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Oportunidades para salir de una crisis financiera

Fundación Liborio Mejía realizó en Bogotá el II Congreso Nacional en Insolvencia Económica.

María Mercedes García Perdomo* / Especial para El Espectador
30 de octubre de 2016 - 04:03 a. m.
Oportunidades para salir de una crisis financiera

El amor y la tranquilidad de José Bismark y su esposa Mónica no se han quebrantado, a pesar de las dos crisis económicas que enfrentaron. Aun cuando los fracasos económicos generalmente significan reveses emocionales, laborales y de salud, esta pareja no ha permitido que lo económico deteriore las otras esferas de sus vidas. Mónica explica que esto se debe a que “han aprendido a soltar; no se puede echar para atrás, ni echarse la culpa el uno a otro; eso no ayuda a resolver las cosas”.

José, de 56 años y su esposa de 52, explican que “lamentablemente en Colombia uno tiene que demostrarles a los bancos que no necesita el dinero. Por eso uno debe acudir a prestamistas particulares que le dan dinero al 10% de interés mensual y que lo que buscan es quedarse con los bienes”.

La pareja tuvo su primera quiebra hace 10 años, cuando debido a un mal negocio, le quedaron debiendo al sector financiero. Para salir adelante, hipotecaron sus dos casas, con el fin de conseguir capital de trabajo a través de prestamistas particulares. Pero estos negocios tampoco funcionaron. Además de estas deudas, empezaron a incumplir el pago de los impuestos de las viviendas y del vehículo. Para salir de esta situación también contrataron abogados a los que tampoco pudieron pagarles. Cuando se dieron cuenta, entre los dos debían 370 millones de pesos, y eran deudores solidarios el uno del otro. Analizando todas las posibilidades para salir de esta crisis, muchas personas les sugirieron tomar medidas ilegales como realizar autoembargos o ventas ficticias. José cuenta que “todos los días tenían el temor, el estrés, los juzgados, el problema de los hijos, conseguir la plata para la universidad, pagar los abogados, y conseguir para el día a día”. José empezó a buscar soluciones, hasta que encontró en internet información sobre el régimen de insolvencia económica de persona natural no comerciante, una herramienta legal que le permitía renegociar las deudas con todos sus acreedores.

Él y Mónica acudieron a la Fundación Liborio Mejía en Barranquilla, y allí tuvieron un espacio neutral para sentarse con todos sus acreedores, tanto del sector financiero como prestamistas particulares, y negociar, con el apoyo de un abogado conciliador, experto en insolvencia. Gracias a este proceso “logramos manejar la situación. La idea no es dejar de pagar, sino pagar de poquitos, porque nos ahogan los intereses. Ahora tenemos un respiro”, explica José, quien hoy en día tiene unos ingresos variables que dependen de las comisiones que gana como asesor. De estos ingresos y del arriendo que reciben de la casa de Chía dependen sus 3 hijos, su esposa y su mamá.

A pesar de que la Ley 1564 de 2012 establece que cuando una persona se declara en insolvencia, se suspenden los procesos ejecutivos en su contra, una juez ordenó el remate de una de sus casas. Mónica cuenta que perdieron la casa y lo extraño es que al remate solo fue una persona amiga de la prestamista. “La deuda inicial era de 110 millones de pesos. Con los intereses aumentó a 233 en casi dos años. De esto pagamos 58. La casa tenía un avaluó de 370 millones y la remataron por 210, más impuestos, administración, servicios”.

En el proceso de insolvencia de José se llegó a un acuerdo, y quedó con una cuota mensual de 800 mil pesos, con lo que pagará en cinco años las deudas a todos sus acreedores, empezando por las deudas con el Estado, es decir, los impuestos. El proceso de Mónica todavía está en trámite; se remitió a un juez, porque uno de los acreedores presentó una objeción por el valor de la deuda. En el juzgado puede tardar más de un año para que se resuelva la objeción y continúe la negociación.

Al preguntarles qué consejo les dan a otras personas para que no lleguen a la situación que ellos enfrentaron, explican: “es importante apartar los negocios de los bienes del hogar. Uno es bruto al hacer negocios y respaldar sus sueños con los bienes de la familia. Una casa, un carro y los muebles deben ser un patrimonio inembargable, porque es lo que le da seguridad a la familia”.

