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Con papeles en mano y una presentación de más de quince diapositivas, quien fuera presidente de Ecopetrol entre enero de 2007 y abril de 2015, Javier Gutiérrez, salió a calmar la marea que hace dos meses alborotó la Contraloría General de la República, tras publicar un informe en el que señaló que el proyecto de modernización de la Refinería de Cartagena había tenido sobrecostos por más de US$4.000 millones. Y más aún, cuando el hoy presidente de la petrolera, Juan Carlos Echeverry, en sus declaraciones sobre el caso, había puesto el espejo retrovisor para señalar que la actual administración solo estaba apagando los incendios de irregularidades que venían desde 2007.
De entrada, Gutiérrez confirmó que sí hubo sobrecostos en la Refinería de Cartagena, cosa que vinieron a descubrir solo en junio de 2011, y que por esa razón fue que lograron documentar desde entonces todas las irregularidades que la empresa CB&I cometió, sin que ni siquiera la advertencia de que Ecopetrol la iba a demandar fuera suficiente para que la empresa accediera a reestructurar el contrato y cambiar las reglas de juego. “Lo que estaba en riesgo era la continuidad del proyecto. Si no tomamos riesgos, hoy tendría Cartagena un elefante blanco y no una refinería”.
Además, dijo que a Reficar y Ecopetrol estuvo atada una decisión que se tomó en 2006, antes de que él llegara a la presidencia, pues fue en ese año cuando se hizo la sociedad con la multinacional Glencore y esta a su vez contrató a CB&I, con la que en 2007 Gutiérrez tuvo que continuar “por el bien del proyecto que queríamos sacar adelante y porque no habían indicios de malas actuaciones de dicha compañía”. Y agregó: “Los sobrecostos de Reficar se pueden recuperar”.
En todo caso, frente a los señalamientos de Echeverry, advirtió que Ecopetrol es una sola empresa y que las decisiones no las tomó él solo, sino todo un grupo de personas de las juntas directivas de la petrolera estatal y de Reficar. “Tomamos las mejores decisiones. Todo está documentado y consistente y por eso es que Ecopetrol en marzo pasado pudo instaurar la demanda para reclamar US$2.000 millones. Todos hicimos el mejor esfuerzo y respondemos porque tomamos decisiones responsables. No era fácil y había que tomar unos riesgos si queríamos sacar adelante un proyecto de país que hoy está funcionando y que es la mejor refinería de América Latina”, enfatizó.
Además, reveló que si bien la obra estaba presupuestada inicialmente en US$ 3.993 millones, “a ese precio nunca la iban a hacer. Compárenla con refinerías internacionales y se darán cuenta”. Esto, reconociendo que si bien hay sobrecostos, habrá que ver en detalle cada peso aprobado para cuantificar lo que derrochó la empresa norteamericana.
Y ante la pregunta reiterada, de por qué no le terminaron el contrato a la empresa cuando se dieron cuenta de las irregularidades, mencionó que se hizo hasta lo imposible reuniéndose con los directivos para llegar a acuerdos y que incluso en enero de 2013 contrataron un estudio para retirar al contratista. “Tocamos puertas de varios desarrolladores de refinerías para que asumieran el proyecto que traía CB&I, pero por el riesgo que veían no quisieron”.
Por eso, reitera que en marzo de 2013 contrataron abogados y asesores internacionales para preparar la artillería jurídica, recoger documentos y pruebas, que son los que hoy le sirven a Ecopetrol para reclamarle a la empresa los sobrecostos en la modernización de una refinería que la Contraloría ha dicho costó más que la construcción del Canal de Panamá.