“La economía creativa debe generar empleo”: Juan Verde

El presidente de la Advanced Leadership Foundation, uno de los organizadores de la cumbre de Economía Naranja en Medellín, afirma que es necesario cambiar el modelo educativo conel fin de formar para trabajos de más alto nivel, mejor pagados, y todo con marcos normativos claros.

Redacción Economía.
14 de agosto de 2019 - 02:00 a. m.
Para Juan Verde, exasesor de Obama, Colombia debería regular la operación de plataformas como Uber. / Óscar Pérez - El Espectador
Para Juan Verde, exasesor de Obama, Colombia debería regular la operación de plataformas como Uber. / Óscar Pérez - El Espectador

Juan Verde es el presidente de la Advanced Leadership Foundation, que, junto con el Gobierno, organiza la primera cumbre de Economía Naranja, los 9 y 10 de septiembre en Medellín. Propiedad intelectual, educación, contenidos audiovisuales, arte y cultura como “generadores de riqueza”, entre otros, son algunos de los temas que se abordarán.

En esta entrevista, habla de su convicción de que a causa de la tecnología, el cambio en las economías del mundo es inevitable. Por eso, dice, el mejor camino es “tomar el toro por los cuernos” y generar marcos normativos que fomenten la innovación, pero respetando los derechos de los ciudadanos.

Hasta el 20 de agosto estará abierta una convocatoria en línea para 300 personas, de los 32 departamentos del país, interesadas en el potencial de la economía naranja y que se caractericen por su liderazgo, el “alcance de sus iniciativas y por el impacto social que generan en sus comunidades cercanas”, según los organizadores. Esos 300 líderes asistirán a la cumbre y se formarán con expertos, con el fin de que en el próximo año realicen mínimo 10 charlas o encuentros en sus regiones sobre lo aprendido.

¿Por qué escogieron Colombia?

El tema de la economía creativa se está desarrollando en diferentes partes del mundo, pero es la primera vez que hay un país cuyo presidente la está impulsando como estrategia nacional. Por otro lado, creo que hay pocos países en el mundo que tienen la capacidad, la oportunidad que este tiene. Colombia es una potencia mundial en música, por ejemplo; y ha sido por accidente, porque no ha habido una estrategia para fomentar la música. Pero tiene un potencial enorme en valor cultural.

Hoy una de las mayores preocupaciones en el país es el desempleo. La economía naranja, por su parte, trae un discurso de disrupción que incluye tecnologías como la inteligencia artificial, llamada a reemplazar muchos de los trabajos de los humanos. ¿No puede sonar incompatible?

La gente que sigue pensando en economía naranja como un ejercicio filosófico, académico, creo que está equivocada. Hablar de economía naranja tiene que ser hablar de generación de empleo, competitividad económica, desarrollo y, por consiguiente, de estabilidad económica para el país. Es cierto que la economía creativa apuesta por la tecnología, la inteligencia artificial, que son tecnologías que reemplazan el trabajo tradicional. Es inevitable. En tiempos de crisis hay gente que llora y gente que vende pañuelos. Creo que la economía naranja es una fórmula para que la gente venda pañuelos. Estas disrupciones tecnológicas que tienen un impacto en el desarrollo económico de los países están ocurriendo, te guste o no. Tienes dos opciones: dejar pasar el tren y quedarse obsoleto, o apostar por lo que viene y es inevitable, que requiere de mayor formación, de mayor educación. El tipo de trabajo que genera la economía naranja es empleo de alta formación, de alta educación, de altos salarios y que no se te va mañana a China, a India; se queda aquí. Pero si se sigue apostando por la industrialización, por la materia prima, mañana aparece una materia prima más barata o un producto más barato, y se te va a ir.

Desde lo que ustedes hacen, ¿cómo creen que se puede empezar a abordar una serie de retos en materia laboral, como los que se han visto con modelos como el de Rappi?

La filosofía es: ese es el futuro. ¿Qué haces? ¿Te opones a lo inevitable o te subes al carro e intentas controlarlo o encaminarlo de alguna forma? Sobre estos modelos que rompen los esquemas tradicionales: ¿Es un empleado, o no, el que trabaja para Rappi o Uber? ¿Qué tipo de derechos debe tener? Cada país tiene que definir su modelo. Lo que no deberían hacer es tener Uber en Colombia cinco años y que siga funcionando y lo ignoramos. Invitaría a Colombia a ver otros modelos que llegan a un punto intermedio: no son empleados, porque entonces el modelo de negocio no funciona, pero tampoco son autónomos o gente independiente que no tiene ningún tipo de reconocimiento. Hay modelos. No sé cuál debe ser en Colombia, pero sí creo que hay que crear un marco jurídico que lo defina de manera clara.

Se dice que los datos son el nuevo petróleo, y eso suena emocionante, pero a veces se olvida que en el medio hay asuntos de privacidad de la gente, información sensible… ¿Cómo abordar esto?

Los van a usar. Si estás en Facebook o una red social, si estás caminando por la calle, la gente está utilizando tus datos todos los días. Algo tan sencillo como que si tú entras en un metro en Nueva York hay empresas que están analizando quién entra, cuánta gente entra, cuántos son hombres y cuántos son mujeres, de qué edades, perfil económico, y esos son tus datos y los venden. Lo importante, otra vez, es crear un marco jurídico que permita encontrar un equilibrio.

Pero la respuesta no puede ser que no me involucro en el tema, porque va a ocurrir. Coge el toro por los cuernos, adelántate, sé pionero y crea las condiciones propicias para que pueda florecer la creatividad, la innovación y el espíritu emprendedor en el país. De lo contrario, yo creo que es una visión totalmente cortoplacista.

¿Cómo cree que el modelo educativo debe prepararse para todo esto: educar ciudadanos para no ser solo consumidores y ser conscientes de sus interacciones?

No puedes hacer lo mismo una y otra vez, y esperar un resultado distinto. El modelo educacional tradicional está muerto. No te digo cuál es el idóneo, sino todo lo que no ha funcionado. En el mundo actual, donde los ciclos de vida de los productos, de los servicios, de las empresas es rápido, ¿cómo puedes tener una carrera universitaria de cinco años? Es que mientras empiezas a estudiar y terminas, ha cambiado todo por completo. Esa forma de entender la educación para mí es absolutamente obsoleta. ¿Cómo podemos tener a los niños ocho horas al día en un colegio y esperar que se fomente la creatividad y la innovación en sus mentes? El nuevo modelo de la economía creativa lo cuestiona todo y lo que intenta es un planteamiento educativo distinto, que se base en educación experimental. No sé cuál es la respuesta de ese nuevo modelo educativo, pero sé que lo que tenemos no funciona. Quizás lo que podría hacer Colombia es convertirse en un laboratorio de ideas.

Por Redacción Economía.

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