el camino para la profundización de la descentralización que permitió la llegada de mayores recursos a las regiones. La descentralización “significó toda una serie de reglas sobre las transferencias, que después vino a convertirse en el Sistema General de Participaciones”, que de alguna manera conformó el sistema de financiamiento de los entes territoriales, dice el ex codirector. Simón Gaviria cree que se dio el primer gran paso en materia de descentralización del país, “algo fundamental para el desarrollo regional de Colombia”. El director de Planeación Nacional está seguro de que “esa posibilidad ha transformado las regiones de manera muy importante”. Reconoce que el Sistema General de Participación ha dado la posibilidad de tratar “a nuestras entidades territoriales como adultas”.