“El segundo consejo es actuar dentro de los términos legales para que no se pierdan los bienes, como nos pasó a nosotros. Con la insolvencia encontramos una solución porque nos permitía no perder los bienes y negociar las deudas, dentro de los términos legales. El proceso ha sido fácil, económico y rápido”.

Mónica y José reconocen que al principio las cosas no fueron fáciles. “Esto ha sido un proceso de 7 años que nos ha servido para aprender que unidos en el amor, seguimos adelante. Cuando morimos no nos llevamos nada. Nos preocupaban mucho los hijos, pero ellos vienen a través de nosotros, y deben hacer su propia vida. Dios provee, y uno lo cree o no lo cree. Es tener la tranquilidad, la certeza de que nuestros hijos estarán bien”. José concluye: “A mí esto no me da vergüenza. Yo he conseguido las cosas con mi trabajo. Queremos pagar porque sabemos que debemos. No añoro la plata del pasado, porque ya la tuvimos. Ahora estamos tranquilos viviendo el presente”.

El II Congreso Nacional En Insolvencia Económica De Persona Natural No Comerciante

La insolvencia económica de persona natural no  comerciante permite la negociación de deudas, la convalidación de acuerdos privados y la liquidación patrimonial  cuando los deudores tienen obligaciones incumplidas por al menos 90 días con dos o más acreedores. A pesar de su importancia, aún existe un alto nivel de desconocimiento sobre esta figura.

Por esta razón, la Fundación Liborio Mejía, con el apoyo del Ministerio de Justicia y del Derecho, organizó el II Congreso Nacional de Insolvencia Económica de Persona Natural no Comerciante y el I Encuentro Nacional de Operadores de Insolvencia, Notarías, Jueces Municipales y Centros de Conciliación autorizados para Operaciones de Insolvencia, que se realizó el 27 y 28 de octubre de 2016 en la ciudad de Bogotá.

El objetivo fue fortalecer el compromiso de los diferentes actores en la implementación de este régimen, aclarar los temas de discusión y estandarizar los procedimientos, conceptos y conocimiento en general, para que más ciudadanos puedan acceder a esta herramienta legal que permite a los deudores recomenzar su vida financiera.

El evento tuvo lugar en el Centro de Convenciones de la Universidad Católica. Contó con 11 conferencistas nacionales e internacionales. Uno de los principales invitados fue Andrés Pennycook Castro, Superintendente de Insolvencia y Reemprendimiento de Chile.

Según los registros del Sistema de Información SICAAC del Ministerio de Justicia y del Derecho, desde el 2013 se han reportado 914 casos en todo el territorio nacional, de los cuales, en el 2016, el 42% ha llegado a un acuerdo y el 24,9% no ha llegado a acuerdo. El 33% restante se encuentra en trámite de objeción o han sido retirados los procesos.

Desde el 2014, la Fundación Liborio Mejía ha llevado a cabo 120 casos sólo en Barranquilla. El 38% de estos casos ha logrado un acuerdo de pago, el 28% se ha ido a liquidación patrimonial, el 8% tienen objeciones activas, en el 12% los deudores han desistido del proceso y el 13% de los procesos se encuentran actualmente en trámite. El 61% de los procesos ha sido presentados por hombres y el 39% por mujeres.

Para Óscar Marín Martínez, uno de los promotores de la figura a nivel nacional y fundador de la Fundación Liborio Mejía,  aunque muchas personas cumplen los requisitos para adelantar el proceso, desconocen el régimen o no encuentran un lugar dónde llevarlo a cabo. “Si bien las notarías y algunos centros de conciliación están avalados para adelantar los trámites, cobran tarifas plenas que no están al alcance de los deudores. Por eso, buscamos que más deudores conozcan la figura y accedan a ella para que realmente represente una alternativa importante en la vida de muchos colombianos, permitiendo a la vez la descongestión judicial y la resolución pacífica de conflictos”.

 

*Periodista y directora Fundación Liborio Mejía
www.fundacionlm.org

Por María Mercedes García Perdomo* / Especial para El Espectador

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