La cooperativa de las Farc, una empresa difícil de crear

Cooperativa FARC

Foto: Cristian Garavito / El Espectador

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El 14 de agosto de 2017, 110 funcionarios de la Unidad Administrativa Especial de Organizaciones Solidarias viajaron hasta los 26 espacios de capacitación y reincorporación establecidos en los Acuerdos de Paz de La Habana con el propósito de formar en cooperativismo a más de 4.000 excombatientes de la antigua guerrilla de las Farc.

De acuerdo con Carolina Bonilla, coordinadora del grupo encargado de impartir los talleres, la idea del proyecto “Formar para servir” era que los desmovilizados aprendieran las características y las ventajas de la asociatividad, conocieran los principios y los valores de la economía solidaria, y se apropiaran del marco normativo vigente que regula estas organizaciones para crear 52 cooperativas agrarias, dos en cada zona de concentración.

“Acompañamos a las Farc en este proceso de reincorporación a la vida económica, social y civil. Queremos que este encuentro sirva para que las bases guerrilleras vean la importancia de lo establecido en el Acuerdo de Paz”, dijo en su momento Bonilla. Una de las columnas vertebrales de lo acordado entre el Gobierno y las Farc en La Habana era, precisamente, integrar las regiones más apartadas del territorio, erradicar la pobreza, promover la igualdad y asegurar el pleno disfrute de los derechos de la ciudadanía a través del fomento de las distintas formas de economía solidaria.

Por eso, otro de los objetivos de la capacitación fue acompañar y fortalecer la creación de Economías Sociales del Común (Ecomún), la gran cooperativa de las Farc que actualmente funciona como sombrilla para agrupar al resto de pequeñas cooperativas de exintegrantes de la guerrilla. Ubaldo Zúñiga, exguerrillero y presidente del consejo de administración de Ecomún, reconoció en ese entonces que el espíritu y el nombre de la nueva cooperativa estaban basados en el famoso levantamiento de los comuneros, liderado por José Antonio Galán en 1781. “Fueron ellos los primeros en alzar su voz contra el abuso de los poderosos y buscaron devolverles las ganancias de la tierra a los trabajadores. Hoy les hacemos un homenaje. Escogimos la economía solidaria como el único modelo viable para nuestra reincorporación. Queremos que los guerrilleros y los pobres puedan manejar sus finanzas: ese es el primer paso para la construcción de una nueva Colombia. Ecomún es una propuesta alternativa para combatir la política económica neoliberal que impera en el país”.

Las palabras de entusiasmo de Zúniga, pronunciadas hace más de seis meses en la inauguración del taller, contrastan con la situación actual de algunos excombatientes, que denuncian abandono e incumplimiento por parte del Gobierno.

En diálogo con El Espectador, Juan Camilo Londoño, secretario del consejo de administración de Ecomún, dijo que a pesar de todos los obstáculos burocráticos que han tenido que sortear en estos meses para legalizar las 52 cooperativas, los exguerrilleros y las comunidades todavía confían en que la economía solidaria es la mejor forma de cerrar las brechas sociales en el campo colombiano.

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“Hasta el momento, ha sido muy difícil abrir cuentas de ahorro en los bancos y conseguir los registros mercantiles en la Cámara de Comercio, las instituciones todavía no creen en la implementación del proceso de paz y nos ponen muchas trabas”, sostuvo Londoño.

Sin embargo, lo más difícil del asunto es que a pesar de que la ministra de Trabajo, Griselda Restrepo, se comprometiera hace más de seis meses a entregar $8 millones que le corresponden a cada exguerrillero para la formación de proyectos productivos, todavía ningún excombatiente ha recibido el dinero.

“Esa es la base material para poner en marcha las cooperativas, ya están conformadas legalmente, pero aún no hemos podido empezar a trabajar”, dice Londoño. Y añade: “Esperamos que en los próximos meses podamos implementar los proyectos productivos da cada zona y así darles verdadera vida a las cooperativas”. Ecomún, y las 52 organizaciones solidarias que la conforman, quiere ser una alternativa para mejorar las condiciones de los cinco millones de pequeños campesinos que hoy viven en Colombia.